La Constitución que defiende el Rey
Dice el Rey que él defiende la Constitución. Lo menciona después de ser recibido en Barcelona entre abucheos, pitidos y al ritmo del himno republicano de Riego. Me pregunto qué Constitución defiende Felipe. Más bien, debería haber dicho que él defiende una parte de aquélla, esa en la que se blinda a la corona y a la unidad sacrosanta de España. Porque la Constitución que defiende los derechos de la población me temo que no se la ha leído, y si lo ha hecho, se le ha olvidado. O eso, o directamente nos toma por tontos a los millones de ciudadanos que somos los que conformamos eso que en ese texto se llama «soberanía». Sí, porque resulta que la soberanía reside en el pueblo, eso dice la Constitución.
Si defendemos la Carta Magna, quizás debería plantearse que no encaja bien eso de decir que aquí manda el pueblo, que vivimos en una democracia, pero que el jefe de Estado lo es por obra y gracia de… sus genes. Sí, es cierto que el Congreso lo respalda, claro. Pero si nos ponemos a hablar de legitimidad, cosa fundamental en cualquier sistema que se quiere denominar democrático, la cosa cambia.
Felipe se nos ha colado legalmente en base a esa Constitución. Es normal que la defienda. Lo que chirría es que en el mismo documento se defiende la libertad de expresión como derecho fundamental. Y no he oído al monarca decir absolutamente nada al respecto de lo que está sucediendo en su país: sobre todo a tenor de los acontecimientos recientes. Porque se ha condenado a prisión a un cantante precisamente crítico con la monarquía —otra cosa será si compartimos o no la manera de decir las cosas—. Se ha eliminado una obra en una feria internacional de arte. Se condena a personas que escriben en Twitter mensajes más o menos desafortunados. Y Su Majestad no se ha pronunciado al respecto.
¿Se ha pronunciado Felipe sobre los desahucios? Es que en la Constitución también se habla del derecho a la vivienda digna. ¿Y la libertad ideológica? Porque le vi muy tenso el 3 de octubre respaldando las cargas policiales contra personas pacíficas que estaban, en definitiva, expresando su opinión. Sinceramente pienso que ya pasó el tiempo de monarquías, de reyes y princesas. Si este país quiere avanzar y llamarse «democracia» debería replantearse seriamente el hecho fundamental de que todos sus representantes sean refrendados por la sociedad a la que dicen representar. Y de paso, puestos a defender nuestra Constitución, que se la lean bien y que se preocupen de cumplirla: principalmente la que afecta a millones de personas que somos, en definitiva, las que con nuestros impuestos le aseguramos a este señor y a su familia una vida que está muy por encima de un país sumido en injusticia y en la pobreza.