La Complutense, el chollo de Begoña

Complutense Begoña

¿Quién dijo que no hay caso? ¿Quién se atreve a ningunear una investigación judicial , apoyada en datos y hechos concretos? Da igual quien los ofrezca, la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. Así funciona esto en el mundo libre.

Subrayar, además, que los datos periodísticos, por lo general, no se inventan. Y los que se inventan, si son graves y relevantes, acaban en los juzgados.

Vayamos a lo mollar. Begoña Gómez, cargó 129.000 euros al presupuestos de la Universidad Complutense de Madrid en concepto de comidas, viajes, publicidad y menudencias para su plataforma educativa (sic). Entonces, ¿no hay caso? En este periódico se ha tabulado con toda precisión bajo la firma de Luz Sela lo que el juez instructor investiga bajo un presunto delito de «apropiación indebida», es decir, quedarse con lo que no es suyo y, además, es del contribuyente. En este sentido, la información es muy precisa, porque todos los capítulos que suman una cifra considerable vienen con su correspondiente casilla.

Es sorprendente que el todavía rector de la universidad más grande de España (antes era prestigioso centro de educación superior, ahora hace años que no) no haya dimitido aún por compadreo con la imputada o simplemente por haber faltado a una responsabilidad in vigilando. Hay una cosa confirmada: el rector magnífico acudió solícito al despacho de la presidenta consorte en el palacio de la Moncloa, aunque luego se ha desdicho de otras afirmaciones realizadas al estallar el escándalo. Es la primera vez que recuerdan los anales que un señor rector acude al despacho de una ciudadana particular a la que tiene que cumplimentar y agradar por el simple hecho de que duerme con el jefe del Gobierno. ¿No hay caso en ambas direcciones?

Se me ocurre que como la carrera económica de doña Begoña ha sido exitosa de todo punto desde que su marido alcanzó la Presidencia del Gobierno, hace ya seis largos años, no tendrá problema alguno en devolver los casi ciento treinta mil euros que la UCM tuvo que desempolvar porque así lo pidió la damisela voluntariosa y avara.

Y encima tener que oír como contribuyentes lo que tenemos que oír en su defensa.

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