Entrevista a Leopoldo López

Leopoldo López revela torturas a presos en Venezuela: «Los cuelgan durante días de las manos»

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Leopoldo López estuvo preso durante casi cuatro años en la cárcel militar de Ramo Verde

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Rodrigo Villar

Leopoldo Eduardo López Mendoza (Caracas, 1971), es uno de los líderes políticos más carismáticos de la oposición venezolana. Su célebre detención, por parte de las fuerzas chavistas en 2014, cambió para siempre la visión que el mundo tenía sobre el Gobierno de Nicolás Maduro: a partir de entonces se consolidó la idea de que Venezuela vive bajo un régimen tiránico. Ahora bien, pese a las torturas y represión sufridas durante su estancia en la cárcel, López ha continuado su labor como político opositor venezolano hasta tal punto que se ha convertido en uno de los máximos defensores de la libertad, la democracia y los derechos humanos en el mundo. Algunas de sus escalofriantes experiencias en prisión han llegado hasta la Corte Penal Internacional donde se juzgan las torturas practicadas por la dictadura de Maduro. «La mía es una de miles de historias. Muchas personas sufrieron torturas físicas, algunos de ellos compañeros míos. Fueron sometidos a choques de electricidad en los genitales. Fueron colgados de las manos durante días, incluso semanas», asegura López durante una entrevista concedida a este medio.

Sentado en el plató de OKDIARIO López recuerda su paso por la penitenciaria militar de Ramo Verde, un lugar donde, según el político, se siguen produciendo torturas y detenciones irregulares. Su caso, uno de los más flagrantes en violaciones de derechos humanos, fue llevado ante la ONU y condenado por numerosas asociaciones por los derechos humanos como Human Rights Watch. «No tenía luz eléctrica. Estaba encerrado en completa oscuridad durante 12 horas al día», revela.

Después de esta terrible experiencia, y ya en libertad, López funda el Congreso Mundial por la Libertad, una asociación que lucha contra todas las dictaduras en el mundo. «He estado en África, he visto todo tipo de tiranías, y puedo decir que Maduro está en el top», afirma.

Ahora pide el voto para derrotar a Maduro en las próximas elecciones presidenciales. «Asegúrense de que cada familiar, cada amigo y cada vecino salga a votar el 28 de julio», dice.

P.- ¿Es Venezuela una dictadura?

R.- Absolutamente. Una dictadura se define como un sistema en donde no hay control democrático, en donde hay un sólo mando. Y yo te diría, como lo ha dicho incluso Felipe González desde hace muchos años, que más allá de una dictadura es una tiranía, porque una tiranía simplemente es la arbitrariedad de quien manda. En Venezuela hay una estructura de poder criminal. La economía está controlada por los intereses de una estructura criminal sustentada en el petróleo, en la extracción destructiva del oro, en el tráfico de la cocaína y en el contrabando. Y esos son los pilares de la economía venezolana y son los pilares de la estructura de poder. En Venezuela no hay ni un solo juez autónomo, no hay un fiscal autónomo y ningún policía se rige bajo la estructura de la ley. El poder militar está total y absolutamente politizado en sus cúpulas. Yo viví encarcelado en una prisión militar durante casi cuatro años y pude ver de primera mano como también la estructura militar de Venezuela está total y absolutamente politizada.

P.- ¿Cómo es estar encarcelado en un régimen como el de Nicolás Maduro? ¿Le torturaron?

R.- A mi Maduro y sus fuerzas de la dictadura no me agarraron escapando, no me agarraron en mi casa o en un escondite. Yo, voluntariamente, me entregué ante una orden de captura que se había emitido en mi contra. Y lo hice muy conscientemente para poder mostrar a Venezuela y al mundo que ya no estábamos en democracia. Porque yo estoy convencido que cuando hay un preso político ya no se puede hablar de democracia. Y a partir del 18 de febrero de 2014, que fue un día de mucho movimiento, me llevan a la cárcel militar de Ramo Verde, en donde pasé en confinamiento solitario casi cuatro años de mi vida, en donde tenía restringida la comunicación. Tu me preguntas sobre torturas. Mi caso fue llevado a la Corte Penal Internacional y a la ONU, que tiene un grupo de trabajo sobre torturas, y la ONU determinó sobre mi caso que efectivamente yo, al igual que muchos otros, había sido víctima de la tortura en la cárcel por las fuerzas de la dictadura. Luego, a finales del año 2017, me llevan a casa por cárcel y allí convoco nuevamente a las manifestaciones que estaban en aquel momento en la calle en Venezuela, y me llevan nuevamente a la cárcel militar.

