¿Ahora los de Esquerra apoyan las nucleares?

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  • Teresa Giménez Barbat
  • Escritora y política. Miembro fundador de Ciutadans de Catalunya, asociación cívica que dio origen al partido político Ciudadanos. Ex eurodiputada por UPyD. Escribo sobre política nacional e internacional.

Pues ahora, sí. Nunca creí que llegaría a verlo. ¡Qué inocente! No sólo el facherío avala la energía nuclear y se opone al cierre de los reactores. Ahora se nos ha espabilado esa izquierda radical independentista que siempre se había alineado con el rechazo general de la izquierda a esta fuente energética.

Efectivamente, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) había mantenido históricamente una postura crítica hacia la energía nuclear. En 2017, ERC apoyó una iniciativa en la Comisión de Energía del Congreso de los Diputados para clausurar definitivamente la central nuclear de Garoña (Burgos). La proposición no de ley, respaldada por ERC junto a otros partidos como PSOE, Unidos Podemos, PNV y el Grupo Mixto, instaba al Gobierno a no autorizar la reapertura de Garoña y a desarrollar un plan para reactivar económicamente la zona. En su programa para las elecciones de 2019 propusieron una fiscalidad ambiental armonizada con Europa para promover las energías renovables y desincentivar la energía nuclear.

También en el contexto del Séptimo Plan General de Residuos Radiactivos, aprobado en 2023, que establece el cese de las centrales nucleares en España para 2035, ERC reiteró su rechazo a esa energía. Pero ya en febrero de 2025, el diputado de ERC Jordi Salvador defendió en el Congreso que, si bien la postura de su partido contra las nucleares continuaba siendo «clara», se abstenía en una proposición no de ley (PNL) del PP para alargar la vida de las centrales.

Esta vez pensando en clave «nacional» y exigiendo garantías para la transición energética en Cataluña (reindustrialización, la gestión de residuos…) Esta abstención no implicaba un cambio de postura, aseguraban, sino una demanda de condiciones para el cierre. Por eso Salvador enfatizaba: «Es importante partir de la base de que ERC rechaza por entero la energía nuclear». Pero esto no fue óbice para que, en marzo de 2025, ERC votara a favor de una moción presentada por los Comuns en el Parlament de Catalunya que respaldaba el cierre de las centrales nucleares según el calendario estatal (Ascó I en 2030, Ascó II en 2032 y Vandellòs II en 2035). El diputado Albert Salvadó lo justificaba así: «Nos quedan unos cuantos años y tenemos un plazo para seguir incrementando las energías renovables en todo el país».

Antes estaban, apoyando la continuación de las centrales nucleares, el PP, Vox y eso que la izquierda llama los «lobbys pronucleares». ¿Y el PNV? Ya les sacarán otros las nueces del fuego, como siempre. Pero no hay nada como un superapagón eléctrico como el del lunes de la semana pasada para sentir el aliento frío de un electorado harto de inventos de todo tipo. Aunque la izquierda parlamentaria en general, Podemos y EH Bildu, por ejemplo, no están por salirse del guion verde, Sumar otea ávido por donde sopla el viento.

Yolanda Díaz, preguntada este jueves en TVE, no se mostró exactamente en contra. Así que ya ven que este doble juego no es monopolio del independentismo. Ahora, ERC y Junts, que apoyan la investidura de Pedro Sánchez y que a trancas y barrancas respaldan muchas leyes y actuaciones del Ejecutivo de coalición del PSOE y Sumar, se suman juntos (pero no revueltos, insisten) al carro de quienes les importa un pimiento el planeta y quieren matarnos a base de radioactividad. La falta de consistencia en las ideas de la izquierda daría para miles de estudios. La hipocresía de ERC con las nucleares es de traca: en Cataluña una cosa, y en Madrid otra. Y Garoña que cierre. A ellos qué les importa Burgos. Eso, al fin y al cabo, es Castilla.

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