Interior pagó 10.000 € de fondos reservados al falso cura para secuestrar a los Bárcenas
El Ministerio del Interior pactó con el delincuente Enrique Olivares el pago de 50.000 euros de fondos reservados por secuestrar en octubre de 2013 a la familia Bárcenas y recuperar tres pendrives con información sensible del Partido Popular. Según había informado el chófer Sergio Ríos, los soportes informáticos los guardaba el ex tesorero en su domicilio de la calle Príncipe de Vergara de Madrid.
Fuentes policiales, que conocieron de cerca la operación policial, aseguran a OKDIARIO que, para ejecutar el asalto a la vivienda, los responsables del plan adelantaron al mercenario 10.000 euros de los fondos del Ministerio de Interior. Además, le prometieron otros 40.000 euros si la misión culminaba con éxito: si recuperaba los documentos internos del PP que afectaban a Mariano Rajoy, entonces presidente del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Javier Arenas.
Siguiendo un operativo diseñado por la propia Policía y con el conocimiento de algunas de las más altas instancias de la Seguridad del Estado, el delincuente Enrique Olivares se presentó en el hogar de los Bárcenas con la lección muy bien aprendida. Previamente, había sido preparado por mandos policiales y había tenido acceso a un croquis con la distribución del domicilio del ex tesorero, que en esas fechas se encontraba en la cárcel madrileña de Soto del Real.
Un sicario contratado por la propia Policía
El sicario, contratado por la propia Policía, accedió a la vivienda de Bárcenas la tarde del 23 de octubre de 2013 sobre las 15,45 horas, cuando la familia comía en la cocina. El mercenario iba vestido de sacerdote con traje negro y alzacuellos (clairman), disfraz con el que engañó al portero de la finca y, poco después, a la trabajadora doméstica, la dominicana Victoria Feliz de la Cruz.
El secuestrador al hijo de Bárcenas: «Me hacéis entrega de los ‘pendrives’ de tu padre… u os mato»
Tras accionar el timbre, el falso sacerdote comprobó cómo la sirvienta pedía permiso a Rosalía Iglesias y le abría la puerta del domicilio. Fue definitivo que le explicara que era un cura de Instituciones Penitenciarias y que quería entrevistarse con el hijo y la mujer de Bárcenas. ¿El motivo?: Rellenar un formulario a fin de que le concediesen la libertad provisional al ex tesorero de Génova.
La mentira de Olivares dio resultado porque la mujer de Bárcenas y su hijo Guillermo lo invitaron a pasar al salón. Una vez allí, en un descuido de los anfitriones, sacó de un maletín un viejo revolver de bolsillo tipo “british bulldog”, con un tambor de 5 balas, sin marca, modelo y número de serie, que había sido modificado de manera rudimentaria.
La recámara de los casquillos tenía embutidos tubos metálicos para reducir el calibre original de 11 mm a otro de 8 mm. Asimismo, el delincuente-colaborador de la Policía guardaba otros diez cartuchos de fogueo con la inscripción MFS –uno de ellos “con una bola de acero adherida en su parte delantera” con pegamento superglue–.
Tres secuestros con fondos reservados
De la amabilidad, el asaltante pasó a la acción amenazando con malos modales a Guillermo Bárcenas: “Tú túmbate en el suelo o le pego un tiro a tu madre”. Después maniató con unas bridas en las muñecas a los moradores de la vivienda: Rosalía Iglesias, su hijo y la asistenta. Los tres fueron conminados: “Ahora me lleváis al despacho de tu padre y, una vez allí, me hacéis entrega de los pendrives de tu padre o me decís la información que tumbe al Gobierno u os mato”. Y soltó otra amenaza dirigiéndose a Guillermo Bárcenas: “O me das la información o le doy un culetazo a tu madre y la duermo”.
Saltaba a la vista que el delincuente común sobornado por la Policía había sido aleccionado. Por eso le espetó a los secuestrados: “Quiero la información que tienen para derribar a este Gobierno y su presidente”. El delincuente mentía porque el fin último del operativo era privar a los jueces de la Audiencia Nacional de la documentación de Bárcenas, como ha venido informando OKDIARIO, en exclusiva, en el ya conocido como “caso de los fondos reservados”.
La cúpula de la Policía no sólo había sobornado con 48.000 euros de los fondos reservado del Ministerio del Interior y una plaza de subinspector del CNP al chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, sino que además se atrevía a financiar con dinero negro de la misma procedencia a un delincuente con antecedentes penales para que secuestrara durante poco más de una hora a la familia del ex tesorero del PP.
El hijo de Bárcenas logró reducir al secuestrador
La asistenta, de origen dominicano, tras el secuestro, declaró al juez que el falso emisario de Instituciones Penitenciarias la amenazó apuntándole con el revólver: “Usted es de Santo Domingo, así que ya sabe qué es lo que va a pasar aquí”, dejando entrever un desenlace violento.
Pero cuando Olivares se disponía a cumplir su amenaza, en un descuido, el hijo de Bárcenas –el cantante y fundador del grupo Taburete– se libró de las bridas y se lanzó contra el sicario policial consiguiendo derribarlo. Del empujón el revólver cayó al suelo, momento que también aprovechó la asistenta para retirar el arma. Llamó a gritos a la Policía desde el balcón que da a la calle Príncipe de Vergara y salió corriendo de la vivienda hacia la cafetería Perfil 34, donde dejó el revólver. Otra vecina que escuchó las voces también avisó a la fuerzas del orden.
El mercenario, finalmente, fue reducido y detenido por agentes de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana que desconocían los planes secretos del secuestrador y, por tanto, que éste fuera colaborador de sus compañeros del Cuerpo Nacional de Policía (CNP).
Los captores y controladores policiales del delincuente, en cambio, se encargaron de propagar el bulo de que el secuestrador era un tipo desequilibrado e inadaptado que lo único que perseguía era hacerle daño al PP. Cinco años después, OKDIARIO desvela que todo fue una farsa y que el delincuente Enrique Olivares era un pieza más del engranaje del operativo policial para recuperar los papeles de Bárcenas.