La mía es una de miles de historias, porque yo no quiero dejar de compartir el hecho de que en estos últimos diez años han habido 15.000 detenciones arbitrarias y muchas de estas personas sufrieron torturas físicas, algunos de ellos compañeros míos. Sufrieron torturas físicas, fueron sometidos a choques de electricidad en los genitales. Fueron colgados durante días, incluso semanas. Eran ahogados en tubos de agua de desecho y muchas otras torturas que hoy están siendo investigadas por la Corte Penal Internacional y por la ONU. Todo esto que te estoy diciendo está sustentado en miles de denuncias de venezolanos que han sido víctimas de la persecución, de la tortura y el encarcelamiento, a manos de la dictadura de Nicolás Maduro.

P.- ¿Qué torturas sufrió personalmente?

R.- En mi caso yo fui sometido a estar en confinamiento solitario. Mi celda era de dos metros y medio por dos metros y allí estuve sometido a una tortura, según lo califica la misma ONU, que es el confinamiento solitario. Yo no tenía electricidad, tenía 12 horas de total y absoluta oscuridad todos los días y no tenía posibilidad de tener contacto. En ocasiones me podía visitar mi abogado, mi madre y mi esposa y mis hijos. Pero el resto del tiempo estaba sometido a confinamiento solitario. Y te puedo hablar de torturas físicas que recibieron compañeros míos que, como te decía anteriormente, fueron torturas, que incluso a día de hoy, después de años de haber salido de la cárcel, están sufriendo no solamente a nivel psicológico sino a nivel físico. Algunos de ellos eran enrollados en unas colchonetas y les caían a batazos por los guardias. A otros los colgaban de tubos y los dejaban allí durante un tiempo. Otros vivieron la cárcel en un hacinamiento muy profundo, es decir, en un espacio muy pequeño metían a diez, quince o veinte personas. Cada quien vive la cárcel de manera distinta, pero todos de alguna manera hemos sido víctimas de la persecución y la tortura por parte de la dictadura de Nicolás Maduro. Yo hoy en día tengo mucho contacto con movimientos que luchan en contra de las autocracias en el mundo.

P.-  Hay un paralelismo con las cárceles de la Unión Soviética, es decir, que en las cárceles de la URRSS se trataba mucho peor al que se consideraba preso político que a un delincuente común…

R.- Nosotros cuando montamos nuestro Movimiento Voluntad Popular, que se nutrió sobre todo de muchos jóvenes, pero también de líderes comunitarios. Uno de los grupos que nos acompañó en la fundación de nuestro movimiento era un grupo de jóvenes que habían estado en la cárcel como experiencia de vida, que se habían renovado, que estaban comprometidos con la construcción de una nueva y mejor Venezuela. Y uno de ellos se convirtió en diputado de la Asamblea Nacional. Su nombre es Gilber Caro. Él había estado preso diez años como preso común y luego fue preso político durante muchos años. Y le pregunté cómo comparaba él su experiencia como preso común y la experiencia como preso político. Y me dijo que no había comparación. El preso político es objeto de la maldad. El preso político recibe las torturas con saña. El preso político no tiene posibilidad de pensar en el momento en el que va a salir, porque todo depende de la voluntad de la dictadura. Eso que dices es tal cual. Los presos políticos reciben mucha más saña, muchas más consecuencias de estar en la cárcel que un preso común.

P.- ¿Cómo ve a la oposición venezolana? ¿Van a ganar a Nicolás Maduro?

R.- Hoy estamos a menos de 50 días de el momento más claro de una transición democrática en Venezuela por distintas razones. Yo soy sumamente optimista de la posibilidad de un cambio que se está viviendo hoy en Venezuela. Y es una posibilidad de cambio real. Han sido muchos años de lucha pero ahora estamos en el mejor momento para construir un cambio que sea pacífico, un cambio que genere estabilidad y crecimiento y solución a la grave tragedia que tenemos en Venezuela. ¿Por qué? Primero que nada porque ocho de cada diez venezolanos quieren cambio. Nunca habíamos estado en esa posición. Cuando Chávez llega al poder, él gana las elecciones y logró utilizar buena parte de la bonanza petrolera que llegó a Venezuela durante el gobierno de Chávez para crear un espejismo. Y la gente votó por el espejismo. En Venezuela no se construyeron escuelas, no se construyeron hospitales, no se construyeron ferrocarriles, no se mejoraron las autopistas, la electricidad está en el suelo, no hay agua potable, nada de eso se hizo. Lo que se hizo fue robar el dinero y gastar esos recursos con programas de corte electoralista. Pero eso se acabó. Segundo, tenemos un candidato unitario, Edmundo González, que después de muchos obstáculos logramos inscribirlo. Edmundo González es un diplomático venezolano de 74 años que siempre ha estado trabajando con la unidad democrática, siempre con mucha vocación democrática y con un compromiso de aportar desde su espacio. Además tenemos a María Corina Machado, quien ganó las primarias, lo ha apoyado y se ha dedicado a recorrer el país impulsando la candidatura de Edmundo González. Entonces tenemos ocho de cada diez venezolanos que quieren cambio, tenemos un candidato unitario, tenemos la unidad de las fuerzas democráticas y tenemos a María Corina Machado, quien ha liderado este proceso de volver a inspirar y a movilizar a los venezolanos. Todos estos factores generan la mejor condición para lograr la transición que nosotros queremos.

