Jubilados y empresarios miran con preocupación el divorcio con la UE

Empresarios de la ‘pequeña Inglaterra’ española ante el Brexit: «Todos mis clientes son británicos»

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Un grupo de jubilados británicos disfrutan de un tiempo de asueto en el Mediterráneo español, concretamente en la zona alicantina de Orihuela

En la soleada costa del Mediterráneo español, los jubilados británicos y los pequeños empresarios afrontan un futuro lleno de interrogantes, a pocas horas de que el Reino Unido consume el Brexit y abandone este viernes la Unión Europea. «Lo que ocurra a partir de ahora me tiene preocupada», dice Karen Watling, una mujer de 73 años que hace 17 se mudó con su marido a Orihuela Costa, en la provincia de Alicante (sureste), recién jubilada de su trabajo como profesora en la región inglesa de Midlands. Orihuela Costa, repleta de viviendas adosadas de baja altura, es uno de los mayores enclaves de población británica en España.

Son unos 8.000, dentro de una población total de 28.000 habitantes, según datos del ayuntamiento. En sus supermercados hay productos típicos ingleses como alubias al horno o pastel de carne, y en las calles se venden periódicos británicos y abundan los pubs de nombres anglosajones.

Como muchos otros pensionistas de la zona, apodada «Little Britain», Karen Watling está aliviada de saber que los británicos residentes en España tienen garantizado el acceso al sistema público de salud, después del Brexit.

No obstante, le preocupa que la retirada del bloque dañe la economía y el valor de la libra, que ya ha caído desde que el Reino Unido votara en junio de 2016 en favor de salir de la Unión Europea (UE). Dicha caída significa que su pensión pierde poder adquisitivo una vez convertida a euros.

«En los últimos tres años ya hemos perdido un buen dinero. La cosa podría mejorar, o empeorar, no sabemos», añade Watling, detallando que muchos compatriotas suyos de la zona están saliendo menos a comer fuera, porque han perdido poder de compra.

Ella y su marido están preocupados también con la caída del valor de la vivienda en la zona. Un fenómeno debido en parte a la menor demanda de compradores británicos, a causa del debilitamiento de la libra esterlina y la incertidumbre del Brexit.

La pareja vendió su casa en Reino Unido para comprarse una vivienda de tres dormitorios con piscina en Orihuela Costa. Ahora dicen que no tienen adónde volver en caso de que las cosas les fueran mal en España.

Las compraventas de viviendas, a la baja

España acoge unos 370.000 británicos, la mayor comunidad en un país de la UE. Muchos son jubilados, atraídos por el clima templado y el menor coste de vida. Después del Brexit, los británicos ya no tendrán automáticamente el derecho de instalarse en España, por lo que los empresarios de Orihuela Costa temen que se muden menos pensionistas británicos a la zona.

«Todos mis clientes son británicos. Si vienen menos, tengo un problema», afirma Gemma Cobbett, una mujer de 36 años que regenta un local de belleza.

En el tercer trimestre de 2019 hubo 2.193 compras de viviendas realizadas por ciudadanos británicos, el número más bajo desde el mismo trimestre de 2014, según los últimos datos del colegio español de registradores.

Con todo, los británicos siguen siendo de lejos el mayor grupo de compradores extranjeros.

 «Menos oportunidades»

Mark Stucklin, director de Spanish Property Insight, una web de información sobre el sector inmobiliario, dice que está «sorprendidísimo» de ver cómo se ha sostenido la demanda británica desde el referéndum. «Pensaba que quedaría decimada», confiesa.

Para los jóvenes británicos que trabajan en los bares, los agentes inmobiliarios y otros empresarios de Orihuela Cuesta la principal preocupación es la pérdida de la libertad de movimientos.

«Todavía soy joven, y había pensado irme a Grecia en algún momento, pero ahora parece más complicado», cuenta Mike Watkins, un mesero de Leicester, de 26 años, mientras toma el sol en la playa antes de empezar su turno de trabajo. «Siento que ahora tengo menos oportunidades que antes», añade.

Algunos británicos le quitan hierro al asunto, y argumentan que a Madrid y a Londres les interesa que los pensionistas sigan en España.

«Si la vida para los expatriados como yo se vuelve más difícil aquí y decidiéramos volver a casa, eso devastaría la economía española», sostiene Malcolm Cavendish, un carnicero jubilado de 76 años, que se mudó a Orihuela Costa hace casi 17 años y votó por el Brexit.

Del otro lado, añade, si regresaran «sería un jaleo tremendo en Reino Unido, porque el país no sería capaz de bregar» con un retorno tan voluminoso de gente.

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