Castuza profesional
Podemos se hizo casta en cuanto llegó a las instituciones públicas. Casos como el de Gloria Elizo demuestran que el partido de la “gente”, la nueva política, se comporta con unos códigos tan rancios y viejos como el que más. Una realidad que han tratado de esconder tras un discurso de cartón piedra. Sin embargo, no hay mentira que sobreviva al paso del tiempo. Ahora el castillo de naipes que sustenta su hipocresía ideológica se desmorona pieza a pieza, derribado por casos como éste, las peleas internas o las purgas a los disidentes. Desde el primer congreso de Vistalagre en 2014, Pablo Iglesias ha definido el concepto ‘casta’ en repetidas ocasiones como “ese sector minoritario que disfruta de unas condiciones de privilegio, no se parecen a la gente normal…”. El secretario general lo convirtió en retruécano y leitmotiv de sus discursos. Sin saberlo entonces, estaba trazando el perfil público de la propia Elizo.
Privilegio, además de muy poca vergüenza, es cobrar 1.823,86 euros al mes como plus de desplazamiento cuando eres de Madrid y tienes una vivienda en propiedad desde el año 2000. Si Podemos fuera en realidad lo que pregona, Gloria Elizo debería renunciar a ese extra aunque sólo fuera por ética. En un país donde el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) es de 707,70 euros al mes, Elizo ingresa casi tres veces más sólo por un complemento al que no tiene derecho moral. Por si fuera poco, cobra un total de 8.541,97 euros por cuatro puestos parlamentarios. Prueba de que las teorías podemitas sobre la duplicidad de cargos son meras entelequias convertidas en recurrente bla, bla, bla de mítines y congresos varios. Elizo es una intocable de Pablo Iglesias, ya que dirige el Comité de Garantías. Ese órgano interno de índole inquisitorial que ejecuta las purgas contra los detractores del líder. Por lo tanto, Podemos vuelve a demostrar que es un partido donde los hechos desprecian a la teoría una y mil veces.