Armengol, postrada ante Sánchez. censura el discurso de Abascal

Armengol, postrada ante Sánchez. censura el discurso de Abascal

La presidenta del Congreso, la muy socialista y muy bien mandada Francina Armengol, decidió que la acusación de Santiago Abascal a Pedro Sánchez de perpetrar «un golpe de Estado» será borrada, por su gravedad, del diario de sesiones. Siempre al quite de su jefe, Armengol dejó bien clara su impronta censora. Las veces que la izquierda ha llamado «fascista» a Vox en el Congreso se cuentan por miles, pero por llamarle a Sánchez golpista la presidenta de la Cámara Baja monta un circo en el que los diputados socialcomunistas se rasgan las vestiduras. ¿Pero no habíamos quedado en que España perpetrar un golpe de Estado ya no es delito de rebelión ni de sedición y que a los autores del mismo había que pedirles perdón? ¿Pero no habíamos quedado, Pedro Sánchez, en que subvertir el orden constitucional merece una ley de amnistía y un reproche añadido a los jueces por cebarse injustamente con los sediciosos?

Entonces, ¿por qué no se puede acusar a Sánchez de golpista en el Congreso si un golpista para el Gobierno merece el mayor de los respetos? La contradicción es flagrante y la intervención de Armengol indiciaria de lo que está por venir. ¿Pero no habíamos quedado en que por la convivencia hay que laminar el Estado de Derecho y quebrar la separación de poderes? ¿Que por la convivencia ser golpista tiene premio? Pues si ser golpista en España tiene recompensa, qué hay de malo en que a Sánchez se le llame golpista?. Resulta de un cinismo insoportable que la izquierda tenga la piel tan fina que no pueda ser calificada de golpista y la derecha tenga que recibir  una catarata de insultos sin inmutarse. La izquierda compara a Abascal con el fascismo cada día, pero prohíbe que Abascal haga una referencia a las similitudes entre el nazismo y el plan de ruptura constitucional de Pedro Sánchez. Armengol, que apuntaba maneras, se ha coronado dejando claro lo que se puede decir en el Congreso: se puede llamar a Vox de todo, pero a Sánchez ni tocarlo.

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