Lampedusa: la cara y la cruz de un paraíso idílico que recibe a decenas de inmigrantes al día

En la isla, más del 40% de los votantes confiaron en el actual vicepresidente y ministro del Interior, Matteo Salvini, para liderar el gobierno de la República. Ahora, él, aplica la mano dura que prometió contra las oenegés de rescate.

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Joan Guirado

A lo poco de amanecer en la isla siciliana de Lampedusa (Italia), los bañistas adinerados que se pueden permitir unas vacaciones en este idílico archipiélago, conocido como ‘La Puerta de Europa’, empiezan a colocar sus sombrillas y sus toallas en la Cala Francese.

Frente suyo, a menos de media milla, un barco blanco con grandes letras rojas espera poder llegar a tierra tras dieciocho días en alta mar, con más de cien inmigrantes a bordo. Aunque este martes será el último día que lo verán. En la popa del buque se puede leer ‘Open Arms. Bilbao’.

Los turistas que se bañan en las aguas azules de Cala Francese restan impasibles a la realidad que se vive en el interior del barco, donde la lucha por un trozo de sombra provoca peleas internas mientras en la arena, los bañistas pelean por un trozo de sol con el que broncearse.

Solo unas pocas cámaras de televisión, sin ningún famoso en la zona más que el excéntrico expresidente italiano y eurodiputado, Silvio Berlusconi, desde cuya mansión observa a la perfección el buque, indican a estos turistas que allí hay algo de anormal.

En los últimos años la isla de Lampedusa ha cobrado protagonismo por la reiterada llegada de lanchas llenas de inmigrantes que abandonan las costas de Libia con el deseo de entrar a Europa. Nada más lejos de lo que ocurre en Ceuta, Melilla, el Campo de Gibraltar o el Mar de Alborán.

Pero entre Lampedusa y Malta, donde trabajan a día de hoy la mayoría de oenegés, la situación es más compleja que en nuestro país, donde a la llegada de estos inmigrantes se activan una serie de protocolos que garantizan su supervivencia.

En Italia, el ministro del Interior Matteo Salvini, tiene una cruzada personal contra estas oenegés o organizaciones a las que acusa de “traficar con vidas humanas”. Hace meses que no quiere ver ningún barco de rescate de inmigrantes en sus puertos, usando para ello todos los mecanismos legales que existen a su alcance, aunque esto provoque tensiones en su propio ejecutivo e incluso con los tribunales.

Le da votos. En Lampedusa, más del 40% de los electores que votaron en las últimas elecciones italianas eligieron su opción para presidir la República. Tal vez por ello, Salvini se mantiene firme.

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