Ciudadanos no quiere chiringuitos
La lucha contra la violencia de género, sensibilizar sobre ese mal y ayudar a las mujeres, es una de las prioridades que nos caracterizan como sociedad moderna. Todos los fondos dedicados a avanzar por este camino es signo de un progreso que realmente nos dignifica a todos. Por ello, es muy de celebrar la medida anunciada por el partido de Albert Rivera, donde propone que el dinero público destinado a las asociaciones y federaciones deba servir realmente para dar apoyo psicológico y jurídico a las mujeres que sufren violencia de género, y no a intereses partidistas de corte radical.
Una propuesta como esta, lamentablemente, es urgente y necesaria. Ya tenemos sobradas pruebas de que el destino de las subvenciones que reciben las asociaciones feministas es muy reducido si hablamos de cobertura directa a las víctimas; apenas les llega el 9% de tales asignaciones. Entre 2014 y 2018 la inmensa mayoría de las ayudas de estos organismos, que alcanzaron la friolera de los 150 millones de euros, a una media de 30 millones por año, se destinaron a fomentar una burda instrumentalización urdida sobre la figura de las mujeres y de sus necesidades reales.
En torno a la causa de la violencia de género no puede prosperar la picaresca, menos aún la radicalización; pero estamos contemplando cómo unas pocas radicales vivían muy bien, muchas mujeres continuaban sufriendo violencia y opresión. Esto tiene que acabar. La atención a las víctimas debe ser la única prioridad. En este sentido, son muy de celebrar todas las medidas que fiscalicen, a través de preceptivos informes de evaluación, que los fondos destinados a programas cumplan unos criterios de eficiencia a la hora de ayudar a las mujeres para que, de este modo, verdaderamente reciban el apoyo y la asistencia que necesitan. Punto para Ciudadanos.