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Los investigadores alertan por la expansión en Canarias de esta especie: aún no es invasora, pero el riesgo es alto

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Coral Tubastraea coccinea. Imagen: Pauline Walsh Jacobson.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

En España se han contabilizado cerca de 200 especies exóticas invasoras. Algunas se desplazan lentamente, otras llegan casi de forma invisible y comienzan a cambiar el equilibrio de los ecosistemas sin apenas ser detectadas. Hay insectos, peces, algas, aves y corales. Cada una es diferente, pero todas modifican el entorno a su favor.

Ese parece ser el caso del Tubastraea coccinea, también llamado coral sol o coral copa naranja, una especie originaria del Pacífico que ya se ha instalado en los puertos de Tenerife y Gran Canaria. Aunque técnicamente aún no se la considera invasora, un reciente estudio de la Universidad de La Laguna advierte que su expansión es más agresiva de lo que aparenta.

Este es el coral que ha encendido la alerta en Canarias

El trabajo científico, titulado Tubastraea coccinea (Lesson, 1830), a coral species with high invasive potential, can benefit from the synergistic effects of ocean warming and acidification, ha sido publicado en la revista Marine Environmental Research y liderado por Adriana Rodríguez, junto a Martí Vilanova, Hortensia Holgado y Alejandro Arechavaleta.

El equipo, perteneciente al grupo BIOECOMAC de la Universidad de La Laguna, ha analizado el comportamiento de esta especie bajo condiciones ambientales que simulan el escenario climático previsto para finales de siglo: aguas más cálidas y mayor acidificación oceánica.

Lo preocupante es que, frente a lo que ocurre con muchas otras especies, el coral Tubastraea coccinea no sólo resiste estos cambios, sino que en algunos casos prospera en ellos.

Durante el experimento se evaluaron parámetros como crecimiento, respiración, calcificación y reproducción. Los resultados fueron claros: la acidificación perjudica algunos procesos, pero el aumento de la temperatura actúa como un amortiguador, manteniendo la especie activa y viable. El coral sigue formando pólipos, sigue respirando, sigue reproduciéndose.

¿Cómo es este coral?

Visualmente es muy llamativo: pólipos de color naranja intenso, con tentáculos visibles por la noche y una estructura en forma de copa que lo hace fácilmente identificable. No es un coral formador de arrecifes, pero sí es capaz de colonizar cualquier estructura dura: diques, naufragios, rocas, incluso plataformas petrolíferas.

Se alimenta de plancton, no depende de algas simbióticas, y puede vivir en zonas con poca luz, lo que le da ventaja frente a otros corales. Además, se reproduce con rapidez, produce larvas de forma continua y tiene una alta tolerancia a las variaciones ambientales.

Por qué este coral preocupa a los científicos en Canarias

La amenaza del Tubastraea coccinea es real. En lugares como Brasil o el Caribe, donde también ha llegado transportado por barcos o plataformas, ya ha desplazado a corales nativos y modificado el equilibrio marino. Canarias, por su aislamiento y elevada proporción de especies endémicas, es especialmente vulnerable.

Lo que se ha observado es que este coral compite directamente por espacio con otros invertebrados y algas, y suele ganar. Su capacidad para adaptarse al cambio climático, unida a su facilidad para fijarse en superficies artificiales y a su dieta poco exigente, lo convierte en un invasor silencioso pero eficaz.

El estudio señala que, si se expande sin control, Tubastraea coccinea podría reducir la biodiversidad local y alterar profundamente los ecosistemas insulares. Por eso, aunque aún no haya cruzado la línea roja que marca una especie invasora, su comportamiento actual exige vigilancia.

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