Unos niños corrigen a Jill Biden por su obsesión ‘woke’ de felicitar las «fiestas»: «¡Feliz Navidad!»
Jill Biden saluda a los niños desde la Sala Este de la Casa Blanca en un acto de los Marines
Unos niños corrigieron el pasado viernes a la primera dama Jill Biden por su obsesión woke de felicitar las «fiestas»: «¡Feliz Navidad!», le gritaron en el tradicional acto en la Sala Este de la Casa Blanca de recogida de juguetes. Es un acto del Cuerpo de Marines (Marine Toys for Tots, en inglés) en el que los militares recogen juguetes en antes de la Navidad para entregárselos a los niños de familias con ingresos bajos. Como se puede ver en el vídeo, en este acto se reunieron la primera dama Jill Biden, el teniente general Leonard Anderson IV, comandante de la Reserva del Cuerpo de Marines de EEUU. Esta situación se produce a poco más de un mes de la toma de posesión del presidente electo de EEUU Donald Trump, que ganó las elecciones a la vicepresidenta de Joe Biden Kamala Harris. La demócrata perdió las elecciones después de llevar una campaña que fracasó en esconder sus políticas izquierdistas y agenda woke.
Como se puede ver en el vídeo, Jill Biden saluda a los niños desde la Sala Este de la Casa Blanca con un «felices fiestas» con la clara intención de evitar pronunciar la palabra «Navidad» y ellos le corrigen: «¡Feliz Naviidad!».
Poco después de las elecciones del 5 de noviembre, en las que Trump barrió a Kamala Harris, el periódico neoyorquino The New York Times admitió en un análisis que la ideología woke ha empezado a perder fuerza tras el fracaso electoral. El rotativo, conocido por su tradición en apoyar al Partido Demócrata, explicó en el análisis que la ideología woke alcanzó su máximo punto tras la muerte de George Floyd en 2020. Actualmente, los políticos demócratas más moderados han empezado a huir de los llamamientos woke para retirar financiación a la policía y despenalizar el cruce de fronteras tras las elecciones.
El fracaso de Kamala Harris ha abierto una guerra en el Partido Demócrata entre los políticos más moderados y los más izquierdistas. Los moderados han empezado a plantear que el progresismo cultural alienó a una gran franja de la clase trabajadora de votantes, que, sin distinción de razas, es socialmente más conservadora.
Una encuesta postelectoral de Blueprint, empresa demócrata de sondeos, reveló que el 90% de los votantes indecisos que apoyaron a Trump consideraban que «los demócratas quieren promover una ideología transgénero». El 91% pensaba que el partido está «demasiado centrado en la política de identidad». Una mayoría o casi mayoría estaba en desacuerdo con las políticas de Harris de quitarle fondos a la policía, despenalizar la frontera y otorgar compensaciones a los afroamericanos estadounidenses por la esclavitud.
La mayoría de la población de Estados Unidos ve estos asuntos como preocupaciones de la élite. Los estrategas del Partido Demócrata culpan a los wokes de la derrota demócrata. Algunas figuras de centroizquierda van más allá. Insisten en que no es sólo la política cultural de izquierdas la que perjudica al partido. También la economía de izquierdas, la retórica de quitarle fondos a la policía, la laxa política fronteriza y la propuesta de Harris de subir los impuestos. Consideran que la izquierda no aprendió de las elecciones de 2016 cuando Trump ganó a Hillary Clinton. Decidieron moverse más a la izquierda en vez de irse al centro.