Rus logró que se rechazaran las ofertas de bombillas LED que se hicieron a su precio real: 75 euros
La Diputación de Valencia presidida por Alfonso Rus tuvo la oportunidad de comprar la bombilla LED más popular, la que correspondía a una farola municipal fernandina, a 75,3 euros la unidad. Sin rebajas. Era el precio ofertado y aceptado por el organismo público en su convenio con la empresa Marina D’Or. Sin embargo, Rus admitió la participación en el concurso de Inelcom, una empresa afín al ex presidente de la Diputación y al Partido Popular, a pesar de que sus LEDs costaban el doble: 150 euros.
El plan de ahorro energético, puesto en marcha por Rus para la compra centralizada de bombillas LED para el alumbrado público de los ayuntamientos valencianos, no favoreció a la oferta más barata. El producto era igual de bueno, pero el presidente de la Diputación consintió que, por aparente voluntad de los municipios, la empresa que ofrecía los LEDs más baratos sólo lograra el 0,59% de los 30 millones adjudicados por la diputación de Valencia. La bombilla ofertada con el precio más económico sólo fue escogida por 4 de los 413 municipios implicados en su plan de eficiencia energética.
Dicho de otra manera, Inelcom, que hasta el concurso se dedicaba a instalar cabinas telefónicas, colocó 73.000 bombillas a una media de 150 euros la unidad. Marina D’Or apenas logró vender 1.978 bombillas.
Los comerciales de Marina D’Or fueron rechazados una y otra vez en todos los municipios. Y ello a pesar de que su bombilla era la más barata frente a cualquiera de sus competidores. Pero la respuesta era invariable en cada pueblo valenciano que visitaban: habían escogido la bombilla rival, pese a doblar el precio.
El escándalo se entiende mejor cuando se recuerda su génesis. Rus no introdujo en el concurso la bombilla de Inelcom, empresa del pueblo, Xátiva, que gobernaba como alcalde. Lo que primero hizo el dirigente popular fue comprar la idea de Inelcom de fabricar la bombilla eficiente y esperó hasta que la empresa tuvo a punto la tecnología y su montaje para entonces contratarla. “Aunque no soy hombre de letras, sí que entiendo lo justo como para saber que algunos términos que se han empleado en las informaciones aparecidas, como amaño, cocinas, etc., no se ajustan a la verdad. Porque yo no he contratado nunca ni he intervenido nunca en los pliegos de condiciones de la Diputación de Valencia y, por supuesto, cocinar, no he cocinado ni un huevo”, decía Rus para justificar el escándalo de la adjudicación a la empresa ‘amiga’ el mayor trozo del pastel del plan de ahorro energético.
Así de rotundo se manifestaba Rus cuando la prensa empezó a verter sospechas sobre su plan de bombillas LED. Y, sin mayor sonrojo, lo relató así: “Pedro García, ex director de RTVV, vino hace tres años con otra persona a hablarme de una bombilla LED que suponía un gran ahorro en el consumo y, sobre todo, una gran facilidad de instalación y de mantenimiento, un invento que evitaba cambiar casi toda la farola y el coste de renovación era casi cero frente a lo de antes ”, agregó.
“No ha sido ninguna revelación que la Diputación quisiera comprar una patente —añadió—. Me impliqué como hago siempre: queríamos saber si ese producto era factible, las características de esa bombilla y su viabilidad. Por hacerlo más rápido y más eficaz, pensé que la empresa multinacional Inelcom, con sede en Xàtiva, contaba con la suficiente experiencia en alta tecnología, y podía comprobarlo y darme una respuesta rápida”.
Fue posteriormente cuando supo Rus de “una bombilla en el mercado que tenía las características que queríamos para conseguir el ahorro” en los pueblos, y a partir de ello los técnicos de la Diputación comenzaron a diseñar el Plan de Eficiencia Energética.
“Teníamos claro que debían de ser bombillas de sustitución directa, porque con los mismos 30 millones a invertir sólo podíamos financiar el cambio de 46.000 cabezales, mientras que con las bombillas se podía financiar hasta la instalación de 166.000 puntos de luz de LED”, justificó Rus para poner en marcha un plan que, vendido de esta manera, iba a suponer una mejora sustancial para todos los pueblos valencianos. “Y se hizo con los requisitos técnicos que se consideraron oportunos y con el objeto de conseguir que los pueblos pudieran colocar a cero coste bombillas que le permitieran ese ahorro que ahora todos los alcaldes le agradecen a la Diputación”, añadió.
“Los ayuntamientos han elegido la empresa suministradora que más les ha convenido, según sus necesidades y requisitos”, decía el ex presidente del PP valenciano detenido en la reciente ‘operación Frontino’ contra una trama corrupta en Valencia. Lo chocante es que todos los pueblos desecharon la bombilla LED más barata, la que ofrecía Marina D’Or, por más que les saliera gratis ya que pagaba Rus con fondos estatales.