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El ex alcalde de Caracas advierte a España ante la deriva de Sánchez: «Cuiden su democracia»

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Antonio Ledezma estuvo más de 1.000 días preso bajo el régimen de Nicolás Maduro

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Rodrigo Villar

Antonio José Ledezma Díaz (San Juan de Los Morros, 1955) es uno de los grandes representantes de la oposición política venezolana en el exilio. No en vano, en el año 2015 fue brutalmente arrestado por orden de Nicolás Maduro cuando era alcalde de Caracas, algo que ha marcado su trayectoria en la lucha contra el régimen chavista. Ahora, en conversaciones con OKDIARIO, advierte a España: «Cuiden su democracia».

Él mismo cuenta a este medio que durante su mandato al frente del consistorio caraqueño una guardia de más de 80 hombres armados y con pasamontañas irrumpieron en su despacho y se lo llevaron detenido sin ningún tipo de orden de captura. Poco después fue encarcelado sin garantías judiciales durante más de 1.000 días hasta que logró huir a Colombia y posteriormente a España, donde reside actualmente. «Vinieron a por mí como si fuera Bin Laden», comenta.

A las 18:30 de la tarde recibe a OKDIARIO en un café del madrileño barrio de Salamanca, distrito donde viven miles de exiliados venezolanos. Viene con sus propios libros, los que desgranan tanto su vida como sus aspiraciones e ideas políticas. ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? y La Tumba son obras que explican la deriva que ha sufrido Venezuela hacia un régimen autoritario.

Con gesto serio responde a este periódico ante cuestiones tan personales como su vida en una cárcel de Venezuela o su exilio en España. También habla de torturas a otros presos. «Jóvenes como Lorent Saleh, como Vilca Fernández, militares como el capitán Caguaripano fueron torturados», lamenta.

PREGUNTA.- Cuando era alcalde de la capital de Venezuela le detienen y le tienen preso más de mil días. ¿Cómo fue esa detención? ¿Cómo fue estar encarcelado más de mil días?

RESPUESTA.- Es un país donde no existe la separación de poderes, donde brilla por su ausencia la seguridad jurídica, donde se habla de que tenemos la Constitución más moderna del mundo, pero no se respeta el derecho a opinar. Esto comienza porque Chávez no toleró que yo le derrotase en la ciudad de Caracas. La Alcaldía Metropolitana, después de la Presidencia de la República, es el cargo público de mayor relevancia y triunfé con más de 800.000 votos y, a los pocos días de haber jurado como alcalde metropolitano, un comando de 40 hombres armados con fusiles, cubriéndose el rostro con pasamontañas, asaltaron el Palacio de Gobierno, secuestraron a los funcionarios que estaban cuidando el edificio y, cuando le reclamé al presidente Chávez, él dijo que era un problema sindical, que él no se metía en problemas laborales. ¿En qué parte del mundo los sindicatos usan fusiles en vez de la ley laboral o la palabra para discutir con sus patronos?

Después de aquello ya no pude despachar desde el Palacio Metropolitano. Fueron invadidos y expropiados más de tres edificios de la Alcaldía Metropolitana. Además Chávez ordenó arrebatarme el 95% del presupuesto de la Alcaldía Metropolitana y nos arrebataron también una serie de potestades. Tuve que hacer una huelga de hambre que me puso al filo de la muerte. Tuve que hacer manifestaciones varias veces. Hay imágenes en YouTube de las golpizas que me dieron y que me condujeron a una clínica donde estuve en cuidados intensivos. Después de Chávez, llega Maduro. Yo vuelvo a ganar la Alcaldía Metropolitana. Cuando yo gano, a los pocos días, designa como jefe de Gobierno, paralelo al alcalde Metropolitano de Caracas, a su ex ministro, que había sido derrotado por mí en las elecciones. Y no conforme con eso, después ordenan detenerme. A mí me detienen en mi oficina de trabajo particular en la Torre Exa de Caracas. A las 17:20 de la tarde sube al piso seis un pelotón de 25 hombres armados con fusiles…

P.- ¿25 hombres armados solamente para detenerle a usted?

