PP MADRID

El PP de Madrid apartó al diputado Álvaro Ballarín tras varias acusaciones de acoso laboral a militantes

Las quejas sobre el comportamiento de Ballarín se remontan a 2021

El partido afirma que las militantes no presentaron denuncias formales ante el Comité de Derechos y Garantías

Álvaro Ballardín denuncias acoso laboral
Álvaro Ballarín.
Luis Balcarce

El PP de Madrid apartó en enero de 2024 a Álvaro Ballarín de la presidencia del partido en el distrito madrileño de Moncloa, cargo que ocupaba desde hacía más de dos décadas, tras acusaciones de acoso laboral a militantes de la formación, según ha podido confirmar OKDIARIO en exclusiva. De acuerdo con el testimonio de una de las militantes al que ha tenido acceso este medio, las quejas incluyen «insultos y amenazas que sobrepasaron los límites de lo laboral».

Fuentes de la dirección del PP de Madrid han confirmado a OKDIARIO conocer estas acusaciones, aunque señalan que el relevo respondió a una «renovación lógica tras tantos años en el cargo». «Hemos puesto una gestora en Moncloa porque Ballarín llevaba 21 años en el cargo, en un contexto donde se combina el afán de renovación con quejas de afiliados sobre su gestión», explican estas fuentes.

El detonante final habría sido un presunto incidente ocurrido en 2024 durante en el mes de diciembre en un bar de la calle Rosales, donde Ballarín habría tenido un altercado con una militante que posteriormente lo comunicó a la dirección del partido. Este episodio precipitó la decisión de nombrar a Borja Fanjul como líder de los populares en Moncloa mediante una gestora, que también asumió el control del grupo Popular en Carabanchel.

De esta manera, y hasta la próxima convocatoria de elecciones, la gestora y el mando del Distrito lo asumirá Fanjul, que ostenta también el puesto de presidente del Pleno de Cibeles, siendo una persona de total confianza del círculo del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.

«Me han votado más de 3.000 veces»

En conversación con OKDIARIO, Álvaro Ballarín ha negado categóricamente estos hechos, asegurando que «en ningún momento se produjeron». «La única vez que me llamaron del Comité de Garantías fue en relación con una denuncia del señor Carril, quien se presentó contra mí en 2014. El caso llegó a los tribunales tras unas elecciones en las que obtuve una victoria contundente: 450 votos frente a sus 110. Le explicamos al juez que era un caso sin fundamento, pues era difícil cuestionar un resultado tan claro», afirma.

«Lo más destacable fue que sucedió algo inusual en una demanda civil: condenaron al señor Carril al pago de las costas judiciales. En mis 30 años de trayectoria, esta ha sido la única vez que alguien me ha llevado ante el Comité de Derechos y Garantías del PP y posteriormente a los tribunales. El Comité no encontró ninguna irregularidad, y los tribunales fallaron a mi favor. De hecho, esta ha sido la primera y única vez que he recibido algún tipo de notificación relacionada con una denuncia, y fue en el caso del señor Carril», explica Ballarín a OKDIARIO.

«En mis 30 años de trayectoria, he recibido más de 3.000 votos positivos y he ganado siete elecciones. Con 5.000 afiliados, sólo se han presentado 12 quejas en tres décadas, probablemente de personas que aspiraban a ser vocales vecinos. Y sobre esto último, necesito aclarar algo: ser vocal vecino no es un cargo, sino una posición que recibe una indemnización», continúa el diputado autonómico.

«Los vocales vecinos son voluntarios que mantienen su condición de vecinos. No los nombro ni los destituyo yo, eso lo hace el Comité Ejecutivo. No existe una relación jerárquica entre ellos y yo. Además, la indemnización mensual que reciben es insignificante, apenas supera los 500 euros», prosigue.»Siempre hay tensiones en el distrito. Estas personas que se quejan suelen ser conflictivas y tienen problemas entre ellas mismas. Están molestas porque esperaban que yo y el Comité Ejecutivo las nombráramos o mantuviéramos como vocales vecinos. Estas personas no están siendo objetivas. Actúan por resentimiento, ya sea porque no se les nombró vocales vecinos cuando lo esperaban, o porque se les retiró de esa posición y perdieron esos 500 euros mensuales que creían que iban a recibir indefinidamente», concluye.

«Agarrones e insultos»

Las quejas sobre el comportamiento de Ballarín se remontan a 2021, aunque el partido indica que las víctimas no presentaron denuncias formales ante el Comité de Derechos y Garantías. Varios testimonios recogidos por este medio describen situaciones donde se «sobrepasaron los límites de lo laboral», incluyendo incidentes de «levantamiento de mano, agarrones y conducción forzosa del brazo hacia una habitación para continuar los insultos».

Testigos presenciales afirman haber escuchado los gritos de Ballarín «por toda la Junta de Moncloa» en múltiples ocasiones. Según las fuentes consultadas por este diario, hacía tiempo que Ballarín estaba en el punto de mira de los responsables populares, en tanto que algunos de sus compañeros aseguraban que la conducta del diputado «no era, ni mucho menos, la correcta». Desde el seno de los populares madrileños lamentan que no se hubiera zanjado todo con el propio Ballarín tras algunos de «sus otros deslices», que le han granjeado numerosas enemistades.

Los «otros deslices» de Ballarín

En 2015, Ballarín logró mantener su posición política durante los presuntos escándalos de corrupción que afectaron al PP madrileño. Continuó como número siete en la lista de Cristina Cifuentes, ya que no había cruzado ninguna «línea roja», según se argumentó entonces. El juez del caso aclaró que cualquier supuesta vinculación de Ballarín con las cuentas madrileñas se debería, en todo caso, a un error meramente administrativo, aunque señaló que no parecía existir tal error.

La trayectoria de Álvaro Ballarín también generó controversia en 2011, cuando contrató como asesora cultural del distrito a Cintia Martínez, Miss Barcelona 2007 y modelo que había aparecido en la portada de Interviú en 2008. Martínez ejerció como coordinadora de varias obras en un ciclo de teatro organizado por la Junta de Distrito, hasta que el Ayuntamiento negó que trabajara oficialmente como asesora cultural.

Los funcionarios declararon entonces a diversos medios que «había estado acudiendo regularmente a trabajar» hasta que «un día dejó de presentarse». Aunque el caso no tuvo consecuencias judiciales, esta contratación no fue bien recibida dentro del PP madrileño.

Anteriormente, Ballarín también había sido objeto de atención mediática por su intervención en el caso del «pequeño Nicolás». Según publicaron varios medios y confirmó Francisco Benito, director del Instituto Ortega y Gasset, fue Ballarín quien «llamó para pedir el favor» de incluir al joven en las clases especiales para deportistas de élite del centro educativo.

Lo último en España

Últimas noticias