Niñas de Tenerife

Los 12 hombres del ‘Ángeles Alvariño’ piden no ser relevados hasta encontrar a la pequeña Anna

El miembro de la UOPJ de la Guardia Civil que está a bordo le dio la noticia del hallazgo de Olivia a su madre

La madre pide que retiren a sus hijas los apellidos del padre

Última hora de Anna y Olivia, las niñas de Tenerife, en directo: la búsqueda de Tomás Gimeno y reacciones

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Luis Miguel Montero

El buque oceanográfico Ángeles Alvariño se ha convertido durante las últimas horas en el protagonista de este trágico suceso que ha conmocionado a la sociedad canaria, pero también a toda España, tras encontrar en el fondo del océano a tres millas de la costa y mil metros de profundidad dos bolsas, petates militares de lona azul, que cargó Tomás Gimeno y que fueron captadas por las cámaras de seguridad del Puerto de Santa Cruz el día que desaparecieron las menores, Anna y Olivia.

El hallazgo fue posible gracias al barrido lateral del barco que identifica, básicamente, objetos metálicos bajo el agua. El buque manda un eco que es devuelto de manera diferente si el suelo contiene algo metálico. También ha sido clave para el hallazgo haber localizado con bastante exactitud el lugar donde el teléfono de Tomás Gimeno perdió bruscamente su conexión.

El barco llegó a Tenerife desde su base en Vigo el pasado 31 de mayo. Desde entonces, los doce hombres que componen su tripulación y el miembro de la UOPJ de la Guardia Civil de Tenerife que ejerce las labores de instructor judicial cuando se produce un hallazgo, como el del cuerpo de Oliva, de seis años, a mil metros de profundidad, no han bajado a tierra.

Sólo el pasado domingo atracó en el muelle de Santa Cruz para repostar y luego de nuevo se hizo al mar. El barco trabaja 24 horas sin descanso y fue el miembro de la Guardia Civil  que está a bordo quien descendió el jueves para darle a Beatriz en persona la trágica noticia del hallazgo de Olivia, cuyo cadáver fue levantado de manera oficial por la jueza que instruye el caso en el Instituto de Medicina Legal de Tenerife, ubicado en La Laguna, donde se intenta averiguar la causa de su muerte realizando la autopsia.

Hasta 2.000 metros

Este viernes se supo que el buque no fue diseñado para estas labores de búsqueda de personas en el agua, sino para encontrar tuberías, oleoductos, cables submarinos o trazar mapas del fondo marino. A bordo lleva un robot submarino, el ROV Liropus 2000, capaz de recuperar objetos en el mar hasta los 2.000 metros de profundidad.

Este aparato está equipado con siete cámaras, puede recorrer el fondo marino y enviar imágenes en directo a la superficie. Este robot no tripulado cuesta un millón y medio de euros. Las ventajas de contar con un robot de este tipo es que no tiene que aguantar las presiones del fondo marino que en el lugar donde se encontró a Olivia es de 101 atmósferas, es decir, una atmósfera cada 10 metros de profundidad. Los buzos profesionales no rebasan los 70 metros de profundidad.

La Delegación del Gobierno en Canarias también confirmó que falta el informe final de la autopsia para conocer la causa de la muerte de Olivia, casi al mismo tiempo que su madre Beatriz anunciaba que intentará retirar el apellido Gimeno a las niñas para que en sus lápidas consten los apellidos Zimmermann de Zárate, los de su madre.

Este mismo viernes también se adelantó que el buque va a seguir buscando el cuerpo de la pequeña Anna, de un año y medio, el tiempo que sea necesario, ya que en principio finalizaba su misión este domingo. Sus hombres no quieren ser relevados, ahora que han encontrado el hilo que puede desenredar la madeja y no quieren perderlo.

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