Hasán Rohaní advierte sobre el peor escenario que puede dejar el coronavirus en Irán

Irán
El presidente iraní, Hasán Rohani.

La República Islámica de Irán sigue siendo uno de los países proporcionalmente más castigados por la pandemia del coronavirus que asola al mundo y el presidente Hasán Rohaní quiso advertir de que la ciudadanía iraní debe prepararse para el peor escenario posible provocado por la enfermedad COVID-19. Aunque este domingo hubo un respiro, según las cifras oficiales, ya que se registraron 60 fallecimientos por esta plaga, el número más bajo de los últimos días.

El país iraní cuenta con más de 5.700 muertes y más de 90.000 casos detectados por la propagación del coronavirus en su territorio y es uno de los países más azotados en el planeta y el más castigado en Oriente Medio. De ahí el aviso lanzado por la máxima autoridad persa para seguir enfrentando esta lacra. Aunque el Ministerio de Salud iraní confirmó que este domingo se registraron 60 nuevos fallecimientos en las últimas horas por coronavirus, el número diario de víctimas mortales más bajo de los últimos días, mientras que la cifra de contagios ha rebasado los 90.000 casos. Respecto al número de casos, los 1.153 contabilizados en las últimas 24 horas representan, no obstante, un leve ascenso respecto a los 1.134 casos del sábado, según el portavoz ministerial, Kianush Jahanpur. De los ingresados, un total de 3.079 personas están en estado crítico.

Hasán Rohaní compareció en la televisión estatal para animar a la población, principalmente ante el desarrollo del mes sagrado del Ramadán; después de haber puesto sobre aviso a sus compatriotas sobre el duro escenario que puede seguir presentándose por la afectación del coronavirus.

El mandatario remarcó la total disposición del Ejecutivo iraní para ayudar a la población y quiso elevar el ánimo de esta. «Nuestra gente siempre ha aparecido en escena cuando hay inundaciones y terremotos. Incluso ahora, durante el mes de Ramadán, volverán para enfrentarse a las dificultades a las que se enfrenta el pueblo».

La alerta emitida por el dirigente persa tiene que ver bastante también con la situación económica que atraviesa la nación y con los planes financieros que debería acometer el país para lidiar con el panorama actual provocado por el cese de gran parte de la actividad ante la pandemia de la COVID-19. «Instamos a planear la producción a largo plazo en base a una visión pesimista de que podríamos enfrentar este virus todavía durante meses», según explicó Rohaní en una reunión con directivos de compañías privadas iraníes de la que se hizo eco la televisión estatal. «Tal vez enfrentaremos esta situación hasta finales de año, no lo sabemos», añadió el presidente de Irán, refiriéndose al periodo anual según se establece en el calendario persa, que termina en marzo de 2021.

Ya durante la semana pasada Irán decidió empezar a abrir autopistas interurbanas y grandes centros comerciales para comenzar a reactivar su economía, duramente sacudida por la actual crisis sanitaria que ha provocado un parón general. Así, se apostó por una flexibilización de los controles ante una leve mejora en las cifras de nuevos casos de afectados por la pandemia durante los últimos días, aunque con el temor existente a que esta reciente reapertura provoque una nueva racha de contagios. Los dirigentes iraníes han venido argumentando su postura persiguiendo el objetivo de mejorar la economía nacional y mitigar el golpe financiero ocasionado por la interrupción del flujo social y económico provocada por la crisis sanitaria. 

La situación no es fácil. La nación está sumida en una caída de precios del petróleo, su principal fuente de financiación, y se ve afectada además por las duras sanciones políticas y económicas impuestas por Estados Unidos a raíz de la salida estadounidense en 2018 del pacto nuclear suscrito con Irán y con potencias como Francia, Alemania, Reino Unido, China, Rusia y la Unión Europea (UE) en 2015 para limitar el programa atómico iraní (JCPOA, por sus siglas en inglés), sobre todo en relación con la materia armamentística.

El Gobierno norteamericano de Donald Trump decidió abandonar el acuerdo al denunciar incumplimientos de términos por parte iraní y determinó la aplicación de una serie medidas de embargo, destacando sobre todo las relacionadas con el crudo, lo que supuso un fuerte golpe a la economía persa. Tras esta medida, el propio Hasán Rohaní respondió con firmeza anunciando que seguiría comerciando con su petróleo y amenazando con bloquear el estrecho de Ormuz, principal zona de paso del comercio petrolero mundial.

Escenario que abrió una espiral de incidentes relacionados con buques cargueros en aguas del Golfo y ataques a infraestructuras petrolíferas y aeroportuarias en Arabia Saudí, gran rival de Irán en Oriente Medio y representante principal de la rama suní del islam, contrapuesta a la chií defendida por la República Islámica de Irán.

La comunidad internacional y prácticamente toda la árabe en particular (con alguna excepción como Qatar) señalaron a Irán y a agentes pro-iraníes como responsables de estas ofensivas. Extremo negado por el régimen de los ayatolás, del que es conocida su intromisión en los asuntos de otros Estados vecinos a través de las Fuerzas Quds, división internacional de la Guardia Revolucionaria Islámica (cuerpo de élite del Ejército iraní); como es el caso de Líbano, con el sustento iraní a la milicia chií de Hamás; Siria, con el apoyo a la milicia chií de origen afgano Liwa Fatemiyoun; Yemen, con el soporte dado a los rebeldes hutíes en la guerra civil yemení; o Irak, con la alianza establecida con las chiíes Fuerzas de Movilización Popular.

 

Lo último en Internacional

Últimas noticias