Amenaza del Gobierno a los colegios de educación especial

Amenaza del Gobierno a los colegios de educación especial
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Conmovedor relato el de un padre que se ha visto directamente afectado por la decisión del Gobierno de cerrar los colegios de educación especial. «Tengo un hijo con parálisis cerebral y quiero mandar un mensaje a Pedro Sánchez». Así empieza el vídeo de José Luis Izquierdo, quien denuncia que los progenitores de estos niños quieren seguir llevándoles a este tipo de centros y no «aparcarlos como muebles como han hecho toda la vida». Y añade: «Eso no es progresismo, es una vuelta al pasado . El padre concluye denunciando que «han aprovechado que la población está pendiente de asuntos más urgentes para que así se agoten los plazos de tramitación y no haya posibilidad de réplica».

La denuncia de este padre está plena de razón. Y lo peor es que el Gobierno socialcomunista sigue negando «rotundamente» que el cierre de los colegios de educación especial esté entre los objetivos del Ministerio de Educación, cuando fue la propia ministra Isabel Celaá la que a finales de 2018 avanzó en el Senado que el objetivo de su Departamento es ir vaciando «progresivamente» los colegios de educación especial. Textualmente dijo así: «El objetivo del Gobierno es impulsar el proceso de transformación de los centros de educación especial para convertirlos en centros sectoriales de apoyo a la inclusión, que brinden el asesoramiento y la ayuda necesarios para que el alumnado que actualmente está escolarizado en esos centros específicos pueda incorporarse progresivamente a los centros ordinarios».

No es de extrañar la inquietud y la indignación de miles de padres que desconfían de las palabras del Gobierno, porque fue el propio Ejecutivo, a través de la ministra de Educación, la que fue meridianamente clara al respecto: el objeto del Ejecutivo socialcomunista es que el alumnado de los colegios de educación especial termine incorporándose a colegios ordinarios.

No cabe mayor hipocresía y menos sensibilidad hacia las miles de familias que denuncian el estado de indefensión en que se encuentran. Su desconfianza está plenamente justificada. ¿Cómo creer en la palabra de un Gobierno que ha demostrado no tener palabra?

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