Armengol y las prisas electorales

Armengol y las prisas electorales
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Según la Biblia Dios tardó siete días en construir el mundo. Francina Armengol pretende imitarle y tiene toda la isla patas arriba, atemorizada ante la proximidad de las elecciones de mayo. Las prisas, sin embargo, son malas consejeras. Y más cuando te has pasado ocho años tocándote la barriga y destinando los recursos propios a fomentar el catalán y a alimentar una red clientelar que devora los impuestos de la clase media balear sin quedar nunca saciada.

Ni era necesario levantar el Paseo Marítimo ni por supuesto le hace falta a la ciudad ningún tranvía. En cambio, lo que era imprescindible no ya en esta legislatura, sino incluso en la anterior, era finalizar el segundo cinturón que permitiera aliviar una circulación que es un verdadero infierno, no ya en época estival, que podría entenderse por la gran cantidad de turistas que hay en la isla, sino en cualquier mes del año. Entrar cualquier tarde de enero en la Vía de Cintura es suficiente para entender la magnitud de un problema ante el que Armengol ha enterrado la cabeza en la arena, como un vulgar avestruz. Los datos son tremendo: ni se ha aprobado ni por supuesto se ha ejecutado ningún proyecto viario en esta legislatura. El dinero es para el catalán, no para las carreteras.

Las obras en el Paseo Marítimo no han hecho sino comenzar y ya son una pesadilla para los miles de conductores que día a día no tienen otra alternativa que cruzarlo para acceder a la autopista hacia Andratx. Esta semana se ha inutilizado toda la vía derecha y se ha convertido la izquierda en un carril de doble sentido. Por supuesto los atascos están a la orden del día, pero la cosa no va a hacer más que empeorar. Para algunos negocios, de hecho, este movimiento ha significado -o lo va a hacer en un plazo inmediato- el cierre definitivo.

Hoy mismo el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos ha presentado  un informe sobre la previsión, finalización y mejora de las infraestructuras de Baleares, en el que pone el acento en que las actuales infraestructuras son «evidentemente» insuficientes, además de insistir en la importancia del segundo cinturón, algo que no entra ni en los planes de Armengol ni de su delfín Catalina Cladera.

Imaginarse lo que será el Paseo Marítimo en verano pone los pelos de punta, pero aquellos conductores que crean que han entrado en el infierno no tienen más que elegir al día siguiente la Vía de Cintura para darse cuenta de que han pasado del fuego a las brasas. El caos está servido por obra y gracia de Armengol y el socialismo. Tic tac, tic tac…

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