El hijo de Carmena cedió el COAM para fiestas privadas que terminaron pagando los arquitectos
Los profesionales miembros del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) fueron los que acabaron pagando las fiestas de empresas privadas que se celebraban en el interior de la sede de esta institución profesional. Ocurrió cuando el hijo de Manuela Carmena, Manu Leira, formaba parte de la Junta de Gobierno. A pesar de que se firmaban contratos, no siempre los organizadores de los eventos sufragaban lo comprometido.
El Colegio pagaba directamente de su bolsillo los servicios asociados de los eventos (catering, azafatas, seguridad, etc). A cambio, se firmaban facturas con las empresas protagonistas de las fiestas que no se llevaban a término. Se simulaba que las compañías en cuestión prestarían servicios al COAM para cubrir los costes. No obstante, eso era falso y, en muchos casos, ni siquiera quedaban especificados en la factura cómo se llevaría a cabo el pago. La directora del departamento que se encargaba de eventos era estrecha amiga del vástago de la ex alcaldesa.
Cada ingreso contabilizado a favor del Colegio se anulaba mediante una prestación de servicios ficticia. Así, la institución ni recibía el importe de la celebración del evento en un alquiler, ni el de los servicios que terceros contratados por el Colegio. Era lo que denominaba el entonces gerente del Colegio en sus correos electrónicos, a los que ha tenido acceso este periódico, «triangulación en las facturas».
Mudanza
Todo empieza cuando en 2012, en plena crisis económica del sector inmobiliario, el COAM realizó una mudanza desde su sede de la calle Barquillo al edificio actual, ubicado en la calle Hortaleza. Esta decisión fue criticada por los arquitectos. El Colegio se vio obligado a vender todo su patrimonio para costear las obras de una desmesurada y compleja operación inmobiliaria. No sólo se incluía la sede sino también varias dotaciones municipales. Aún hoy, muchos consideran desproporcionada esa maniobra. A cambio, el Colegio recibió del Ayuntamiento una concesión para el uso, por 75 años, de parte de las antiguas Escuelas Pías. Una zona que iba a servir, decían, para conseguir fondos gracias al alquiler para eventos.
Esa decisión fue tomada por poco más de 100 arquitectos colegiados de un total de 15.000 asociados que había en 2012. En la Junta de Gobierno estaban el entonces decano, José Antonio Granero, el hijo de Manuela Carmena y Pilar Pereda, años después asesora principal de Urbanismo del Ayuntamiento de la capital en tiempos de Ahora Madrid.
La mudanza supuso un endeudamiento de más de 20 millones de euros, al que aún hoy siguen haciendo frente los 10.000 colegiados que quedan. Se vio necesario un edificio de más de 12.000 metros cuadrados, distribuido en cinco plantas sobre rasante y otras cuatro de aparcamiento. Las oficinas de la asociación de los arquitectos ocupan poco más de una quinta parte del edificio.
Sabían que los ingresos del COAM bajaban anualmente en grandes cantidades. Los dirigentes colegiales, de ideología próxima a Podemos, usaron ese dato entonces para justificar el despido de la mitad de su plantilla mediante dos expedientes de regulación de empleo (en marzo y diciembre 2012).
Aunque no había un plan de explotación, en la inauguración, en febrero de 2012, el decano aseguró ante los medios que iba a instalarse «un museo, un archivo, tiendas, restaurantes…». Se trataba, según sus palabras, de “una ciudad en sí misma, compleja, en la que convivirán diferentes horarios y actividades”. Sin embargo, esas afirmaciones quedaron diluidas con el paso del tiempo.
La falta de previsión les llevó, ahogados por las deudas y el alto mantenimiento del nuevo edificio, a usar el espacio para todo tipo de eventos para hacer frente a unos costes inasumibles. Para ello, crearon a principios de 2013 un departamento ad hoc con al frente una trabajadora amiga del hijo de Manuela Carmena a la que dieron carta blanca para usar el edificio a su conveniencia. Le encargaron conseguir, a cualquier coste, la financiación que les permitiese sufragar los gastos estructurales de la ostentosa inversión que había hipotecado a los arquitectos madrileños.
Moda, coches, bebidas…
Desde entonces los colegiados veían con asombro que se organizaban eventos de todo tipo sin relación con la arquitectura: entrega de premios de prensa rosa, pasarelas de moda, presentaciones de nuevos modelos de marcas de coches, eventos de empresas cerveceras, etc. Las fuentes del COAM consultadas por OKDIARIO aseguran que se incumplían así las condiciones del uso administrativo que se les había otorgado en la licencia urbanística del Ayuntamiento.