R.- Pero abajo había más de 80. Parecía que iban a detener a Osama Bin Laden. Yo me negué a abrir la puerta porque no presentaron ni orden de captura, ni orden de allanamiento. Así que la puerta fue derribada con un instrumento llamado mandarria, a mandarriazos. Tumbaron la puerta, me sacaron a empujones, me lesionaron y me golpearon. Luego me llevaron al Helicoide. Allí pasé la noche. Al día siguiente habilitaron una caravana que yo no sabía si era el presidente de Estados Unidos o el presidente del Gobierno de España al que iban a trasladar. Y allí un juez decidió recluirme en la cárcel militar de Ramo Verde, donde estaba también recluido ya Leopoldo López. Allí, después de los empujones, después de los problemas que se presentaron, me rebrotaron dos hernias, me hicieron un examen médico y decidieron que tenía que ser operado de urgencia. Lo insólito es que, en medio de los dolores que yo tenía de la operación, dentro de la habitación del hospital donde yo estaba convaleciente tenían a dos hombres armados vestidos de negro con fusiles. Yo les decía: «¿Pero qué hacen ustedes aquí? ¿Ustedes creen que yo puedo moverme con este dolor tan intenso que tengo?».

P.- ¿Esas hernias se las produjeron los ataques físicos por parte de los soldados?

R.- Yo había sido operado un año antes y producto de los empujones, del forcejeo que hubo, sobre todo cuando me están sacando, se fue recrudeciendo y se planteó una operación de emergencia. Entre El Helicoide, la cárcel militar de Ramo Verde y la casa por cárcel fueron más de mil días y una sola audiencia, sólo tuve derecho a una sola audiencia y en esa sola audiencia pidieron para mí 25 años de cárcel acusándome de traición a la patria, de conspiración para delinquir, de agavillamiento y de que había llamado a un golpe de Estado porque yo había propuesto, junto con Leopoldo López y María Corina Machado en un documento público, una transición para Venezuela.

P.- ¿Y no tuvo oportunidad de recurrir?

R.- En Venezuela no hay un debido proceso. Eso desapareció. El Tribunal Supremo de Justicia lo integran funcionarios que son sicarios que se visten de jueces, magistrados con toga y birrete que no son sino mandaderos de Chávez en su momento y ahora de Maduro. Yo tenía derecho, según las leyes vigentes, a un antejuicio de mérito por la posición  de alcalde metropolitano de Caracas. Sólo tuve una Audiencia y allí no valieron argumentos, allí no valió ningún tipo de alegato. Mi abogado hizo todas las diligencias posibles. Una de esas noches en que estaba recluido en mi casa, se presentaron de madrugada y me sacaron en pijama y a empujones otro grupo de funcionarios policiales armados y me volvieron a llevar otra vez a la cárcel de Ramo Verde.

P.- ¿En la cárcel de Ramo Verde sufrió torturas, le acosaron de alguna manera?

R.- El hecho de estar privado injustamente de la libertad ya es una tortura. Tú puedes ver el sol, puedes respirar, puedes alimentarte, pero que tú te veas metido en una celda, que te encierren allí a las 18:00 de la tarde y te la abran a las 06:00… Que tengas el derecho a salir un rato al patio y que veas allí las concertinas, las alambradas de púas. Que veas allí a los militares con el fusil vigilándote desde una garita. Eso es ya un atropello, porque yo no he cometido ningún delito. Yo simplemente estaba cumpliendo mis funciones de servidor del pueblo de Caracas. Lo que ocurrió conmigo es lo que ocurrió con miles de venezolanos. En Venezuela hay todavía más de 15.000 personas que están sometidas a juicio. En Venezuela hay tantos presos políticos como en Cuba y más de la mitad de esos presos políticos son militares, por cierto, militares que no están conformes con la manera de cómo se ha violentado el Estado de derecho, cómo se han violado los derechos humanos, cómo se ha desconocido el derecho de propiedad, y de cómo se han cerrado los medios de comunicación. Entre Chávez y Maduro han cerrado más de 400 medios de comunicación entre televisiones, estaciones de radio y periódicos. Todo eso ha sido liquidado en Venezuela, porque éste es un régimen que ni respeta los derechos humanos, ni respeta la libertad de expresión, ni respeta el derecho de propiedad.

P.- ¿Cómo es una cárcel en Venezuela? ¿Cómo es ser preso político en un régimen tan brutal?

