Macron admite la «responsabilidad» francesa en el genocidio de Ruanda

El colonialismo en África por parte de las potencias europeas supuso una explotación incesante de recursos naturales. Por otra parte, el trazado de fronteras unió a grupos étnicos que no debían estar juntos, dando lugar a conflictos y matanzas. Los países europeos, haciendo caso omiso a las advertencias, no impidieron genocidios, llegándose a posicionar próximos a los regímenes genocidas. Ahora, tiempo después, algunas potencias excoloniales como Francia o Alemania han decidido admitir su responsabilidad y reconocer sus errores en el continente africano.
Emmanuel Macron, durante una visita oficial a Ruanda, pidió perdón por la postura de Francia respecto al genocidio perpetrado por las milicias hutus. “De pie aquí hoy, con humildad y respeto, he llegado a reconocer nuestras responsabilidades”, declaró el presidente galo en el memorial del genocidio de Kigali, capital ruandesa. Macron admitió no haber escuchado a los que advirtiendo sobre la inminente matanza. No obstante, añadió que Francia “no fue cómplice” del genocidio de 800.000 tutsis y hutus moderados.
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, elogió las palabras de su homólogo francés. “Sus palabras fueron más valiosas que una disculpa. Fueron la verdad”, declaró Kagame en una rueda de prensa conjunta. Asimismo, clasificó el gesto de Macron como “un acto de tremendo coraje”. Durante la visita del presidente francés Kagame subrayó que los lazos entre los dos países se fortalecerían en el futuro y que ambas naciones se relacionarían “mucho mejor en términos económicos, políticos y culturales”.
Jean-Paul Kimonyo, exasesor del presidente, también alabó el gesto de Macron calificándolo como “un discurso fuerte”. Respecto a la falta de una disculpa oficial, Kimonyo aseguró que el presidente pidió perdón “de una manera sutil”. Sin embargo, ese detalle ha sido criticado por Ibuka, una organización que ayuda a los sobrevivientes del genocidio. La asociación se sintió “decepcionada” con Macron por no presentar una disculpa clara.
El periodista Malcom Webb, corresponsal de Al Jazeera en Kenia y otros lugares de África, sostiene que el hecho de que Macron no pidiese disculpas oficiales se debe a las futuras elecciones en Francia. Webb se refiere en concreto a las críticas por parte de formaciones políticas. “Si se hubiera disculpado muy probablemente habría sido atacado por la extrema derecha y el acto no habría sido apreciado por las élites del Ejército”, aseguró el periodista.
Las declaraciones de Macron reiteran un informe de una comisión de expertos de Francia en la que señalan que las autoridades galas, bajo el mandato de François Mitterrand, tuvieron una “gran responsabilidad” por el genocidio. El panel de expertos, al igual que Macron, sostiene que Francia no fue cómplice de las ejecuciones en masa.
Alemania, siguiendo los pasos de Macron, reflexiona sobre su pasado colonial
Heiko Maas, el ministro de Relaciones Exteriores alemán admitió que Alemania había provocado “un sufrimiento inconmensurable” a los pueblos herero y namaqua, etnias de la actual Namibia. A principios del siglo XX las tropas coloniales alemanas perpetraron asesinatos en masa contra los hereros y namaqua. Más de un siglo después, Alemania ha reconocido su culpa en esas matanzas. “Con el punto de vista actual, calificaremos estos acontecimientos como lo que son: un genocidio”, declaró Maas.
“No se puede borrar el pasado”, admite el jefe de la diplomacia alemana, aunque reconoce que el perdón es un paso importante para superarlo y “construir juntos el futuro”. El ministro también ha declarado que Berlín enviará un fondo de 1.100 millones de euros para la “reconstrucción y el desarrollo de Namibia.
Algunos historiadores consideran este genocidio como el primero del siglo XX. Las tropas alemanas asesinaron aproximadamente a 60.000 hereros y a 10.000 namaquas, además de emplear técnicas genocidas como desplazamientos forzados y traslados a campos de concentración. Algunas autoridades que intervinieron directamente en el genocidio, como el médico Eugen Fischer, fueron auténticos ídolos para Adolf Hitler e influyeron notablemente en sus ideales. Fischer se encargaba de realizar experimentos con los cráneos de las víctimas para “demostrar la superioridad de la raza blanca”.
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