Bombazo en la zoología: científicos chinos consiguen clonar una especie de lobo en grave riesgo de extinción

La idea de clonar un animal suele sonar a ciencia ficción, pero la ciencia nunca deja de sorprender, y esto ya es una realidad. En este caso, la protagonista es una loba llamada Maya. Nació en junio de 2022 en un laboratorio de Pekín, y no es cualquier cachorro, es el primer lobo ártico clonado del mundo.
Esto ha sido posible gracias a Sinogene Biotechnology, una empresa china que lleva años trabajando con tecnología genética. El objetivo es recuperar especies amenazadas y frenar el avance de la extinción.
La clonación de Maya abre un nuevo capítulo en la conservación de animales salvajes, y los científicos aseguran que es sólo el principio de una estrategia a largo plazo.
Cómo clonaron al primer lobo ártico del mundo
Para clonar a Maya, los investigadores partieron de una muestra de piel de la loba original (también llamada Maya), que vivía en el parque temático Harbin Polarland y que murió en 2021.
A partir de esas células, crearon embriones en laboratorio. Luego, esos embriones fueron implantados en el útero de una perra beagle. El resultado: una loba ártica completamente sana, con 100% del ADN del animal donante.
En total, se crearon 85 embriones y se transfirieron a siete perras. Sólo una dio a luz. Esa es la Maya que hoy vive con su madre adoptiva en un centro de Sinogene, a la espera de trasladarse al parque donde vivió su predecesora.
La técnica usada se conoce como transferencia nuclear de células somáticas. No es nueva (es la misma con la que nació la oveja Dolly en 1996), pero su aplicación en animales salvajes sí marca un precedente importante.
La elección de un perro como especie gestante no fue casual: perros y lobos comparten un ancestro común, lo que aumenta las posibilidades de éxito en este tipo de procesos.
Por qué clonar lobos puede ayudar a frenar su posible extinción
Aunque el lobo ártico no está en una situación crítica, su hábitat (el extremo norte de Canadá) ya empieza a sufrir los efectos del cambio climático. La pérdida de hielo, la alteración en las cadenas tróficas y el avance de infraestructuras humanas amenazan su supervivencia a medio plazo. De ahí que esta clonación tenga tanto peso simbólico, pues es una forma de anticiparse al problema.
Según ha anunciado, ya nació un segundo lobo ártico clonado, esta vez un macho, al que han llamado Ha’er. La empresa también ha firmado un acuerdo con el Parque de Vida Salvaje de Pekín para seguir desarrollando tecnologías similares y aplicarlas a otras especies en riesgo.
Ahora bien, no todo el mundo celebra el avance. Algunos científicos han planteado dudas sobre los posibles riesgos para la salud de los animales clonados. Otros piden reglas más claras: ¿hasta qué punto es ético clonar animales salvajes? ¿Solo debería hacerse cuando ya no queda ninguna otra opción?
¿Cómo es la situación actual de las especies en peligro?
El nacimiento de Maya es un hito, pero también es una llamada de atención. Porque si estamos llegando al punto de clonar animales para salvarlos, es que algo estamos haciendo muy mal.
Según la Lista Roja de la UICN, en 2023 ya se habían declarado oficialmente extintas al menos 21 especies, entre ellas aves, peces, moluscos y un mamífero. Y eso sin contar las que llevan años sin rastro y probablemente también han desaparecido, pero que aún no se clasifican como extintas por los estrictos criterios que exige el proceso. Es un avance silencioso, pero constante.
La Tierra ya ha vivido cinco extinciones masivas, todas provocadas por causas naturales, pero la sexta, la que estamos viendo ahora, es culpa nuestra. Comercio ilegal, pérdida de hábitats, contaminación, uso desmedido de pesticidas…
Un estudio publicado en 2020 advertía que un tercio de todas las especies podrían desaparecer antes de 2070 si seguimos en esta dirección. Así que sí, clonar un lobo puede ser una proeza científica. Pero evitar su extinción, y la de tantas otras especies, exige mucho más que eso.
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