R.- Gracias a Dios yo puedo estar conversando contigo, pero no Pablo Franklin Brito, que murió haciendo una huelga de hambre, protestando por cómo se pisoteaba el derecho de propiedad en Venezuela. También el inspector Óscar Pérez, que se rebeló frente a todas estas violaciones de los derechos humanos y fue ejecutado el 15 de enero del año 2018. El inspector Óscar Pérez fue asesinado por órdenes de Nicolás Maduro. Él estaba rendido y pedía incluso clemencia, y la respuesta de Maduro fue sin ningún tipo de compasión y de piedad, y lo ejecutaron. El general Baduel, que fue ministro de la Defensa en el Gobierno de Chávez, fue detenido y recluido en la cárcel, en La Tumba, que es uno de los nombres que lleva uno de mis libros. Luego fue trasladado al Helicoide y murió estando preso en El Helicoide. Jóvenes como Lorent Saleh, como Vilca Fernández, militares como el capitán Caguaripano, han sido torturados. En la cárcel de la que es la Dirección General de Inteligencia Militar, ubicada en Boleíta, existe un calabozo al que llaman el ataúd porque es un calabozo en forma de ataúd colocado verticalmente, donde ubican a los presos con las esposas a las manos hacia atrás; otro que llaman la pecera porque los meten en un espacio de agua donde los ahogan. Existe, por ejemplo, la casa de las muñecas, que es un cajón donde también los acuestan. Existen centros de tortura secretos como La Mariposa. Allí sabemos que al capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo, que lo apresaron, lo llevaron a ese sitio, lo guindaron de un árbol por las muñecas y lo golpearon con un bate de aluminio en los costados y las piernas. También le dispararon cerca de los oídos para reventarle los tímpanos y lo llevaron moribundo al tribunal. El capitán Rafael Acosta Arévalo murió en la misma audiencia. Hay presos que son llevados al Fuerte Tiuna, que llaman la casa de los sueños.

P.- ¿Hay alguna esperanza para poder derrocar a Nicolás Maduro? ¿Cómo está la oposición venezolana?

R.- La fuerza está en la esperanza y en la fe, que son los dos motores que hemos encendido para poner en marcha a un pueblo que no se rinde. Si algún pueblo es meritorio de reconocimientos por parte de la comunidad internacional es el venezolano. Tenemos más de 25 años en resistencia frente a un régimen que no ha podido pulverizar ese espíritu que se pone al servicio de la búsqueda de la libertad. Hablaba hace unos momentos con Edmundo González Urrutia y lo veo optimista. Lo veo cumpliendo de manera cabal el compromiso que asumió, que no es nada fácil, porque luchar en medio de tantas adversidades es poner en riesgo la vida de sí mismo y la vida de sus seres queridos, o la libertad en el menor de los casos. Y por otra parte, también hablaba con María Corina Machado, quien en este momento va camino al Estado Bolívar, que es la zona de la Guayana venezolana, sorteando todo tipo de dificultades. Imagínese usted que aquí el señor Feijóo o el señor Abascal fueran al aeropuerto de Barajas y traten de comprar un billete para viajar desde Madrid hacia Asturias y que le digan no, el Gobierno nos ha prohibido venderles billetes a ustedes. Pues eso ocurre en Venezuela. María Corina Machado no puede usar una línea aérea porque la línea aérea que le expida un billete la cierran o la multan.

P.- ¿Cree que esa victoria contra Nicolás Maduro tiene que pasar exclusivamente por unas elecciones democráticas?

R.- Tenemos los pies sobre la tierra y yo no me llamo a engaño y tampoco voy a falsificar la realidad ante usted y ante la audiencia. Nosotros aspiramos a unas elecciones aceptables. Porque tenemos un régimen que controla los medios de comunicación. Es un régimen que controla el aparato policial, que lo usa para reprimir, para hostigar. Es un régimen que también controla el registro electoral. Ésta es una carrera con muchos obstáculos. La carrera electoral es una carrera con muchos obstáculos. Nosotros le estamos dando ya a Maduro una ventaja. Estamos tan seguros de la victoria que le estamos dando una ventaja. ¿Cuál es la ventaja? Pues bien, en el exilio, como yo hay más de 4 millones de venezolanos con derecho a votar que no vamos a poder votar. Esos son más de 4 millones de votos seguros para María Corina y Edmundo González Urrutia. Pues bien, no vamos a poder votar.

P.- Pero, ¿qué se hace contra eso?

R.- Movilizar a la gente para que en la medida en que vayan colocando trabas llamamos a la tía, al tío, al primo, al hermano, al compadre, al vecino, pidiéndole a los que están allá para que se movilicen, salgan a votar, constituyan los comanditos. Los comanditos son los núcleos que promovió María Corina Machado y que ha confirmado Edmundo González, integrados por mujeres y hombres que van a cuidar las mesas electorales para evitar que nos escamoteen los votos. Es tal la adversidad que está viviendo Maduro, que no quiere que haya observadores internacionales. ¿Y por qué no quiere que lo observen? Porque no quieren que el mundo vea con sus propios ojos la soberana derrota que le va a propiciar el pueblo de Venezuela. Y por eso nosotros no nos detenemos y vamos con la determinación a defender, si es preciso con la vida, el derecho a recuperar la libertad y la democracia en Venezuela.

