Lampedusa colapsa por la llegada de más de 7.000 inmigrantes africanos
La isla italiana de Lampedusa ha sufrido en las últimas 24 horas una invasión sin precedentes que ha superado todos los records de entradas de inmigrantes ilegales en el país. Esta avalancha migratoria ha desbordado al pequeño municipio que ha llegado a recibir más de 7.000 ilegales procedentes de África.
La situación es tan sumamente grave que hasta el alcalde de Lampedusa, Filippo Mannino, ha pedido al Gobierno de Meloni que intervenga el ejército pues la policía es incapaz de manejar una situación tan extrema.
Sólo el martes, hubo más de 5.000 llegadas y el miércoles por la noche alrededor de 7.000 inmigrantes se agolpaban en el centro de acogida, saturado por este repunte. La cifra ya había descendido este jueves por la mañana por debajo de los 4.500, después de una serie de traslados.
El Ayuntamiento ha declarado el «estado de emergencia» y Mannino, ha marcado como «prioridad» la evacuación de todos los migrantes, paso previo a lo que deberían ser «soluciones estructurales». «No tenemos las estructuras y la logística para afrontar todo esto», ha dicho Mannino, informa la cadena RAI.
Más de 120.000 inmigrantes y refugiados han arribado en lo que va de año a Italia, según datos del Ministerio del Interior. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima por su parte que más de 2.000 han perdido la vida por el camino, incluido un bebé de cinco meses ahogado el miércoles durante una operación de rescate.
Para el vice primer ministro Matteo Salvini, lo que ocurre en Lampedusa «es el símbolo de una Europa que no está». El político ultraderechista ha elevado el tono y los términos en varias entrevistas para referirse a esta crisis: «Cuando desembarcan 120 barcos en pocas horas no es un episodio espontáneo, es un acto de guerra».
Salvini considera que existe un «éxodo organizado» por las mafias, con el objetivo de «poner en dificultades a un Gobierno incómodo». El Ejecutivo de Giorgia Meloni ha abogado por endurecer las políticas, así como por limitar la labor de las ONG que realizan operaciones de rescate en el Mediterráneo.