¡Esto es lo que hay!

Abuelos

Abuelos

Abuelos, padres y niños. Los niños son los hijos de los padres y los nietos de los abuelos, los padres son los hijos de los abuelos y los padres de los niños y los abuelos son los padres de los padres y los abuelos de los niños, pues sí, vaya tinglado. En todo este berenjenal que hay montado, lo más importante, por supuesto, son los niños; luego vienen los abuelos, que realmente son los que cuidan a los niños, y en el furgón de cola aparecen los padres, los artífices del susodicho tinglado.

La función exclusiva de los abuelos, una vez jubilados, consiste en trabajar mucho más que cuando estaban en activo, cuidando a sus encantadores nietos y ahora, en verano, el trabajo se les multiplica por cien. Las vacaciones estivales son para algunos padres, para los maestros y para los niños, ya que los abuelos no gozan de este maravilloso privilegio, porque son los únicos que se quedan en blanco y sin botella, pero con niños.

Desde hace varias décadas, es de suponer que la incorporación de la mujer al mundo laboral ha influido bastante, está de moda que los abuelos cuiden a los nietos, principalmente en horario de trabajo, durante todo el año y, como he dicho anteriormente, sobre todo, en época estival. Pero el problema, si es que se puede llamar problema -porque ésta es otra, ya que casi todos los abuelos están encantados de hacerlo-, radica en que no solamente los cuidan en horario de trabajo de los progenitores, labor lógica y normal, sino que también cuando los padres acuden a fiestas, comidas, cenas, salidas nocturnas, o sea, para todo lo que es menester o haga falta.

¿Si tanta ilusión les hacía tener un hijo, por qué lo cuidan casi siempre los abuelos, por qué? Pregunta sin resolver. Por no hablar de padres separados. Claro, como estás separado y tienes que buscar pareja, cuando sales de marcha los abuelos se quedan, la mayoría de veces, de guardia y otra vez sin botella, pero con niños. Es evidente que no irás a buscar pareja con el niño a cuestas, la ecuación no cuadra y, además, es completamente antagónico e incompatible. Una vez que vuelves a estar comprometido y después de cierto tiempo saliendo con él o con ella, a solas por supuesto, le presentas a tus hijos y ya veremos cómo lo digiere la señora o el señor en cuestión: al principio, muy bien, todo color de rosa; luego, bien, a secas; más tarde, regular, tirando a mal; y al final, muy mal, seguro. A otra cosa, mariposa. Y Volver a empezar, como la película de José Luis Garci.

Es verdad que no todo son problemas y dificultades, ya que los abuelos se enriquecen muchísimo al estar en contacto permanente con sus nietos y en algunos casos, les ayudan a sobreponerse a situaciones muy difíciles, por ejemplo: el divorcio de sus padres. Los niños rejuvenecen a los abuelos, porque con ellos vuelven a sentirse felices, necesarios y hasta imprescindibles y lo que no pudieron disfrutar con sus hijos por su trabajo diario, lo intentan gozar ahora con sus queridos y adorados nietos.

Lo que es obvio, evidente y real es que los niños necesitan a sus padres, los padres necesitan a sus hijos y los abuelos lo que necesitan es paz y tranquilidad… y también, ¡faltaría más!, a sus hijos y a sus nietos. Un servidor, además de mi esposa, tiene dos hijas, dos yernos y cinco nietos, de modo que, lo crean o no, tampoco me libro del famoso tinglado y, por supuesto, también estoy en el ajo. Y, colorín colorado, esto sí que no es un cuento y todavía no ha terminado.

¡Esto es lo que hay!

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