Hacienda lo tiene claro: si tienes esta cantidad de dinero en efectivo en casa puede ser la ruina
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Guardar dinero en casa es algo que se ha hecho toda la vida. De hecho, muchos siguen haciéndolo todavía hoy, aunque el mundo haya cambiado. A veces por miedo a los bancos, otras por simple precaución, o por sentir que tener algo de dinero en efectivo a mano da cierta tranquilidad. Y lo cierto es que, con los apagones, los incendios o las emergencias que hemos vivido últimamente en España, esa idea de tener un pequeño fondo guardado en casa suena bastante razonable.
Sin embargo, lo que parece una medida de seguridad puede volverse un quebradero de cabeza si no se hace bien. Hacienda no te prohíbe tener dinero en casa, pero sí quiere saber de dónde viene. Y si no lo puedes justificar, el problema no es el dinero en sí, sino lo que el fisco interpreta: una posible ganancia no declarada. Y ahí empiezan los líos. Cada vez son más los que piensan que el efectivo es sinónimo de libertad y control. Que si falla el sistema digital, si se va la luz o los datáfonos no funcionan, al menos podrás pagar lo básico. Es lógico pensarlo. Pero el problema viene cuando esa reserva para emergencias deja de ser una cantidad razonable y pasa a convertirse en una suma grande sin justificar. Ahí es cuando Hacienda lo tiene muy claro: si no puedes explicar de dónde salió, te tocará pagar.
Si tienes este dinero en efectivo en casa puede ser la ruina
La ley no pone un límite concreto a la cantidad de dinero en efectivo que puedes guardar en casa. No hay una cifra marcada. Puedes tener mil euros o cincuenta mil si te da la gana. Pero el punto clave está en el origen. Si Hacienda detecta que tienes un dinero que no aparece en tus cuentas, ni en tu declaración, ni en ninguna operación legal, puede considerarlo una ganancia patrimonial no justificada. Y en ese caso te toca pagar impuestos, intereses y hasta sanciones.
Por eso, los expertos repiten siempre lo mismo: guarda los justificantes, los resguardos de retirada, cualquier papel que demuestre de dónde viene el dinero. No cuesta nada y te puede evitar un buen disgusto. Si te preguntan y no puedes justificarlo, el porcentaje que te exige Hacienda puede llegar a ser casi la mitad de lo que tengas guardado. Literalmente.
Por qué tener demasiado efectivo no siempre es buena idea
Muchos piensan que tener dinero en casa es sinónimo de control. Pero lo cierto es que ese control es frágil. Si te roban, lo pierdes. Si hay un incendio o una inundación, desaparece. Y encima, el dinero parado pierde valor con el tiempo: la inflación le va quitando poder de compra cada día. No genera intereses, no crece, y al final, lo que pensabas que te daba seguridad acaba siendo una pérdida silenciosa.
Además, Hacienda vigila de cerca los movimientos en metálico. Si ve que sacas grandes cantidades sin motivo claro o sin justificarlo después, puede abrirte una inspección. Y eso no solo pasa con empresarios: también ocurre con particulares que retiran mucho efectivo.
Entonces, ¿cuánto dinero se puede tener en casa sin problemas?
No hay una cifra oficial, pero los asesores financieros coinciden en algo: entre 500 y 2.000 euros suele ser una cantidad razonable. Lo justo para afrontar una emergencia, un apagón o unos días sin acceso al banco. Más de eso ya empieza a ser arriesgado. No sólo porque aumenta la posibilidad de robo o pérdida, sino porque también puede levantar sospechas si alguien pregunta por su procedencia.
Y cuidado con los pagos en efectivo. Desde hace un tiempo, Hacienda puso un tope: no se pueden hacer pagos en metálico superiores a 1.000 euros cuando una de las partes es profesional o empresa. Si lo haces, tanto tú como la otra persona podéis recibir una multa del 25 % de la cantidad.
Qué hacer si tienes efectivo y quieres estar tranquilo
Si decides guardar una cantidad de dinero en efectivo importante, lo mejor es hacerlo todo legalmente. Es decir, declararlo. En la Renta puedes incluirlo como parte de tus ingresos y explicar su procedencia: ahorros, salario, herencia, o cualquier otro origen demostrable. Así, si un día Hacienda pregunta, tendrás todo en regla y sin sorpresas.
También conviene guardar los justificantes del banco o cualquier documento que pruebe de dónde salió el dinero. Si, por ejemplo, lo sacaste para tenerlo en casa y luego se pierde por una inundación o un incendio, podrás demostrarlo ante el seguro y ante el fisco. Porque si no hay rastro documental, Hacienda puede interpretar que ese dinero apareció “de la nada”, y reclamarte impuestos y sanciones.
En definitiva, tener algo de dinero en casa es lógico. Todos queremos sentirnos tranquilos y preparados ante imprevistos. Pero lo importante no es la cantidad en sí, sino poder demostrar su procedencia. Un pequeño fondo de emergencia tiene sentido; acumular sumas grandes, no tanto.
Hacienda no te va a multar por tener unos billetes guardados, pero sí te exigirá explicaciones si no puedes justificar de dónde salieron. Así que la clave está en el equilibrio: guardar un poco, sí; ocultar mucho, nunca. Porque lo que empieza como una simple precaución puede acabar siendo, literalmente, un problema caro.