CATALUÑA

Diada en plena guerra civil del separatismo: el Govern intenta blindar a Aragonés de los abucheos

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Pere Aragonés, presidente de la Generalitat (Foto: Europa Press).
Joan Guirado

Las aguas bajan revueltas en Cataluña. A pocos días para que se celebre la Diada, el domingo 11 de septiembre, la preocupación en el entorno del presidente Pere Aragonés es máxima. Presidencia ha encargado a los Mossos “un blindaje especial” de los actos institucionales, sobretodo del de la ofrenda floral a Rafael de Casanova por la mañana, para alejar lo más posible las críticas hacia el presidente catalán. Unos abucheos promovidos por la ANC e incluso por el sector más radical de JXCat, sus socios en el Govern, con la suspendida expresidenta del Parlament Laura Borràs a la cabeza.

La voluntad del gabinete de Aragonés es movilizar a todos los recursos disponibles, tanto del área de escoltas como de seguridad ciudadana y BRIMO, para “garantizar el correcto desarrollo” de la Diada, aumentando el número de efectivos que protejan al president y que impidan a los críticos acercarse a él. Una de las primeras decisiones que adoptó al llegar al Palau de la Generalitat, tal como avanzó OKDIARIO en su día, fue desmantelar el Área de Seguridad Institucional. Una suerte de política patriótica elegida a dedo por su antecesor Quim Torra y cuyo objetivo era el de blindar aún más la figura del presidente en su día a día.

Manifestación

La semana pasada Aragonés ya confirmó que por primera vez, en una decisión que molestó mucho a las entidades separatistas, no acudiría a la manifestación de la ANC que se celebra cada año. Sí estarán presentes consejeros de su gobierno, los de JXCat seguro, pero en duda si lo estarán los de ERC. El president considera que, con el argumentario utilizado por los organizadores, la marcha va a protestar contra su propio gobierno y no contra el Estado, y no quiere recibir una pitada monumental. Algo que podría ocurrir igualmente en los otros actos institucionales que se celebran ese día y a los que sí acudirá tal como establece el protocolo, desde la ofrenda floral hasta el acto en las columnas de Puig y Cadafalch, además de una protesta organizada por Òmnium -más cercanos a ERC-.

Y es que a la gran grieta existente entre los dos principales partidos independentistas, ERC y JXCat, con un futuro cada vez más incierto, se le suma ahora también el divorcio con la sociedad civil a la que durante mucho tiempo han utilizado en favor de sus intereses. El hartazgo con las promesas incumplidas, como la de hacer la independencia en 18 meses, y los pactos de ERC con el PSOE, han provocado que el enemigo para el separatismo más radical ya no sea el Estado si no su propio president.

El aval de Esquerra a la suspensión de Laura Borràs como presidenta del Parlament, tal como establece el reglamento de la Cámara catalana en aquellos casos en los un diputado vaya a ser juzgado, no ha hecho más que ampliar las grietas entre el separatismo más moderado -representado en la actualidad por ERC y Òmnium- y el más radical -que lideran Junts y la ANC-. Una situación que en el entorno de Aragonés consideran “cada vez más insostenible” y que en privado la mayoría coinciden en qué acabará con una ruptura del acuerdo de coalición. Junts se ha dado hasta finales de septiembre para decidir su futuro.

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