El beso de Judas
Según Vox (un portavoz, que no Abascal) lo que tienen que hacer Casado y Sánchez es propinarse un besazo. Al estilo -pienso- de aquel morrazo que se atizaron los líderes comunistas de antaño, el alemán oriental Honecker y el dictador soviético Leónidas Brezhnev, que era el que en los carteles ponía más entusiasmo a la cosa dado el emocionante cierre de ojos con el que calzaba el ósculo. Ahora a Vox se le ha ocurrido que los jefes del PP y del PP respectivamente se hociquen, dado el cariño que han mostrado uno y otro deseándose mucha salud y mejor 2022. Por ser directo, la idea, tan chusca, tan de combate de boxeo amañado es una estupidez de libro. Los bien pagados asesores de Abascal deberían ser más ocurrentes. En sus propuestas, cada vez más, el fundador de la Internacional de Derecha Radical junto con Bolsonaro, se parece a Sánchez cuando repetía como un lorito las bobadas del gurucillo Redondo. Vox, según reconoce alguno de sus voceros más largones, no hace otra cosa que arrimar el ascua a su sardina, convencido, como está, de que con puerilidades de este jaez no deja de pescar en la bolsa de los desencantados del Partido Popular.
Vox y Abascal, el jefe, ya se ve que poseen -ellos piensan así- una cierta agudeza, y dictan lo primero que se les viene al magín, porque memoria, lo que se dice memoria, no tienen demasiada. Les ayudo a refrescarla: ¿Quién votó a favor de que Sánchez haga con los fondos europeos, todavía en almoneda, lo que le salga del pito? ¿Salió entonces algún político o algún periodista burlón, que de todo hay, animando a Sánchez, y a Abascal a besarse festivamente a cuenta de su acuerdo con los fondos? Los dineros de la Unión, que son como el verano en Alaska, nunca terminan de llegar. Nadie les dijo entonces a Abascal, Espinosa, al boina verde Ortega Smith que, arre, estrujaran la faz con el susodicho felón contentos por otorgarle el monopolio del reparto de la pasta europea a Sánchez. Algo como atribuir al bandolero El Tempranillo la capacidad para dar y tomar los bienes que robaba a los ricos. Contagiada Olona, sin duda la diputada o diputado más brillante de este verde partido, también se ha echado al monte de las ideas peregrinas; pretende que a estas fechas nos bajemos hasta Granada para festejar con los Reyes Católicos la paliza al pesadísimo Boabdil.
Para Abascal, el desaparecido Casado, su amigo de las Juventudes Populares, es el Boabdil de la situación, un tipo que se ha entregado por un par de tuits de buena educación a la voracidad del mentiroso Sánchez, que sabe Dios si realmente le desea buena salud a su principal enemigo político. Y escribo enemigo y no rival porque así es como consideran esta clase de socialistas, cómplices del comunismo más estalinista, a cualquiera que no comulgue con su plan de destrozar España y convertir a este país en una sucursal de la Venezuela del criminal Maduro. Estulticias aparte, Vox es ahora mismo -y esto no es una opinión sino una constancia- la muleta que utiliza el okupante de La Moncloa, Sánchez I ‘El Felón’, para lidiar y a ser posible matar con el estoque de las primeras elecciones (13 de febrero, Castilla y León) la alternativa de centroderecha del PP. No ahorra pases de castigo en esta faena; ahora está ensayando el latazo de la España Vaciada, un descubrimiento aprovechón porque, vamos a ver: ¿Cuándo han sido Soria o Teruel unas provincias atiborradas de personal como si fueran Nueva York? ¿Ahora nos hemos caído de ese guindo?
Los medios afectos, que es como se denominaba en el tardofranquismo a los periódicos adictos al Régimen, se hacen cruces a diario con lo mal que nos hemos portado los urbanitas con las provincias despobladas que, como España entera conoce, siempre han sido, ¡válgame Dios! centros de propulsión y progreso. Ahora, los fontaneros de Sánchez, casi mil quinientos enchufados pagados con nuestros impuestos, han decidido que infectar la Prensa, Radio y Televisión del Movimiento Social-Comunista, le viene de pena al Partido Popular. Y eso por dos razones; la primera porque por ejemplo en Castilla y León son los pueblos donde Vox tienen la mayor parte de votantes. La segunda, porque frente a la prodigalidad en subvenciones y arrumacos falaces (¿dónde están las promesas de La Palma?) con que Sánchez dice regar estas pequeñas villas y aldeítas, está un PP que sólo se ocupa de pegarse en los lomos de la Comunidad de Madrid. A Vox, festejado más que Podemos en el citado conglomerado mediático, esto de largar leña al PP, le viene de miedo. Como unos tacones a una adolescente. Bueno, a la que no considere que dicho adminículo es un atentado al feminismo de pancarta.
Vox además sabe que cuanto más grande sea la radicalidad de la coyunda infame que nos rodea, más favorecen a sus intereses los besos de Judas fantásticamente publicitados. Aunque sea a costa de extremar también sus proclamas y sus ideas parvularias. Pero ya se empieza a tener un cierto temor a criticar a Vox no vaya a ser que… Ustedes ya me entienden. Vox -está en su programa y en sus discursos- no ha venido a complementar al PP; está aquí para poder mandarle a las tinieblas exteriores. Quien desee de verdad enviar a Sánchez a freír espárragos en unas elecciones tendrá que tener en cuenta este apotegma. Los besos, incluso el del traidor de Judas, están para algo.
Temas:
- Pablo Casado
- Pedro Sánchez
- VOX