A las quejas internas de los colegiados se sumaron también las de las asociaciones de vecinos y de Ecologistas en Acción, cansados de las fiestas que se organizaban. Ocasionaban molestias desde primera hora de la mañana (por la carga y descarga) hasta altas horas de la noche (ruidos que impedían descansar a los vecinos). Muchas de esas quejas terminaban, como publicó en su día OKDIARIO, en denuncias en comisaría, visitas policiales y disolución de los eventos de los que los dirigentes del Colegio participaban.
Fuentes internas, consultadas por este periódico, explican que nadie entendía cómo los dirigentes del COAM habían prostituido de esa forma los fines del Colegio hasta que en el año 2017, ya con el hijo de la ex alcaldesa y sus compañeros fuera de la institución, los nuevos dirigentes se vieron obligados a realizar una investigación sobre ese departamento tras las quejas presentadas por los propios empleados del Colegio. Apuntaban a un comportamiento abusivo de líder del departamento, acostumbrada, dicen, a actuar con total impunidad por sentirse protegida por su amistad con el hijo de Manuela Carmena y esa familia.
Fue entonces cuando se descubrió que los ingresos del departamento de marketing y eventos, proyecto estrella de la Junta de Gobierno, vendido a los arquitectos como la salvación económica del Colegio, no coincidían con los reflejados en las cuentas anuales de la institución. La Junta de Gobierno a la que pertenecieron el hijo de Manuela Carmena y Pilar Pereda ocultaron las prácticas irregulares llevadas a cabo desde ese departamento.
Precio ‘amigo’
Además, una segunda irregularidad. A amigos y entidades afines a los dirigentes del COAM se aplicaban unas tarifas muy por debajo de las oficiales que estaban publicadas en la web del Colegio de Arquitectos. Se generaba un perjuicio al Colegio, que veía como, en un momento complicado para el sector y con una deuda importante a sus espaldas, sus dirigentes beneficiaban a sus contactos.
Las fuentes consultadas sostienen que durante la investigación realizada fueron varias las voces de los trabajadores del departamento de marketing que les hablaban de «sobres» entregados a la amiga del hijo de Manuela Carmena. Aunque, lamentan, estos supuestos pagos en mano fueran imposibles de rastrear. Lo que sí han podido acreditar en la investigación es que se pidió a diversas empresas que les especificasen los servicios prestados al COAM a cambio de la condonación del precio de los eventos organizados, pero no se obtuvo respuestas convincentes.
Tras el requerimiento de información por parte del COAM a alguna de esas empresas, alguna abonó de forma inmediata el importe comprometido debido a que no pudieron acreditar el servicio prestado a la institución de los arquitectos madrileños.
Dos delitos
Estos descubrimientos llevaron a decidir el despido fulminante de la trabajadora en 2018 tras recibir los informes jurídicos. Se calificaban las actuaciones de estos trabajadores como delitos continuados de administración desleal y de falsedad en documento mercantil.
El director financiero del COAM también fue despedido, a principios de 2019, tras conocerse, además, su implicación en las presuntas irregularidades cometidas en la venta del edificio de Piamonte de la Fundación Arquitectura y tras intentar ocultar su implicación en la investigación iniciada tras la publicación del asunto en este periódico y que está actualmente pendiente de resolución judicial.
«A la vista de las afirmaciones realizadas sobre Doña Bárbara Gómez Molino contenidas en el artículo ‘El hijo de Carmena cedió el COAM para fiestas privadas que terminaron pagando los arquitectos’, firmado por D. Fernán González y publicado en el periódico OKDIARIO el pasado 13 de marzo de 2021, Doña Bárbara Gómez Molino desea hacer los siguientes comentarios:
Que fue contratada por la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) en el año 2013, desarrollando su actividad desde entonces hasta el 2018.
Que durante ese tiempo, Doña Bárbara Gómez Molino nunca efectuó pagos que estuvieran o pudieran estar relacionados con la comisión de actuaciones ilícitas o ilegales.
Que durante ese tiempo, Doña Bárbara Gómez Molino jamás falsificó documentos públicos o privados ni firmó ningún contrato o documento que no hubiera sido previamente validado y aceptado por el área jurídica del COAM.
Que tras disfrutar de su permiso de maternidad y reincorporarse en su puesto de trabajo, con fecha 2 de julio de 2018 fue despedida de manera improcedente.
Que el propio COAM reconoció la falsedad de los hechos reflejados en la carta de despido de la Señora Gómez Molino y la improcedencia de su despido en el acto de conciliación, alcanzándose un acuerdo entre las partes en el acto de conciliación laboral celebrado con fecha 31 de julio de 2018.”