El ascenso ‘digital’ de Dolores Delgado pende del hilo del Supremo
El Tribunal Supremo ha decidido admitir a trámite la demanda interpuesta por el fiscal Luis Rueda contra la designación de la ex fiscal general y ministra de Justicia Dolores Delgado como fiscal de la Sala Togada del Tribunal Supremo, un ascenso a la máxima categoría de la carrera fiscal que vino envuelto de una enorme polémica toda vez que el nombramiento de esta se hizo en contra de los más elementales criterios objetivos. Dicho de otro modo: fue el dedo del actual fiscal general, Álvaro García -o sea, el dedo de Pedro Sánchez-, el que la puso en un cargo para el que había otros candidatos como mejor trayectoria profesional. El fiscal Ortiz decidió ascender a Delgado en contra del criterio del Consejo Fiscal, órgano consultivo del Ministerio Público. Por decirlo de una forma más clara: aquello fue un pucherazo descomunal.
Luis Rueda, aspirante al puesto, recurrió el nombramiento y el Tribunal Supremo ha encontrado motivos para admitir la demanda, lo que abre las puertas a que el alto tribunal pueda revocar la designación. Ya hay precedentes: el Supremo declaró ilegal el reparto de cargos directivos de la Agencia Española de Protección de Datos, al considerar que «estaban viciados de raíz al apartarse de la normativa vigente». Y es que la normativa vigente regula un procedimiento de selección concurrencial, público y sujeto a la ponderación de la calidad profesional e idoneidad de los aspirantes. Algo que, parece evidente, no ocurrió con la designación de Dolores Delgado, elevada a la más alta categoría de la carrera fiscal no por méritos, sino por su evidente afinidad a Pedro Sánchez. Aquello fue un dedazo en toda regla, un nombramiento digital que fue cuestionado hasta por el mismísimo Consejo Fiscal. ¿Por qué fue designada Dolores Delgado? Pues por la aplicación directa de la teoría sanchista que se resume en la ya célebre frase»¿De quién depende la Fiscalía? Del Gobierno. Pues eso»