P.- ¿Cómo ve España bajo el Gobierno de Pedro Sánchez?

R.- Esta misma pregunta me la formularon recientemente en una conferencia a la que asistí en la Universidad de La Laguna, en Tenerife, y viendo las preguntas y las inquietudes de los españoles, yo hacía una reflexión en altavoz. Decía: «A veces pienso que los españoles están buscando lo que no se les ha perdido» y lo que no se les ha perdido todavía es la democracia. A nosotros nos decían en los años 1997 y 1998: «Cuidado porque Venezuela puede ir como como Cuba». Nosotros decíamos que no, que Venezuela no tenía nada que ver con Cuba. Ahora estamos peor que Cuba, porque el cubano que se levanta hoy dice «bueno, el día de hoy va a ser igual que el de ayer», pero el venezolano que se está levantando hoy dice: «El día de hoy va a ser peor que el de ayer». No hay luz, no hay agua potable, no hay gas doméstico, no hay gasolina para surtir los coches, sólo hay dos días de clase a la semana porque no hay educadores, las escuelas están destartaladas, se ha incrementado el número de niños desnutridos, los hospitales están colapsados y hay hambruna. El salario de un venezolano es equivalente a 4 € al mes. La moneda desapareció. Se dice que tenemos el Bolívar fuerte, pero de fuerte no tiene nada, porque allá en Venezuela la economía de hecho está dolarizada, la gente maneja el dólar, el euro, el peso colombiano. Ahora ¿qué pasó? El desprestigio. Llegaron a atacarse tanto los partidos fundamentales de la democracia venezolana, que hubo alguien que llegó a decir que ninguno de los dos tenía moral para gobernar Venezuela. Y ese desprestigio abrió campo a los especuladores, sobre todo a los populistas, a los demagogos que le prometían a la gente que iban a tocar el cielo con las manos. Y en eso llegó Chávez, el falso Mesías. ¿Qué le digo yo a los españoles? Cuiden su democracia, porque aquí hay democracia y nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Cuiden su democracia, porque la democracia es como la flor que uno tiene, que tiene que echarle agüita todos los días. Cuiden la independencia de los poderes públicos. El drama en Venezuela comenzó cuando Hugo Chávez capturó los poderes públicos. Él nombraba al fiscal. Él mandaba hacer expedientes o detenía investigaciones porque controlaba a la Fiscalía, el Gobierno no rendía cuentas…

P.- ¿Ahora mismo hay peligro de perder todo eso en España?

R.- Yo creo que aquí hay factores democráticos que no permitirían que se perdiera la democracia en España.

P.- ¿Y la separación de poderes…?

R.- Ésa es la columna vertebral de la democracia. Si aquí se pierde la separación de poderes… ¿Cómo comenzó Chávez a acabar con la democracia en Venezuela? Capturó el Poder Judicial. Él nombró los jueces de la República y se reunía los viernes en Miraflores con unos magistrados. Busquen la confesión del magistrado Aponte Aponte en redes sociales y verán que el mismo magistrado que ahora está huyendo confiesa que sí, que él se reunía los viernes y que Hugo Chávez le decía «metan preso a fulano de tal» o «el lunes le monta un expediente a Antonio Ledezma» o «el martes le montan un expediente a estos funcionarios militares y me los hacen presos». O sea, no había una Fiscalía al servicio del pueblo. El Tribunal Supremo perdió su autonomía, no rendía cuentas Chávez ni sigue rindiendo cuentas Maduro, y comenzó a atacar a los medios de comunicación. Cuando los medios de comunicación criticaban a Chávez, entonces Chávez los declaraba enemigos del pueblo. «Una maquinaria que responde al imperialismo yanqui, es la maquinaria que responde el espíritu de Cristóbal Colón». Ése era el discurso de Chávez para atacar la libertad de expresión. Un país donde se jacta de ser democrático, pero no hay libertad de expresión, eso no es democracia, puede ser cualquier cosa, pero no es democracia.

P.- ¿Qué le diría a Nicolás Maduro?

R.- Yo le diría a Maduro que nosotros estamos luchando, usando los recursos que nos ofrece el derecho a sobrevivir. Y la lucha no es ni a balazos ni con cañones desde los cuarteles militares, es voto a voto. Vamos a recuperar la democracia con la fuerza del voto.

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