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El aterrador peligro que llega a España y puede ser mortal para los perros: el aviso de una veterinaria

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Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Tras un verano seco y prolongado, el cambio estacional está a punto de llegar de golpe a buena parte de España. El ambiente frío y húmedo no sólo altera nuestras rutinas, sino también las de nuestras mascotas. «El frío y la humedad son una mezcla peligrosa para los perros, sobre todo cuando no están vacunados o viven en zonas con suelos mojados durante días. Hay infecciones que pueden ser mortales», alertan los expertos. Durante los meses de otoño e invierno, los charcos que se forman con la lluvia se convierten en el hábitat perfecto para la proliferación de hongos y bacterias que pueden sobrevivir durante semanas.

Uno de los peligros más peligrosos es la leptospirosis canina, una enfermedad bacteriana que afecta al hígado y los riñones y que, además, se puede transmitir a las personas. «Las bacterias del género Leptospira viven en el agua o en el barro y se propagan por la orina de animales infectados, como roedores o perros callejeros. Basta con que el perro lama un charco contaminado o tenga una pequeña herida en las patas para que el microorganismo entre en su organismo». Los síntomas pueden tardar en aparecer, pero cuando lo hacen son alarmantes: fiebre alta, apatía, vómitos, ictericia y, en los casos más graves, fallo renal o hepático. Sin un diagnóstico rápido, la enfermedad puede ser mortal.

Riesgos del frío y la humedad para los perros

Por otro lado, los cambios bruscos de temperatura y las corrientes frías aumentan el riesgo de infecciones respiratorias, especialmente en cachorros, de pelo corto o en animales mayores. Una de las más comunes en esta época es la llamada «tos de las perreras», causada por una combinación de virus y bacterias que se propagan por el aire. Los síntomas incluyen tos seca, estornudos y pérdida de apetito. En la mayoría de los casos es una enfermedad leve, pero se puede complicar si no se trata.

Razas

Aunque todos los perros pueden sufrir las consecuencias del mal tiempo, no todas las razas están igual de preparadas para resistir las bajas temperaturas. Entre las más sensibles al frío se encuentran los chihuahuas, pinschers miniatura, yorkshire terrier, bodegueros andaluces, galgos, whippets y dálmatas. Estos perros tienen una capa de pelo fina y carecen de la grasa subcutánea suficiente para mantener el calor corporal.

Por el contrario, razas adaptadas a climas fríos (como el husky siberiano, el samoyedo o el pastor de los Pirineos) tienen una doble capa de pelo que actúa como abrigo natural. Sin embargo, los veterinarios advierten: «incluso ellos pueden enfermar si están mojados o expuestos durante muchas horas al viento o la lluvia».

Prevención

Los expertos insisten en que la prevención es la mejor herramienta para evitar complicaciones. Entre sus principales recomendaciones están las siguientes:

  • La vacuna contra la leptospirosis debe administrarse anualmente, y conviene no retrasar los refuerzos.
  • Aunque a muchos perros les gusta saltar en charcos, el riesgo de infección es real. «Si ha llovido, mejor optar por rutas pavimentadas o esperar a que el suelo esté seco».
  • Un simple paseo bajo la lluvia puede dejar la piel húmeda durante horas, favoreciendo la proliferación de hongos y bacterias. Lo ideal es pasar una toalla seca o, si es necesario, usar un secador con aire templado.
  • En razas pequeñas o con poco pelo, un abrigo impermeable puede marcar la diferencia.
  • Una dieta equilibrada y adaptada al nivel de actividad refuerza las defensas.

Paseos

Con la llegada del frío y las lluvias, los paseos diarios se convierten en un verdadero desafío. El primer punto a tener en cuenta es la duración. Cuando las temperaturas bajan de los cinco grados o el ambiente está especialmente húmedo, los paseos deben ser más cortos pero más frecuentes. Los cachorros, los perros mayores y los de razas pequeñas o con pelo corto son los que más sufren, por lo que conviene limitar sus salidas a 10 o 15 minutos.

Si se puede, es mejor pasear por zonas pavimentadas o con césped seco. Los caminos embarrados o con charcos pueden favorecer la aparición de hongos, infecciones en las patas y resbalones. Tras cada paseo, conviene limpiar y secar bien las almohadillas, revisando que no haya cortes ni irritaciones.

Durante los meses de otoño e invierno, los veterinarios insisten en la importancia de no bajar la guardia para velar por el bienestar de nuestros compañeros de cuatro patas: «Cada año vemos las mismas enfermedades y muchas se podrían evitar con medidas sencillas. El frío y la humedad no son enemigos si sabemos cómo actuar. Hay quien piensa que por tener pelo los perros no sienten frío, y no es así. El pelaje ayuda, pero no es un escudo infalible. La naturaleza les da defensas, pero la responsabilidad de cuidarlos correctamente es nuestra».  Así, ante el clima cambiante y las lluvias frecuentes, la recomendación es clara: vacunar, proteger y observar.

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