El efecto Sánchez ya se nota: directos a la ruina

Pedro Sánchez

El efecto Pedro Sánchez se deja notar en la economía, pero para mal. Para muy mal, de hecho. La llegada del Partido Socialista a la Presidencia del Gobierno está ocasionando una cascada de retrocesos en unos números que, hasta hace apenas unos meses, eran paradigma en la Unión Europea. Desde que Sánchez está al frente del Ejecutivo, España ha decrecido tres décimas. En menos de 100 días, hemos pasado del 3 al 2,7%. Una auténtica ruina en términos de recaudación que este martes ha tenido una preocupante continuidad con los datos del paro, los peores en el mes de agosto desde 2011. Se han destruido 203.000 empleos y el desempleo ha subido en 47.047 personas.

Un contexto agravado por la inacción de los sindicatos, que ni están ni se les espera. De hecho, llama la atención su doble discurso. Cuando el PP creaba empleo hablaban de «pobreza laboral» y ahora que el PSOE lo destruye de un modo significativo, analizan la coyuntura con un laxo «estamos un poco peor». Con semejante salvaguarda, y ante una realidad cada vez más preocupante por la inestabilidad política que viene de Cataluña, los españoles asisten atónitos a la avalancha de subidas fiscales que ha anunciado el Gobierno. Algo que incidirá negativamente en la creación de empleo, ya que a más impuestos, menos actividad económica y, por tanto, menos trabajo. Ésto acabará por darle el frenazo definitivo a nuestra economía.

Antes de la moción de censura que acabó con Pedro Sánchez en La Moncloa, si algo caracterizó a la Administración Rajoy fue la apuesta decidida por el empleo para activar la economía. Sobre esa convicción, y mediante la reforma laboral de Fátima Báñez, los populares consiguieron darle la vuelta a la realidad de un país que quedó al borde del default al final de la etapa del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. De seguir así, Sánchez no sólo malogrará todo lo conseguido en los últimos años, sino que además nos retrotraerá a los peores tiempos económicos de la historia reciente de España. Todos los indicativos comienzan a estar en ámbar. De seguir así, que nadie se sorprenda si pronto llegamos al rojo.

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