La Constitución como eje del discurso del Rey
El Rey Felipe lo expresó con mucha claridad nada más comenzar su tradicional mensaje navideño: en este final de año 2023 en el que se ha conmemorado el 45 aniversario de la Constitución, a la que definió como el mejor ejemplo de la unión y convivencia entre españoles, él deseaba centrarse en algunos aspectos importantes de la Carta Magna. Con una única foto de fondo de las palabras del monarca, estaba colocada de forma estratégica una imagen muy reciente de un acto de enorme calado institucional y gran repercusión mediática, la de la heredera de la Corona jurando la Constitución. Recoge el momento en el que la princesa de Asturias acata la ley suprema ante los representantes de la soberanía nacional, es decir, los diputados y senadores elegidos en la última convocatoria electoral del pasado mes de julio.
De los casi quince minutos que duró el mensaje, más de doce estuvieron dedicados a hacer un detallado y convincente repaso de la Carta Magna que sonó a llamamiento a respetar el conjunto de leyes que fueron votadas hace casi medio siglo y cuya vigencia tras ese tiempo es absoluta. El tono de don Felipe en su décimo discurso navideño desde que fue proclamado Rey fue contundente y firme al asegurar que «fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles, no hay libertades sino imposición, no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución, no hay una España en paz y libertad».
También recordó que en la ley de leyes están contenidos los valores que rigen toda convivencia democrática: la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Y, por supuesto, no dejó de mencionar que «la Constitución ha sido el mayor éxito político de nuestra reciente historia y supuso la culminación de un proceso que mereció una admiración y un reconocimiento internacional extraordinarios». El actual Jefe del Estado hizo un llamamiento para evitar que el germen de la discordia se instale entre nosotros ya que es un deber moral que tenemos todos. Porque no nos lo podemos permitir.
Está claro que el Rey Felipe ha decidido en este décimo aniversario de su reinado, un tiempo en el que ha tenido que afrontar tantas dificultades que nunca imaginó cuando era el heredero de la Corona de España, no dejar pasar más tiempo antes de llamar la atención a los grupos políticos que cada dos por tres atacan estos 45 años de la Carta Magna y tachan ese tiempo de régimen del 78, con desprecio absoluto a la estabilidad y paz instauradas tras su aprobación mayoritaria por los ciudadanos españoles. De ahí que el monarca haya decidido advertir, con mucha firmeza y convicción, de los riesgos enormes que supondría el anular la Carta Magna y entregarse a aventuras que nos despojarían de esos beneficios de los que todos participamos. Reclamar que la Constitución del 78 está anticuada, que ya no sirve, o afirmar por parte de los que no la votaron, porque aun no habían nacido o no tenían edad para participar en el referéndum, que para ellos no es válida, es un gran disparate. Y para que no haya dudas respecto a la validez plena de nuestra ley de leyes, el Rey ha salido en su defensa, en un momento crucial en el que se cuestiona su utilidad y su imprescindibilidad.