El consenso en el CGPJ tuerce el plan de asalto al TC de Pedro Sánchez
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El consenso alcanzado en el Consejo General del Poder Judicial para elegir a los candidatos César Tolosa y María Luisa Segoviano como magistrados del Tribunal Constitucional deja a Pedro Sánchez sin argumentos para asaltar este último órgano constitucional. Es mas, si el presidente del Gobierno sigue adelante con su plan habrá evidenciado, todavía con más claridad, que no le preocupa tanto la reforma del TC como su obsesión por ocuparlo.
Se abre ahora la posibilidad de que Cándido Conde-Pumpido no sea designado presidente del máximo garante de la Carta Magna. Si esto ocurre, el jefe del Ejecutivo habrá sufrido una sonora derrota, porque su objetivo era colocar a toda costa al que fuera fiscal del Estado con el PSOE al frente de la institución. Y es que el nombramiento de María Luisa Segoviano ha pillado con el pie cambiado al Gobierno.Los vocales han elegido este martes por unanimidad en su segunda votación a los dos magistrados que les corresponde designar al Tribunal Constitucional. De esta manera, por fin, el CGPJ ha llegado a un acuerdo para nombrar a sus dos candidatos al Constitucional después de que el sector de izquierdas bloquease la renovación en el último Pleno.
La designación de María Luisa Segoviano frustra en buena parte el plan de asalto del Ejecutivo, pero, sobre todo, deja a Sánchez sin argumentos para reformar el Tribunal Constitucional a través de una proposición de ley de carácter urgente, el plan B que el jefe del Ejecutivo anunció después de que el TC suspendiera cautelarmente el fraude de ley diseñado por el Gobierno. Está por ver qué es es lo que ocurre a partir de ahora, pero parece obvio que el movimiento del Consejo General del Poder Judicial y su acuerdo de última hora debería llevar al presidente del Gobierno, si tuviera un ápice de dignidad, a renunciar a su plan. De no hacerlo en la UE aumentarían todavía más las sospechas de que Sánchez no buscaba desbloquear el TC, sino sencillamente controlarlo para imponer su voluntad y la de los golpistas catalanes.