Destinos para estudiar inglés en el extranjero en secundaria (que nunca pasan de moda)
Aunque aparecen “nuevos” destinos, los más arraigados (Estados Unidos, Canadá o Irlanda) siguen siendo los favoritos de los estudiantes y sus familias
Con el verano y el final del curso escolar llega también, para muchos estudiantes de secundaria, el momento de vivir una experiencia a medio camino entre lo académico y lo lúdico, en una lengua extranjera y con toda la emoción del viaje iniciático: la estancia de estudios en el extranjero, un clásico que nunca muere.
No muere, pero se reinventa constantemente. Hoy en día es mucho más frecuente que los estudiantes españoles realicen un curso académico completo en un país anglófono en lugar de una mera estancia de verano; exige un mayor esfuerzo económico y emocional, pero los resultados como experiencia de aprendizaje son incomparablemente mejores.
También, y en gran parte por afán de novedad, van apareciendo destinos “nuevos” y más exóticos para realizar estas estancias: Australia, Malta, Sudáfrica… Pero aunque se va ampliando y diversificando la oferta, los destinos más clásicos y arraigados siguen siendo los preferidos de la gran mayoría. Hay poderosas razones por las que no han sido sustituidos.
Estados Unidos, el campeón
Estados Unidos sigue siendo el destino predilecto en todo el mundo para cursar un año escolar en el extranjero, tanto en secundaria como en educación superior. Y no es de extrañar; aparte de una indiscutible hegemonía cultural que hace del inglés norteamericano el más influyente del planeta, el país ofrece un buen equilibrio entre educación de calidad y coste económico, entre otros alicientes.
Por otro lado, su programa de estudios para estudiantes extranjeros de secundaria, el llamado J-1 Exchange Visitor Visa Program, cuenta con una sólida estructura y una larga tradición que se remonta al Acta Fullbright de 1961. Además, aunque pocos, existen algunos programas de becas para cursar un año escolar en Estados Unidos en el marco del programa J-1 como los de la agencia iEduex.
Pero en última instancia, lo que más atrae a la gran mayoría de estudiar en USA es ese componente puramente emocional de “vivir el sueño americano” a escala escolar. Una inmersión cultural en institutos con taquillas, clubes y bailes de promoción que nos llega del cine, la música o la televisión y que constituye una motivación nada desdeñable.
Canadá
En todos los rankings sobre educación que se precien, Canadá aparece siempre en los primeros puestos; la calidad académica es su mejor aval. El alto nivel de desarrollo del país se deja ver en cuestiones como la pluralidad lingüística, la diversidad de modelos pedagógicos en las high schools y la autonomía de gestión a nivel de provincia y de centro educativo.
Además de ser un país tremendamente acogedor y extremadamente seguro, estudiar en Canadá también es sinónimo de descubrir nuevos horizontes y un patrimonio natural riquísimo al alcance de la mano. Aquí, el concepto de “última frontera” todavía tiene sentido, y además está poco más allá del jardín trasero de la familia que acogerá al estudiante durante los nueve meses de curso.
En particular, Canadá se ha convertido en una de las mejores opciones para estudiar bachillerato en el extranjero, sea el primer o el segundo año, porque en los sistemas europeos se plantea como un bloque indivisible; y por otro lado, aunque no está precisamente a la vuelta de la esquina, tampoco está en el extremo opuesto del planeta…
Irlanda
Y hablando de destinos clásicos… Hace cosa de veinte o treinta años, estudiar en Irlanda era algo así como la versión “pobre” de estudiar en Reino Unido. Hoy el panorama ha cambiado por completo: dejando aparte el Brexit y la comprometida situación de los británicos, Irlanda cuenta con uno de los sistemas educativos mejor valorados del viejo continente.
Así, tanto para los europeos como para los estudiantes procedentes de otras latitudes, Irlanda continúa teniendo esa aura de prestigio muy superior al de otros destinos que combina la “autenticidad” lingüística, el encanto de los viejos internados “hogwartsianos” y en muchos casos las imborrables (¡y positivas!) vivencias que tuvieron sus padres, una generación atrás, en la Isla Esmeralda.
Y además, hay que tener en cuenta que, para los estudiantes europeos, hacer un año escolar en Irlanda es incomparablemente más accesible que en otros países más remotos. Por un lado, porque estamos hablando de un Estado miembro de la UE, y los procesos de convalidación son más sencillos. Por otro, no deja de ser un país próximo, a un par de horas de avión de cualquier aeropuerto español.