Caso Tándem

La Fiscalía calca el escrito de Del Rivero contra Repsol y La Caixa sin detectar severas contradicciones

El Ministerio Fiscal tergiversó el contenido de un informe encargado por la petrolera española para aclarar la contratación de Villarejo.

Del Rivero
Los presidentes de Repsol y La Caixa, Antonio Brufau e Isidro Fainé, acusados por Luis del Rivero.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

El 28 de diciembre de 2019 el Chief Compliance Officer de Repsol (CCO), el cargo encargado de revisar las buenas prácticas de la compañía, presentó un exhaustivo informe encargado por el Comité de Ética y Conducta de la compañía para rastrear cualquier tipo de contacto que cualquier trabajador de Repsol hubiera tenido con el comisario Villarejo. La Fiscalía tomó una parte de ese informe para apuntalar un escrito que sigue a pies juntillas las tesis del ex presidente de Sacyr y presunto perjudicado en esta causa, Luis del Rivero. Sin embargo, no tuvo en cuenta algunos datos que contradicen su acusación.

Cuando el presidente de Repsol, Antonio Brufau, supo que sobre él se cernía una posible investigación judicial que podría afectar a la reputación de la compañía que preside, no ordenó triturar documentos ni quemar ordenadores, sino un informe detallado de quién, cuándo y por qué dentro de Repsol pudo tener contacto o simplemente conocimiento de la existencia del comisario Villarejo. En juego había mucho, y lo sigue habiendo: una investigación por un presunto delito de cohecho por haber contratado un policía en activo para la supuesta práctica de labores en beneficio de Repsol.

El Ministerio Fiscal menciona en su escrito 12 veces que Villarejo era un agente del Cuerpo Nacional de Policía en activo y que Repsol lo sabía cuando lo contrató. Y de eso no existe ni una sola prueba. Pero más allá de la anécdota vayamos al meollo del asunto. Quién, cómo, cuándo y por qué contactó desde Repsol con Villarejo. Si lo sabemos, al igual que Fiscalía, es porque Repsol lo detalló en el informe de su CCO que fue trasladado inmediatamente a la causa para conocimiento del juzgado y de las partes.

El CCO confirmó que Villarejo fue contactado por el antiguo director de Seguridad de la empresa, ya jubilado, y al que tuvo que entrevistar desde su retiro para conocer los detalles de sus encuentros con Villarejo. Rafael Araujo, responsable de la Seguridad en Repsol en 2011, explicó haber conocido a Villarejo en la celebración de una festividad del Cuerpo Nacional de Policía. Nadie le dijo que Villarejo fuera policía y menos en activo. Ningún dato de su comportamiento, vestimenta o equipo lo delataba. A Araujo le llamó la atención que le dijeran que había trabajado o estaba trabajando para Sacyr, la empresa de Del Rivero, y que el propio director de Seguridad de la constructora e inmobiliaria le había visitado en múltiples ocasiones en  la oficina que tenía el comisario en Torre Picasso

Villarejo pidió 1,5 millones

Al mes, Araujo lo contrató, básicamente para que Sacyr no lo hiciera. Las hostilidades entre ambas empresas lo hacían aconsejable, así que además de activar el ‘mejor conmigo que contra mí’ había que darle contenido, así que se le encargaron al comisario informes para conocer qué intenciones podría tener Del Rivero con respecto a Repsol dada su manifiesta hostilidad empresarial. Villarejo presentó un presupuesto de más de un millón y medio de euros en el que se incluía el uso de helicópteros. Araujo le hizo entender que sus aspiraciones eran desorbitadas y acabó pagando a Villarejo cerca de 160.000 en seis meses por informes de deficiente calidad.

Tan malos eran que no hubo renovación de servicios y ahí acabó el trabajo entre la empresa de Villarejo y Repsol.

Nada de lo ocurrido escapa al informe censor del CCO de Repsol, quien incluyó un párrafo al que se aferra Fiscalía y Luis del Rivero. Al tratarse de un contrato muy pequeño en el global anual de una compañía como Repsol no se consultó a su presidente. El CCO trata de dar respuesta a cómo se enteró La Caixa de esta contratación para conocer los movimientos de la alianza Sacyr-PEMEX contra los intereses de Repsol. El CCO habla de la hipótesis de que “posiblemente” el asunto lo mencionaran en alguna conversación los presidentes de Repsol y La Caixa, Antonio Brufau e Isidro Fainé.

Los términos “hipótesis” y “posiblemente” fueron el asidero de la Fiscalía. Bueno, el primero desaparece en favor de la sensación de certeza. El segundo es groseramente sustituido por “probablemente” en el escrito de Fiscalía.  Pero es que es mucho más grave lo siguiente. En lo que era un encargo para vigilar las maniobras Sacyr-PEMEX contra Repsol el fiscal sustituye a Sacyr por Del Rivero, elevándolo sin pruebas a la categoría de víctima del espionaje de Villarejo con costas a Repsol.

Por cierto, volviendo al informe interno de Repsol para justificar la legalidad y transparencia de la contratación de Villarejo, la Auditoría dice: “Se ha cumplido en términos generales con los procesos establecidos por la normativa en materia de aprobación del gasto y de la contratación de los servicios prestados por la empresa Cenyt (empresa de Villarejo). En ningún caso se aprecia ni sugiere voluntad de ocultación, sino todo lo contrario. Las cuatro facturas abonadas a Cenyt han sido registradas en el sistema electrónico habiendo pasado controles de intervención”.

Un par de datos asumidos pero importantes. La Fiscalía califica los hechos desde la perspectiva actual, pero ¿quién era Villarejo y su empresa en el año 2011? El informe encargado por Repsol lo explica también.

“Se trataba de una firma de servicios especializados, de reconocido prestigio, que en ese momento trabajaba con las grandes empresas del IBEX, que contaba con trabajadores y estructura”. Poco o nada se podía sospechar en 2011 de lo que Villarejo y su empresa acabaría siendo a día de hoy y en 2011 nadie hablaba aún de las cloacas del Estado.

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