Turquía vuelve a tener un papel clave en el mapa del mundo

Protestas-Estambul-PKK
Protestas contra los últimos atentados del PKK este miércoles en Estambul (Foto: Getty)
Rafael Gallego

Turquía parece estar llamada a tener papeles importantes en los grandes choques entre civilizaciones en la historia del mundo. Solo que hace cuatro siglos ellos representaban al ‘agresor’ y ahora pueden convertirse en el muro de contención ante la barbarie islamista.

Poco le ha agradecido Europa a Croacia el haber sido en su momento el límite a la expansión musulmana que durante siglos el imperio otomano protagonizó llegando desde el Este, pasando la región de Herzegovina y llegando hasta el país dálmata donde cosecharon una gran derrota rozando el año 1600. Aquello preservó el cristianismo occidentalista en Europa, aunque de paso también sentó las bases del polvorín que sufriría el estado de Yugoslavia siglos después.

Pues bien, ahora mismo, Turquía puede representar el gran muro de contención para el mundo occidental ante la amenaza radical del Estado Islámico. Por su situación geográfica, con fronteras con Siria o Irán, resulta un enclave estratégico entre el origen del Estado Islámico y Europa. Esa misma situación geográfica es una de las razones que han complicado el novedoso anhelo de formar parte de la Unión Europea para un país que se modernizó desde que Kermal Ataturk impulsase la laicidad del mismo y al que el actual presidente Recep Tayip Erdogan ha tenido en cierta indefinición entre la democratización, puesta en solfa por algunos recortes a la libertad de expresión, y acusaciones de islamización.

Durante cierto tiempo Turquía ha querido mostrar una equidistancia entre occidente y el Estado Islámico, pero este mismo verano se convirtió en un aliado permitiendo a tropas norteamericanas utilizar sus bases para combatir al Estado Islámico. Estos radicales son abiertamente enemigos de Turquía, pero el país tiene un doble rival, puesto que también mantiene sus cuitas históricas con el pueblo kurdo. El Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) entró en el gobierno este mismo año pero, tras bloquear las últimas iniciativas de Erdogan, éste convocó elecciones para este otoño, intentando volver a deshacerse de ellos en el gobierno.

Una Turquía activa puede ser muy importante a la hora de frenar el avance del Estado Islámico, pero para conseguir eso, los estadounidenses han concedido cierta manga ancha para que los turcos combatan también en el campo de batalla al PKK, un grupo que para Estados Unidos se considera ‘grupo terrorista’.

El triángulo tiene también una importante arista por parte del pueblo kurdo: sus milicias armadas, los llamados peshmergas, se han destacado por ser los grupos más eficientes a la hora de combatir al Estado Islámico. Pero el verdadero beneficio para Turquía reside en la mencionada carta blanca para poder atacar posiciones kurdas, especialmente en la frontera más sensible con Siria –los turcos ya no son tan beligerantes contra Bashar Al Assad, el patrocinado de su gran enemigo Irán-, convirtiéndose en un contingente estratégico contra el Estado Islámico.

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