El actual Gobierno ‘destroyer’ y la Corona en entredicho

El actual Gobierno ‘destroyer’ y la Corona en entredicho

Desoladoras las declaraciones a Villarejo de Corinna Larsen. Los audios que las recogen están judicializados y forman parte del sumario del caso que se sigue en la Audiencia Nacional y de las diligencias abiertas en la Fiscalía. Este país siempre está con el susto en el cuerpo, pero todas estas informaciones sobre el ex Rey Juan Carlos puede que lleguen en uno de los peores momentos de nuestra historia. Efectivamente, tenemos a lo más destroyer de España (y nunca mejor la expresión) en el gobierno de la nación. Encima con uno de sus socios, Podemos, enfrentándose a su propio caso de corrupción en la persona del vicepresidente, Pablo Iglesias, y su estrambótico asunto con la tarjeta SIM (de su muy próxima asistente en Bruselas) que se quemó. Y está llegando el vodevil a un grado tan peligroso que necesitan desviar la atención de manera perentoria. Y en ello están.

Tuvimos una época de un cierto romance con Juan Carlos. El intento de golpe de estado de Tejero con el asalto al Parlamento y los confusos días que siguieron consiguieron -con sus claroscuros- consolidar el papel de la Jefatura del Estado como garante de la democracia, la estabilidad y el respeto por la Ley y la Constitución. Fue el padre del Rey, en aquellos delicados momentos, el claro refundador de la dinastía y el auténtico motor de la democracia. Luego todo fueron rumores, por lo menos para el pueblo llano como yo. Teníamos a un Rey “womanizer”. Pero había otros “reyes” europeos con las mismas debilidades. Mitterrand, por ejemplo. Tampoco era para tanto.

Pero nuestro respeto se tambaleó gravemente al conocer su irresistible necesidad de irse de caza con su amante en plena recesión económica, con una España a punto de ser intervenida por la Unión Europea, con la mayor crisis económica en la historia (hasta ahora) y un paro del 25%. «Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir», dijo. Pero el 13 de julio de 2018 hubo un “disclosure” por parte de OKDIARIO que fue un mazazo. Al conocerse las primeras grabaciones se abrió la investigación helvética, que sirvió para localizar parte del patrimonio oculto de Juan Carlos I.

Y ahora este mismo diario nos muestra un despiporre de lujosos apartamentos en exclusivas zonas londinenses, miles de euros en billetes colándose en plan Delcy por los controles de Barajas y mafiosas maquinitas de contar pasta.

Hay quien habla de localizar un “Yuste” para el rey Juan Carlos. El paralelismo es un sarcasmo, puesto que las razones para el retiro y la personalidad de ambos monarcas están a una distancia sideral. Y el asunto es delicado porque ocultar al rey emérito sería hacerle flaco favor a la Corona y a su recorrido durante estos 40 años. Sin embargo, hay que alejarlo de la Zarzuela. No porque acabe encausado por la Justicia. Es posible, por muchas razones, que acabe exonerado. Pero urge salvar el prestigio de la Corona para que siga ejerciendo la función arbitral que le otorga la Constitución. Crear un cortafuegos eficaz que proteja a Felipe VI como garante y continuador del modelo de Estado democrático nacido del pacto de las dos Españas en la Transición.

En estos momentos, los Reyes, tras el homenaje a las víctimas del coronavirus, siguen su gira por toda España para conocer de primera mano los problemas debidos a la pandemia, para agradecer el esfuerzo en su lucha y transmitir un mensaje de esperanza. Es lo mejor que pueden hacer: la Corona debe estar más presente que nunca y hacer habitual a la heredera.

Hay dos sombras importantes cerniéndose sobre este camino: que esté en manos del Gobierno de Sánchez el futuro de la Corona (facilitar la estabilidad barrerá algunas basuras/tarjetas debajo de la alfombra. Y eso sería el menor de los males) y esa frase de la Larsen: “pagaba todo en cash a su hijo, a sus hijas y a su mujer”. Que no sea lo que puede parecer.

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