OPINIÓN

La derecha prohíbe el burka en Portugal

La derecha prohíbe el burka en Portugal
  • Pedro Fernández Barbadillo
  • Columnista de Internacional. En la editorial Homo Legens ha publicado 'Eternamente Franco' y 'Los césares del imperio americano'. Su último libro es 'Eso no estaba en mi libro de historia del Imperio español' (Almuzara).

Los españoles no solemos mirar al cercano y pequeño Portugal, porque tenemos los ojos clavados en París, Londres, Nueva York, Gaza o cualquier otro lugar. Y en Portugal están pasando acontecimientos que no deberíamos perdernos, como la colaboración entre la derecha liberal y la identitaria en el asunto que más preocupa a las sociedades occidentales, como es el de la inmigración.

El primer ministro, Luis Montenegro, del Partido Socialdemócrata, vinculado al PP español, gobierna porque, después de las elecciones parlamentarias de mayo pasado, su programa de investidura lo respaldó Chega, partido asociado a Vox en el grupo Patriotas del Parlamento Europeo.

En los meses siguientes, el Gobierno y la Asamblea han puesto en marcha varias iniciativas acordadas por el PSD, Chega y el resto de los partidos a la derecha de los socialistas, que han caído a la tercera posición.

Por ejemplo, en agosto empezó a funcionar la nueva Policía para Extranjeros, cuyos miembros están autorizados dar el alto a personas en la vía pública, exigir documentos y permisos de residencia y, en caso de no mostrárseles, detener a esas personas y deportarlas a su país de origen en un plazo máximo de veinte días. Y en octubre entró en vigor una reforma de la ley de extranjería que limita la reagrupación familiar y obliga a quienes quieran establecerse en el país de manera permanente el conocimiento del idioma y el respeto a las leyes y la cultura lusas.

Ahora, se está tramitando un proyecto de ley en la Asamblea presentado por Chega que quiere prohibir el uso, en espacios públicos, de prendas destinadas a ocultar o dificultar la exhibición del rostro, y castigar a los infractores con multas de hasta 4.000 euros. Durante el debate, André Ventura, el presidente y fundador de Chega, declaró que “una mujer obligada a usar burka o una mujer que, por su cultura, ha sido obligada a usarlo, ha dejado de ser una mujer libre e independiente y ha pasado a ser un objeto”. Montenegro, de viaje en Eslovenia, afirmó que él habría votado a favor y que la libertad de uno concluye ante la seguridad de los demás.

Como es habitual, los representantes de la izquierda y de la comunidad musulmana coinciden en su oposición: esto no es un problema, porque afecta a muy poca gente y sólo se trata de “islamofobia”. El gran imán de Lisboa calcula que las mujeres que emplean el burka y el niqab en Portugal son menos de cien y pide que se respete a las mujeres que deciden llevarlos.

Ventura replicó con varios de esos comentarios sarcásticos que le han convertido en un personaje muy popular. “¿Dónde están las valientes feministas que defienden a las mujeres obligadas a usar burka? Como siempre, en completo silencio y en el lado equivocado de la historia”. También invitó a quienes no estén de acuerdo con la prohibición del burka y del niqab, sean hombres o mujeres, a marcharse de Portugal a Marruecos, Pakistán o Arabia Saudí, donde podrán usar esas prendas sin problemas.

En la votación, el proyecto recibió 160 votos a favor de 230 diputados, mientras que los socialistas, los comunistas y los ecologistas votaron en contra. A partir de ahora, el texto pasa a una comisión, que lo revisará, y, luego, al presidente de la república, Marcelo Rebelo de Sousa, que puede promulgarlo o remitirlo al Tribunal Constitucional para una consulta.

El primer país europeo que legisló contra las que se definen “cárceles de tela para las mujeres” fue Francia, en 2010. Luego se añadieron Austria, Bélgica, Dinamarca y Suiza. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha confirmado estas prohibiciones en varias sentencias. Y varios países de mayoría musulmana, como Turquía y Túnez, también prohíben las prendas que cubren completamente la cara.

Este mes de octubre, unos diputados de Fratelli d’Italia, el partido de la primera ministra Giorgia Meloni, han presentado un proyecto de ley similar en la Cámara de Diputados, con el añadido del requisito de transparencia financiera de las entidades musulmanas.

En cambio, al conservador británico Robert Jenrick, que desempeña el cargo de ministro de Interior en la sombra, algunos laboristas le han calificado como “anti-británico” por decir que él prohibiría el burka.

España cada vez más es una excepción en una Europa que considera que el islam representa un riesgo para la identidad y la seguridad de los pueblos. Aunque no será por mucho tiempo. El PSOE es la cueva de Alí Babá, pero no los Pirineos.

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