Los Bulos de la Moncloa
La factoría Iván Jode Redondo se ha puesto a toda mecha a montar artefactos en el búnker de Moncloa para desviar la atención de la negligente gestión del Gobierno en esta crisis sanitaria. Y lo ha hecho articulando dos mecanismos de defensa: extender la mancha de las trolas wasaperas de móvil a informaciones rigurosas de la prensa más incómoda y lanzar unos nuevos Pactos de la Moncloa o de «Reconstrucción», como le han llamado los rasputines sanchistas, que son en sí mismos un bulo como un demonio. Basta con escuchar los insultos que dedicó Lastra a Casado el pasado jueves en la tribuna del Congreso.
No teniendo suficiente con silenciar a los medios no afines durante semanas, cribando sus preguntas e impidiendo sus repreguntas, los socialcomunistas se han propuesto ahora enmerdar como nunca la labor del periodismo, tratando de sembrar la sospecha sobre noticias contrastadas que están destapando las miserias, las mentiras y la sinvergonzonería de este Gobierno censor. Buscan así poner en duda la veracidad de aquellas historias que desnudan la incompetencia del bipartito, intentando establecer una analogía macabra con esas paparruchadas dospuntocero que divierten a los más becerros durante este confinamiento.
«Blinda tus perfiles de las fake news», pregona estos días la troupe de Marlaska, el mismo que se inventó un informe policial del Orgullo contra Ciudadanos. ¡Válgame Dios!, Fernando. La mezquindad aquí parece no tener límite. Que Interior se ponga a desmentir la eficacia de «hacer gárgaras con agua salada para prevenir del coronavirus» es un cosa, pero extender la tinta del calamar sobre los titulares de piezas fundamentadas, objetivas, que retratan la inoperancia del Doctor Cum Fraude, es otra. Y precisamente a esta miserable ruleta están jugando socialistas, podemitas y su claque mediática y tuitera.
En cambio, de los embustes de este Gobierno, nadie se hace responsable. El propio Sánchez sacaba pecho el otro día en la tribuna, como jabato descamisao, de que un estudio de Oxford nos situaba con «la puntuación más alta de entre los países occidentales en cuanto al rigor en la respuesta a la pandemia». Una falacia ciclópea, señor presidente. Porque hasta ocho Estados nos superan. Y lo mismo con que su gabinete fue el primero «en tomar medidas de confinamiento en Occidente, con 120 víctimas», cuando Italia ya lo había hecho. Por no hablar de la canciller Laya en Sky News convertida en ministra coreana y hablando de test masivos en España. Y de este Ejecutivo embaucador, ¿quién nos protege? Como dijo Valeri Legásov tras el accidente de Chernóbil, «cada mentira es una deuda con la verdad, que tarde o temprano hay que pagar».