Policías honrados se opusieron a robar el atestado del secuestro de Bárcenas en comisaría como les exigió Interior

Luis Bárcenas
El secuestrador Enrique Olivares y el ex tesorero del PP Luis Bárcenas.

Tras el fiasco del secuestro del falso cura en el domicilio de Luis Bárcenas, los jefes del operativo del Área Especial de Vigilancia (AEV) de la Comisaría General de Información ordenaron a sus agentes de campo que se personaran en la comisaría de Moratalaz y robaran el atestado de las diligencias policiales.

La orden, según los responsables de la misión de seguimiento a la familia del ex tesorero del PP, procedía de altas instancias policiales. Estaban preocupados porque hubiera quedado alguna prueba o cabo suelto en el escenario del crimen que hubiera sido recogido en el atestado policial.

Como viene informando OKDIARIO, el Ministerio del Interior pagó 10.000 euros de los fondos reservados a un delincuente para que la tarde del 23 de octubre de 2013 asaltara la casa de la familia Bárcenas para recuperar una documentación sensible que podía guardar el ex tesorero de Génova en su despacho particular. El mercenario, con un amplio historial delictivo, exigió a punta de pistola a Rosalía Iglesias y a su hijo Guillermo la entrega de tres pendrives que, supuestamente, guardaban información y cintas que afectaban a Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Javier Arenas.

La operación extrajudicial contra Luis Bárcenas –antes y después de que éste ingresara en la cárcel en 2013– contó durante dos años con 80 policías del Área Especial de Seguimiento para controlar de cerca los movimientos del ex tesorero del PP, su esposa Rosalía Iglesias y su hijo Guillermo. El dispositivo policial estaba formado por 20 mandos y 60 agentes que estaban divididos en seis grupos de 10 agentes. Para efectuar los controles se relevaban cada tres días en dos turnos: mañana y tarde-noche.

Asalto a la comisaría de Moratalaz

Cuando los jefes de la AEV pedían a sus subordinados que se convirtieran en cacos y efectuaran un asalto nocturno a las dependencias policiales en la madrileña calle Tacona de Moratalaz, un instructor de la Brigada Provincial de Información redactaba el atestado y tomaba declaración a los testigos del secuestro frustrado.

Las diligencias 4575 habían sido abiertas a la misma hora de la liberación de los Bárcenas, a las 17:30 horas, por la Brigada Provincial de Información. Esta unidad, que generalmente se dedica a asuntos de terrorismo, recibió un telefonema de la sala 091 en la que le comunicaba que, sobre las 17:19, había tenido conocimiento de que desde uno de los balcones de un inmueble de la calle Príncipe de Vergara una mujer había gritado: “¡Auxilio! ¡Policía!”.

Según el atestado, “los gritos provenían del piso 4º, domicilio de Luis Bárcenas Gutiérrez” en el que “había entrado un varón con una pistola, amenazando al hijo de Luis Bárcenas”. El detenido era Enrique Olivares García, un delincuente habitual nacido en Cuenca en 1949, que tenía una extensa ficha de antecedentes en los archivos policiales.

El atestado de la Brigada Provincial también señalaba que la propia Sala de Operaciones del 091 había enviado al domicilio de los Bárcenas a funcionarios de la Brigada Provincial de Policía Científica, sección de Delitos Violentos (DEVI). Por todo ello, el instructor policial de la causa –el agente 16483– citaba en las dependencias de Moratalaz a los agentes intervinientes, el detenido, las víctimas y los testigos. Así mismo, requería a los funcionarios la entrega de las pruebas obtenidas, tales como las bridas que utilizó para atar a los secuestrados como la pistola “british buldog” con la que los amenazó.

Orden de no intervenir

Mientras se desarrollaba todo ese procedimiento burocrático y protocolario, los agentes de campo del Área Central de Seguimiento asistían de cerca, estupefactos, los acontecimientos. Como solían hacer todos los días, a esa hora de la tarde, las dos unidades de vigilancia seguían apostadas cerca del domicilio de los Bárcenas para controlar sus movimientos. Los inspectores recibieron la orden de permanecer en sus puestos pero no intervenir. Y, sobre todo, que se mantuvieran alejados de sus compañeros de la Brigada Provincial que, en un principio, se habían hecho cargo de las pesquisas y desconocían lo que se fraguaba a sus espaldas.

El falso cura fue reducido por dos agentes de la Policía Municipal que lograron llegar al domicilio de los Bárcenas, según su declaración policial, a las 16:55. Actuaron rápido porque se hallaban cerca de la vivienda de la calle Príncipe de Vergara.

Los responsables del Ministerio del Interior estaban preocupados porque a lo largo de la tarde del 23 de octubre de 2013 los secuestrados y los testigos desfilaron por la Brigada Provincial de Información para efectuar su declaración. En las diligencias, que tenían la condición de secretas, se recogían los testimonios de los policías de Z-41 y Bronce 22 de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana y OAC 471 y Puerto 452 de la Policía Municipal.

También de los testigos Rosalía Iglesias, Guillermo Bárcenas, la empleada doméstica Victoria Feliz de la Cruz y el camarero del bar Perfil 34, Jorge Ferrer Esteban. El secuestrador Enrique Olivares se negó a declarar.

La comparecencia de los testigos terminó sobre las 20:00 horas. Los jefes policiales pretendían que, a partir de ese momento, se llevara a cabo un plan para asaltar la Comisaría y sustraer la carpeta con las diligencias policiales.

Lo último en Investigación

Últimas noticias