Amedo siempre fue una presa apreciada por ETA que intentó asesinarlo hasta en siete ocasiones

José Amedo-Jesús Sepúlveda
José Amedo en una imagen de 2013 (Foto: Efe).
Manuel Cerdán

El subcomisario José Amedo fue una presa muy apreciada por ETA durante décadas, que había puesto precio a su cabeza. La banda terrorista conocía su actividad como experto en Información Pura desde sus inicios en Bilbao. Era el jefe de esa unidad en la Jefatura Superior del País Vasco y contaba con una red de colaboradores e infiltrados en la organización armada. El que fuera luego el enlace de Interior con los comandos de mercenarios de los GAL sufrió un acoso de ETA para cobrarse la pieza. Logró salir ileso de siete atentados que fueron frustrados.

1.- 1973. La primera vez que ETA quiso matar a Amedo el policía sólo tenía 27 años. El terrorista ejecutor era Zabarte Arregui. El etarra recibía las órdenes de Pérez Beotegui Wilson, que en esa época era el jefe de los comandos Berezis de la banda, mientras preparaba en Madrid junto a Argala y Ezkerra el magnicidio del presidente Carrero Blanco. El joven policía se salvó de ser acribillado por el conocido como el Carnicero de Mondragón gracias a la intervención de un vehículo camuflado de la Policía político-social que le dio el alto. Zabarte se dio a la fuga abriendo fuego con su arma. Cuando fue detenido, más tarde, tenía en su poder un documento con los datos personales de Amedo: domicilio, el número de matrícula de su automóvil y los lugares que solía frecuentar.

Ante la policía, Zabarte Arregui declaró que el subcomisario Amedo era uno de los motivos de su viaje a Bilbao. Confesó que había recibido la orden de la dirección para asesinarlo.

Amedo ya era conocido en esa época en Bilbao a donde había llegado con tan sólo 4 años. Allí estudió Bachillerato en Lasalle de Deusto, donde aprobó también el PREU. Se matriculó dos años en Perito Industrial pero, como era de letras, tenía dificultad para hacerse con el control de las asignaturas de ciencias.

Finalmente, optó por ingresar en la Policía, de alguna manera influenciado por su padre que era inspector, aunque su verdadera ocupación era la de deportista de tiro olímpico con pistola. Su primera participación en unos Juegos Olímpicos fue en México-68. Después no falló a ninguna cita olímpica, llegando a convertirse en el décimo del ranking de su especialidad y varias veces campeón de España. En Barcelona 92 fue director técnico del equipo nacional. Cuando le presentaron a Juan Carlos I, el entonces Rey le dijo: “Estoy al corriente de lo de tu hijo”, en referencia a su detención por el caso GAL. Le confesó que se arreglaría su situación judicial. Amedo ya había sido juzgado por la Audiencia Nacional y condenado a más de 100 años de cárcel por los atentados en los bares Batxoki y Consolation.

Con 20 años Amedo se preparó para la oposición de ingreso en el Cuerpo policial. El primer año suspendió, pero aprobó a la segunda. En ese tiempo vivía en una pensión de General Pardiñas de Madrid que le buscó su padre. La Escuela de Policía estaba situada en la calle Miguel Ángel, donde está ahora la Dirección General de la Policía.

Amedo pidió como destino Bilbao, una plaza que rehuían la mayoría de sus compañeros. Sus primeros pasos como agente policial coincidieron con los asesinatos a manos de ETA de José Pardines y Melitón Manzanas.

2.- 1981. El segundo intento para acabar con su vida se produjo en 1981 por parte de Lete Etxaniz, el jefe del comando Vizcaya. Etxaniz y otros dos miembros de ETA merodearon por el pub Buchanan’s de Bilbao, donde Amedo solía parar. Un día, a eso de las 11 de la noche, salía con un compañero del cine Consulado, próximo al bar, cuando se encontraron frente a frente con el comando. Los terroristas se dieron a la fuga sin que el policía tuviera tiempo para desenfundar su arma. En aquellos momentos solía portar una Sig Sauer de quince balas del calibre 9 mm parabellum.

Lete Etxaniz estaba acusado por la policía española de haber formado parte del comando Vizcaya y de haber participado en un atentado, en 1980, en Ispáster en el que resultaron muertos seis guardias civiles.

Posteriormente, fue detenido en 1984 por la policía francesa y deportado a Cabo Verde, tras negarse las autoridades galas a firmar su extradición a España. En la isla africana obtuvo la nacionalidad, en 1997, donde falleció en 2002 por un problema de coagulación en una pierna que le provocaba trombos y fuertes dolores.

3.- 1987. Amedo fue sometido a vigilancia nuevamente por Josu Ternera, como declaró más tarde la entonces secretaria de Estado de Interior y actual ministra de Defensa, Margarita Robles. El número uno de ETA envió un informe sobre Amedo a Santi Potros. El plan era asesinarlo con un rifle de precisión cuando se acercara a uno de sus lugares de encuentros.

4.- 1988, el comando Araba de ETA intentó asesinar a Amedo y a su confidente en HB, Joseba Urkijo Borde, que logró escapar a México donde fue detenido por la Policía años después en la ciudad costera de Cancún.

5.- 1995. Amedo recibió un aviso de la Comisaría General de Información para alertarle de que tomara precauciones porque le estaba siguiendo un comando de ETA en la zona de Pozuelo de Alarcón, en Madrid, donde había fijado su residencia tras abandonar la cárcel. El caso GAL ya había estallado y ETA estaba obsesionada con él.

6.- 1996. ETA seguía su rastro dentro y fuera de Madrid. Cuando se desplazaba en verano a Lugo, a su pueblo de Cerceda, intentaron interceptarlo por el camino, pero la Policía siempre abortó cualquier intento de asesinato. La Guardia Civil, además, detectó a unos terroristas que preguntaron por él a los vecinos de la localidad lucense.

7.- 1997.- ETA asesinó a un policía de un tiro en la nuca en el portal de su domicilio en la avenida Madariaga de Bilbao, donde Amedo había residido, primero, con su familia y, más tarde, solo. Era una vivienda asignada a funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía. Amedo ya había tomado precauciones y, cuando residía allí, sólo acudía para recoger cosas. Los vecinos le alertaron de que a menudo unos jóvenes preguntaban por él y hacían vigilancia desde un coche. Una de las hipótesis policiales era que los etarras asesinaron al inspector confundiéndolo con Amedo.

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