La violencia de Boko Haram provoca una crisis humanitaria que afecta a 800.000 personas

Imagen de las niñas secuestradas por los terroristas de Boko Haram.
Imagen de las niñas secuestradas por los terroristas de Boko Haram.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha denunciado este viernes la grave situación humanitaria a la que se enfrentan más de 800.000 personas en el noroeste de Nigeria a raíz del conflicto con el grupo terrorista Boko Haram, una situación que podría empeorar debido a los enfrentamientos militares en la zona.

ACNUR ha publicado este viernes un comunicado en el que denuncia la situación de urgencia que se está viviendo en el noroeste de Nigeria, donde el conflicto con Boko Haram ha dejado millones de desplazados internos que no tienen acceso a asistencia básica y que se encuentran desprotegidos frente a la violencia.

La campaña militar lanzada por el Gobierno, que cuenta con la colaboración de la Fuerza Especial Conjunta Multinacional Africana (MNJTF, por sus siglas en inglés), está provocando que la situación cada vez sea más peligrosa e inestable para la población civil de la zona.

Los terroristas se sienten acorralados, por lo que han aumentado su actividad en los estados de Borno y Yobe, donde los ataques a civiles, los coches bomba, los robos de comida y los atentados suicidas han aumentado en los últimos meses. ACNUR ha denunciado que el pasado 27 de julio, un convoy de la ONU fue atacado con un artefacto explosivo casero, provocando graves heridas a los trabajadores humanitarios y la escolta militar que les acompañaba.

El acceso a la mayor parte de la Cuenca del Lago Chad, donde Boko Haram concentra su actividad, resulta imposible para las organizaciones humanitarias. En las zonas a las que sí han podido acceder los trabajadores humanitarios de ACNUR, la situación es «desastrosa e impactante».

Extrema urgencia

Cada día se producen nuevas violaciones de los Derechos Humanos en esa recóndita zona del país africano, perpetradas por los milicianos de Boko Haram: asesinatos indiscriminados a civiles, violencia sexual, desapariciones, reclutamiento forzado, rapto de menores para convertirles en niños soldado, conversiones forzadas, robos… etc.

No obstante, los civiles que todavía viven en esa zona del país –el conflicto ha dejado tras de sí más de 2 millones de desplazados internos– no sólo tienen que hacer frente a la amenaza terrorista, sino que la grave situación de emergencia humanitaria está matando a miles de personas cada día, que carecen de acceso a agua potable o a alimentos.

De acuerdo con los datos de Naciones Unidas, alrededor de 800.000 personas están en una situación de extrema necesidad. Cada día se registran nuevos casos de desnutrición grave aguda, y la escalada de violencia que se ha producido en los últimos años impide que la población pueda cultivar sus propias cosechas o mantener su ganado, por lo que cada vez son más dependientes de la ayuda humanitaria.

En el estado de Borno, Naciones Unidas estima que más de 50.000 personas están en situación de alerta crítica, de las cuales unos 21.000 son niños. Más de la mitad de estos menores han perdido a uno o a sus dos padres.

Los desplazados internos, sin salida

Por otra parte, la situación de los desplazados internos nigerianos que se encontraban en el país vecino ha sufrido un nuevo revés, como resultado del inicio de los combates entre las fuerzas nigerianas y sus colaboradores internacionales contra la organización terrorista.

La inseguridad ha aumentado de manera drástica en la zona durante los últimos meses, y los violentos ataques que tuvieron lugar el pasado 3 de junio en la ciudad de Diffa, en Níger, contra varios militares, han resultado en el peor éxodo de desplazados desde que comenzó el conflicto en 2013. Se estima que alrededor de 100.000 personas que estaban refugiadas en Níger se han visto forzadas a volver a Borno.

Las organizaciones humanitarias no dan abasto. Carecen de recursos para hacer frente a la crisis humanitaria que se está viviendo, y debido a lo impredecible que está siendo el conflicto, les resulta imposible prepararse adecuadamente para proporcionar la asistencia humanitaria necesaria.

En las últimas semanas, con la ayuda de un corredor humanitario abierto recientemente cerca de la frontera con Camerún, los trabajadores humanitarios de ACNUR han podido tener acceso a la ciudad de Maiduguri, la segunda más grande de Borno, que antes del conflicto tenía una población de unos 350.000 habitantes.

La inmensa mayoría de los habitantes han huido de sus casas. Aquellos que se han quedado se quejan de la falta de alimentos y agua, y de la continua sensación de inseguridad. La inmensa mayoría de los desplazados son mujeres, niños y ancianos, que huyen de una ciudad a otra esperando poder dejar los combates atrás.

ACNUR ha pedido ayuda urgente a la comunidad internacional para poder abordar esta crisis. Ha señalado que su preocupación se dirige de forma principal en estos momentos a las más de 500.000 personas que están concentradas en unas 10 localidades que han sido liberadas recientemente en Borno por el Ejército nigeriano, y donde cada día llegan más desplazados.

La insurgencia de Boko Haram en el noroeste de Nigeria ha acabado por desencadenar una crisis humanitaria regional, que no afecta sólo a Nigeria, sino también a los tres países con los que comparte la Cuenca del Lago Chad: Camerún, Chad y Níger. La situación de extrema inseguridad ha empujado a más de 200.000 nigerianos a cruzar la frontera, pero las continuas incursiones del grupo terrorista a los países vecinos han provocado desplazados internos también en estos países.

En la actualidad, hay 157.000 desplazados internos en Camerún, 74.800 en Chad y más de 127.000 en Níger. En Nigeria ese número asciende a los dos millones y medio de personas. El conflicto, por otro lado, ha acabado con la vida de más de 13.000 nigerianos.

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