P.- ¿Cómo ve España bajo el gobierno de Pedro Sánchez?

R.- La situación de España, al igual que la situación de muchos países europeos, al igual que los Estados Unidos, son democracias que están en momentos de mucha tensión, de mucha crisis, de mucha polarización. Esa polarización lleva a una crispación y lleva a la tensión de las instituciones que se están poniendo a prueba en España y en Estados Unidos donde han condenado a un expresidente y a la familia del presidente actual también lo están procesando. Estamos viendo en países europeos esa polarización que yo creo que es un signo de estos tiempos. La polarización dentro de los países democráticos que está poniendo a prueba el sistema de justicia, la libertad de expresión y la convicción de los ciudadanos de vivir en democracia. Porque si bien todos esos temas son consecuencia de frustración en la población, yo estoy convencido que las fórmulas autocráticas que se plantean desde la izquierda y desde la derecha en España, en Europa y en Estados Unidos, no le van a dar la solución y la estabilidad que requiere. Yo creo que aquí la clave está en resguardar la democracia…

P.- ¿Está en peligro la democracia en España?

R.- Bueno, yo creo que sin duda hay tensión. Es decir, cuando tú ves que hay una discusión permanente sobre la autonomía del Poder Judicial, sobre la libertad de expresión, que nuevamente lo ves en España, en Europa y en Estados Unidos… Es lo que vivimos nosotros en Venezuela. Cuando llega Chávez al poder, Chávez llega de la mano de los venezolanos que lo votaron, un proceso electoral y la estructura institucional de Venezuela fue muy débil, no pudo resistir y en pocos años ya se había desmoronado. Incluso al año de llegar Chávez ya se había cambiado la Constitución, se habían sustituido los poderes públicos, y se había creado una nueva estructura institucional. Es decir, en el caso de Venezuela la destrucción de ese andamiaje fue muy rápido y luego la destrucción de la democracia y de la economía tardó un poco más por el espejismo del petróleo. Ahora esos son los mismos temas que están aquí cuando tú ves incluso la politización que en algunas democracias está ocurriendo de la fuerza pública. Eso es lo mismo que ocurrió en Venezuela. Cuando ves una guerra de culpas entre unos y otros y no hay una un compromiso o no hay una dirección común. Entonces, yo creo que son tiempos duros para la democracia, pero yo tengo fe de que España, Europa, Estados Unidos, van a salir fortalecidos de esta crisis, porque la alternativa es que se destruya la democracia. Es decir, aquí o sale fortalecida la democracia o se va a destruir la democracia. Y en Venezuela cuando se destruyó la democracia fue el primer capítulo de todo lo demás.

P.- Le haremos caso aquí en España para no caer en esas malas prácticas e intentar salvaguardar la democracia…

R.- Yo cada vez que vengo a una entrevista siempre recuerdo lo que es la censura, porque en Venezuela eso lo vivimos desde hace muchos años. Eso comenzó con Chávez que se empeñó en callar a los medios de comunicación, fue cerrando medios de comunicación, fue cerrando estaciones de radio, luego fue cercando a los periódicos, luego incluso cerró un canal de televisión muy famoso que se llama RCTV, y yo recuerdo que yo fui censurado incluso muchos años antes de ir a la cárcel. No me invitaban. Estaba censurado por los medios de comunicación, pero recuerdo las últimas veces que iba antes de entrar en una entrevista, que te sentabas y venía un productor muy amable y te decía: puedes hablar de esto pero de esto no y te sacaba una lista de las cosas que no podías hablar. Eso fue el comienzo. Hoy en día en Venezuela no hay un solo canal autónomo. Esto que estamos haciendo yo no lo puedo hacer en Venezuela, o sea, yo no puedo tener una entrevista como la que estamos haciendo en Venezuela. Allí las gotas de información que llegan lo hacen por las redes sociales que incluso también están contaminadas y han sido manipuladas por parte de la dictadura. Todo esto lo digo porque la libertad de expresión no solamente es un asunto de los medios de comunicación, no solo es un asunto de los periodistas, es un asunto de todos los ciudadanos que cuando se restringe, cuando se estrangula la libertad de expresión, las consecuencias las sufre toda la ciudadanía.

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