Bueno para España
El acuerdo de libre comercio que negocian la Unión Europa y Estados Unidos (el TTIP) va a sentar las bases de una nueva era en las relaciones entre ambos continentes. En contra de lo que afirman los críticos, el tratado beneficiará a las grandes y pequeñas empresas así como a todos los consumidores a ambos lados del Atlántico, que tendrán acceso a una mayor oferta de productos al derribarse las barreras burocráticas.
El secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, está haciendo un enorme esfuerzo por hacer llegar a la población todos los beneficios de este acuerdo, que acabará con los aranceles, simplificará los controles de aduanas, armonizará las certificaciones y etiquetados, protegerá los productos españoles con denominación de origen (incluidos el aceite y el vino) y facilitará la participación de las pymes en el comercio transatlántico. En contra de lo que se suele afirmar, las grandes beneficiadas del acuerdo serán precisamente las pequeñas y medianas empresas, que no disponen del músculo financiero para poder saltar todos los obstáculos que se encuentran a la hora de desembarcar en Estados Unidos.
Los que se oponen al TTIP se dividen en dos grupos. El primero de ellos lo conforman los partidos políticos que no confían en el mercado y que prefieren una economía asistida en la que el Estado es el que ordena, orienta y privilegia a determinadas empresas y sectores, realizando una planificación que sólo genera corrupción y miseria. En este grupo se encuentran los anticapitalistas de IU, los nacionalistas, Podemos y hasta el PSOE, que está poniendo todas las trabas posibles al tratado. El otro colectivo que critica el TTIP es el que conforman las empresas poco competitivas, que temen perder cuota de mercado con la apertura de las fronteras a las empresas estadounidenses. Estás compañías olvidan que son los consumidores los que mandan y los que deciden si un producto o servicio es atractivo y tiene una relación calidad-precio adecuada. Son empresas que han estado tanto tiempo viviendo de la protección burocrática que han olvidado las reglas básicas del comercio.
Los datos son claros. EEUU es el primer mercado de exportación de las empresas españolas fuera de la UE, con unos flujos comerciales anuales de 21.000 millones de euros. Uno de cada ocho euros de inversión española en el mundo está en el país norteamericano. Y todo ello a pesar de las barreras que existen en la actualidad, por lo que cuando se derriben el potencial de crecimiento de este mercado será enorme. España podrá beneficiarse así de sus lazos históricos, económicos y lingüísticos con el continente americano, potenciando su propia posición geográfica, ya que tres de los diez puertos comerciales europeos más importantes están en nuestro país (Valencia, Algeciras y Barcelona). España, por tanto, reforzará su posición como uno de los puntos fundamentales de entrada para el comercio entre ambos continentes una vez que se apruebe el TTIP.