El Barça, cómplice necesario del ‘procés’

El Barça, cómplice necesario del ‘procés’

En la reciente presentación de la nueva camiseta del Barça, ese engendro basado “en el famoso diseño del distrito del Eixample”, pero que no es más que una mala copia de la ya clásica camiseta arlequinada del Sabadell, o la del RCD Espanyol en el año de su centenario, hay un detalle que parece casual, pero que viendo la trayectoria política culé tal vez no lo sea tanto.

En el pecho hay una ‘senyera’, y justo debajo, rodeándola, hay un cuadro de color azul. Es lo más parecido a una bandera ‘estelada’ sin serlo. Que es justo lo que ha hecho el Barça con el ‘procés’ en los últimos años. El club culé formalmente no es separatista, pero sin el apoyo que ha prestado a la causa independentista ésta no habría llegado tan lejos.

Tampoco tiene como bandera oficial la ‘estelada’ pero ha permitido, promovido y defendido su uso por parte de sus socios, tanto en el Camp Nou como en otros estadios. Basta con recordar la apasionada defensa que su Junta Directiva hizo del “derecho” a lucirla en las finales de la Copa del Rey en la que parte de sus socios pitaban el Himno Nacional. Los dirigentes culés no defendieron con la misma pasión, por no decir que no lo hicieron en absoluto, a los millones de culés ofendidos por los insultos al Rey. Ser barcelonista y no separatista no solo representa ser masoquista; además condena a que tu club te considere un seguidor de segunda.

El Barça presume de club “transversal” que representa al “catalanismo”, pero en los partidos de Champions han abundado las pancartas pidiendo la libertad de los “presos políticos” mientras la seguridad del club miraba hacia otro lado. La Junta Directiva culé ha prestado a la ANC y a Òmnium un escaparate internacional de primer orden para su propaganda. Y no hay manera que en su estadio se dispute un partido de la selección nacional. Pero los grandes “conciertos por la libertad”, y por “libertad” los secesionistas entienden “vamos a librarnos de España”, se celebran en el Camp Nou entre muestras de entusiasmo por parte de sus dirigentes.

Uno de los grandes iconos del Barça, Pep Guardiola, también lo es y, no por casualidad, del separatismo más radical. En los últimos años ha hecho apología de la secesión en el extranjero, y ha acusado a España de ser un país semidictatorial que encarcela a “presos políticos”, aprovechando su notoriedad como entrenador del Bayern y del Manchester City.

Recordemos como en el 2011, cuando Guardiola entrenaba al Barça, ya dijo en un discurso en la cámara autonómica catalana que «si nos levantamos bien pronto, no hay reproches, no hay excusas, si nos ponemos a currar, somos un país imparable». El “levantarse pronto” para ser “un país imparable” ya era un indicio claro de lo que iba a venir. Y al final llegó el 1 de octubre.

El Barça forma parte del Pacto Nacional por el Referéndum, por supuesto sin someterlo a votación entre sus socios. Y Joan Laporta convirtió al club azulgrana en la punta de lanza del secesionismo. Todavía la Convergencia pujolista no había dado el paso, pero el presidente azulgrana ya le había preparado el terreno “normalizando” el hecho de ser separatista.

Por no hablar de Gerard Piqué, otro “normalizador” del independentismo destinado a llegar a las más altas cumbres del club barcelonista. El siguiente paso del Barça es que la segunda o la tercera equipación sea del estilo “rayas de presidiario” para exigir la libertad de Junqueras y compañía cuando sean condenados por su intento de golpe de Estado. Puede parecer un chiste, pero lo acabaremos viendo.

  • Sergio Fidalgo es periodista, autor del libro 50 hazañas de TV3 y editor de Elcatalán.es

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