Convertir a los niños en borregos votantes de izquierda

Convertir a los niños en borregos votantes de izquierda

– Juanito, ¿cuánto es siete por cuatro? – Señorite, no me estreses, que hoy me siento entre transexual y “queer”. – Muy bien, Juanito, te pondré un 10 a ti, a tode tu equipe y mí misme por el, la y le fenomenal trabajo que estamos haciendo todas, todos y todes juntes.

Tus hijos terminarán primaria sin saber multiplicar, hechos unos completos ignorantes, dudando entre si son hombres, mujeres o ceniceros, habiendo probado a comerse los morros con sus compañeras, sus amigos, el perro de su vecino y un señor mayor de Murcia que han puesto de refuerzo en sus colegios, hechos un tremendo lío sobre lo que son; pero convertidos en borregos votantes de la extrema izquierda, convencidos del cambio climático, feministas reivindicativos y antifascistas activos y pasivos. Un desastre absoluto. Este es el futuro que nos espera, una vez que sea aprobada la impresentable reforma de la ley de educación que Sánchez ha pactado con sus socios de Gobierno y cuyos currículos han sido enviados como borrador a las Comunidades Autónomas.

Las matemáticas tendrán un enfoque «socioemocional» y con «perspectiva de género» para «erradicar ideas preconcebidas con el género» con el fin de «fomentar el bienestar del alumno». Se promoverá el «descubrimiento personal de la sexualidad» en los bebés y los «juegos exploratorios estimulantes» para los niños de 0 a 6 años. La nueva asignatura de Valores Cívicos y Éticos, que se impartirá en Primaria, instruirá sobre identidad de género a niños de menos de 12 años. Abordará la educación de las emociones, es decir, «la actitud afectiva adecuada con respecto a los valores y problemas éticos, cívicos y ecosociales que nos plantea nuestro tiempo», adoctrinará sobre Desarrollo Sostenible y Ética Ambiental y se fomentará el desarrollo de «una actitud contraria a la violencia, a los prejuicios de cualquier tipo y a los estereotipos sexistas».

El artículo 27.3 de nuestra Constitución garantiza “el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” como un derecho fundamental, pero contra estos nuevos currículos socialcomunistas ni siquiera servirá el “pin parental” que propone VOX. Los maestros transmitirán a nuestros hijos el odio a la libertad y al capitalismo, así como toda la ideología de extrema izquierda, en todas las asignaturas. Las ciencias naturales serán neoecologistas y convencerán del cambio climático, la educación física se practicará desde una perspectiva neofeminista, en matemáticas se enseñará ideología de género y en lengua aprenderán multiculturalidad. No se trata de charlas extraescolares a las que los padres podrían llegar a negarse a que asistan sus hijos, ni tampoco son asignaturas concretas de valores que podríamos rechazar, como hicimos con la Educación para la Ciudadanía de Zapatero. El adoctrinamiento lo impregnará todo.

Una educación pública de calidad, junto con un sistema de becas que premie el esfuerzo, ha constituido tradicionalmente el mejor ascensor social que permitía a los hijos de familias humildes, competir en igualdad de condiciones e incluso llegar a superar a los hijos de las familias acomodadas que podían pagarse la mejor educación privada. Los hijos de Pablo Iglesias e Irene Montero podrán permitirse estudiar en el extranjero y cuando tengan edad de trabajar, competirán por los mejores empleos con los hijos de los votantes de Podemos, que no habrán aprendido a multiplicar, pero a los que se les habrá adoctrinado desde niños para que sigan votando a la extrema izquierda. Si los españoles permitimos que metan sus sucias manos en nuestros hijos de una forma tan desvergonzada, nos mereceremos todos los males que vendrán después.

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