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Aparcamientos, un pan como una hostia

Aparcamientos, un pan como una hostia
Aparcamientos, un pan como una hostia

Don José Hila, alcalde de Palma, muy puesto en razón, declaró recientemente al iniciarse las obras de reforma del Paseo Marítimo: «Es importante disminuir el número de vehículos que acceden al centro de Palma, y, para hacerlo, se tienen que dar alternativas. Por eso, ofrecemos estacionamientos gratuitos conectados con la red de transporte público».

Para llevar a cabo una reforma que debería haberse hecho hace años y convertir la unión de dos autopistas en un bulevar, se van a suprimir unas 2.000 plazas de aparcamiento y el alcalde ha asegurado que, mientras, habrá «tantas plazas de parking o más a como se eliminan».

El problema es que tanto la primera afirmación como esta última carecen de realidad, porque ante la eliminación de dos millares de plazas de parking, la única alternativa ofrecida hasta ahora son dos aparcamientos: uno, limitado, en la zona de Joan Miró y el otro, del que se desconoce todavía su tamaño, cerca de Marivent. Y paren ustedes de contar.

Con respecto a la voluntad de dar alternativas para eliminar el acceso de los vehículos a la ciudad, los cálculos actuales resultan todavía más distantes de la realidad: actualmente la ciudad solo dispone de 1.558 plazas en aparcamientos públicos y gratuitos de las barriadas, difícilmente conectados por autobús con el centro. Se encuentran en Son Moix, 348; Son Sardina, 186; Son Fuster, 900; y Son Gibert, 124. Y existen otros dos aparcamientos con 522 plazas en Sa Riera y Calle Manacor con un coste reducido de 1,30 euros la hora.

Pero al parecer lo que nos espera es todavía más penoso. En relación a los aparcamientos que se verán afectados con la llegada del tranvía a Palma, dice el alcalde Hila que «se irá mirando en cada caso si se sustituyen o no», aunque ha destacado que no hay «obligación de sustituir cada plaza porque el tranvía también sustituye coches». De esta forma, como se contempla en el proyecto básico del tranvía, se prevé la supresión de un total de 3.773 aparcamientos a lo largo de su trazado, 3.148 de ellos gratuitos situados en distintas calles, 595 en zona azul o de ORA.

Estamos ante el pastel que puede confeccionar el ayuntamiento y del que le va a salir un pan como una hostia. Ni resultan ya en estos momentos suficientes los aparcamientos que como alternativa se pretenden habilitar para sustituir los suprimidos en el Paseo Marítimo, lo que causará un problema de enormes consecuencias, ni en un futuro se tiene aún menos idea de qué podría pasar si el tranvía algún día se llevará a cabo.

No existen, no las quieren poner en marcha, soluciones alternativas para que la ciudad pueda seguir con sus ritmos normales, siquiera con ritmos más reducidos. Ni idea de cómo hacerlo, ni menos aún de cómo lograrlo.

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