Francisco Poleo: «La represión es total pero sin comida ¿a qué le vamos a tener ya miedo en Venezuela?»

Venezuela
Francisco Poleo, vicepresidente del periódico venezolano 'El Nuevo País'.

El oficio de periodista es en Venezuela «un acto de fe… de fe en que no te va a pasar nada, porque si lo piensas bien, lo normal es que sí te pase». Las publicaciones de las que Francisco Poleo es vicepresidente, ‘El Nuevo País’ y la revista ‘Zeta’ sufren una persecución total por parte de la dictadura de Nicolás Maduro, y cuatro de los miembros de la familia que los dirigen se han visto forzados al exilio, él incluido. «Pero la gente ya ha entendido que de esta dictadura sólo se sale manteniendo la presión en la calle… y con apoyo internacional».

P.– Me ha hablado ya dos veces de PDVSA, la petrolera estatal que interpuso una demanda a su periódico a finales de 2016. ¿En qué situación está esta demanda?

R.– Nosotros reprodujimos un informe de la agencia Bloomberg que demostraba cómo PDVSA está intentando vender como sea Citgo, una de las redes de gasolineras más grande de EEUU, propiedad del Estado venezolano, a través de PDVSA. Abrimos con ello ‘El Nuevo País’. Y al día siguiente estaba el presidente Maduro en cadena de radio y televisión enfurecido. Sin ningún pudor, ordenó al presidente de PDVSA, sentado entre el público, que nos demandara “hasta vernos el hueso”. Nos demandaron en menos de una semana por difamación e injurias. No sólo a los editores, sino a la vicepresidenta de Publicidad, el jefe del taller de la imprenta… Para amedrentarnos. Desde entonces, hemos sufrido todo tipo de presiones: amenazas anónimas, amenazas gubernamentales, todo el catálogo de persecuciones…

P.– ¿Qué tipo de amenazas? Concrete, por favor.

R.– Ellos tienen el monopolio de la venta de papel periódico. El Estado no nos deja importar papel porque dice que lo revendemos. Pero ellos quieren el monopolio para revenderlo ellos… El monopolio se llama Complejo Editorial Alfredo Maneiro y desde ese momento les dieron la orden para que no nos vendieran más. Nos vimos obligados a dejar de circular como un diario y pasar a ser un semanario. Pero nos hemos convertido, sin darnos cuenta, en la plataforma opositora en medios impresos. Somos un semanario de análisis y opinión en el que escriben todas las figuras de la oposición: los dos últimos presidentes de la Asamblea Nacional [Henry Ramos Allup y Julio Borges], Lilian Tintori… También, a través de su esposa, escribe el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma… Y otra cosa que les molestó es que le dimos caída al chavismo disidente del que hablábamos antes. Varios ex ministros de Chávez, como Jorge Giordani y Héctor Navarro, que era a quien le dejaba la presidencia Chávez cuando viajaba. Saben que eso les socava las bases del partido, cuyo control han perdido completamente. Eso los tiene descolorados, y por eso mismo no hacen elecciones.

P.– ¿Cómo es el día a día para ejercer la libertad de expresión en Venezuela? ¿Qué tipo de presiones sufre un reportero en Venezuela hoy?

R.– Mire, hoy es una tarea para los más valientes, es casi de fe. Salir simplemente con la fe de que no te va a pasar nada. Porque si te pones a pensar mucho, te das cuenta de que las posibilidades de que sí te pase son mayores que las de que no. Hemos tenido periodistas detenidos, han bombardeado con bombas lacrimógenas nuestra sede, nos han intentado expropiar el edificio, han tratado e invadirnos, ya van cuatro exiliados dentro de la familia que lleva el periódico… atentados, amenazas, de todo nos ha pasado. Pero le pasa a todos los medios. Todos han tenido que decidir entre bajar la guardia, venderle a personajes del Gobierno, o cerrar sus puertas porque ya no puedan más. Por ejemplo, estos días de manifestaciones recientes, uno prende cualquier canal privado de televisión y ninguno transmite las marchas y la represión. Porque tienen el precedente de Radio Caracas Televisión, que simplemente fue cerrada por el Gobierno chavista. Medios impresos en resistencia quedamos muy pocos, alguno regional con fuerza y dos o tres a nivel nacional. Y lo que quedaba como válvula de escape que eran las redes sociales, la TV por cable, los portales digitales, ya han empezado a censurarlos. Hace dos años echaron a NTN24 de Venezuela, ahora sacaron a la CNN en español. Hace menos de dos semanas anunciaron que empezarán a censurar Twitter.

«Nos vimos obligados a dejar de circular como un diario y pasar a ser un semanario. Pero nos hemos convertido en la plataforma opositora en medios impresos»

P.– La oposición lucha sola en las calles, el régimen inhabilita a sus líderes —como a Capriles recientemente— o los encarcela, como a Leopoldo López…

R.– …y ya llevaba un tiempo inhabilitado también…

P.– …¿Qué apoyos tiene la libertad ahora mismo en Venezuela?

R.– Mire, el apoyo de la comunidad internacional ha sido básico hasta ahora. Ha sido la mejor herramienta. La que permitió que se aceptaran elecciones parlamentarias, aparte del apoyo de las FFAA. Cada vez pierden más apoyos en el planeta. Hace menos de un año, en junio de 2016, cuando se comenzó a discutir la aplicación de la Carta Democrática en la OEA, el apoyo era de 10 u 11 países… Ya van por 20, se ha doblado. Y eso a ellos por temas financieros los golpea muchísimo. Y porque saben que en algún momento van a tener que salir del poder y tienen que irse a algún lado. ¿Adónde escapo? Irse a Cuba o a Rusia es convertirse en un rehén, porque esos dos en cualquier momento le intercambian algún islote a EEUU por 20 de ellos. El apoyo internacional es fundamental. En el caso de España, tenemos un Gobierno, el de Mariano Rajoy, que siempre ha sido muy solidario con la causa venezolana en acciones formales. Ahora se está presentando un proyecto en el Congreso para que España tome un papel más protagónico en este asunto. Es un tema de soberanía española, pero como venezolano, le digo que sería un apoyo increíble para la casa democrática.

P.– ¿Cuáles son los objetivos irrenunciables de la oposición? Porque Maduro, antes de viajar a Cuba lanzó la especie de que estaba “deseando” que hubiera elecciones regionales. ¿Con eso valdría para volver al diálogo?

R.– Eso no es más que un caramelo, para ver si con eso logra calmar las calles. Y de hecho él, en su torpeza discursiva, dijo “estoy ansioso por que haya regionales, espero que el CNE las convoque”… ¡Como si el CNE no dependiera de él! “Espero que el CNE las convoque para que dejen las guaridas [manifestaciones]”. ¡Te descubriste! Eso es lo que quieres, ¿no? Eso no cambia nada, si no has reconocido la Asamblea Nacional, si tienes controlados a todos los demás poderes, qué nos garantiza que vas a reconocer a gobernadores y alcaldes que en su inmensa mayoría van a estar en tu contra. Porque la oposición arrasaría en cualquier elección que se celebrara en Venezuela en este momento. Y está unida por las protestas en paz, para exigir irrenunciablemente: elecciones generales, el reconocimiento de la Asamblea Nacional, la liberación de los presos políticos y la apertura de un canal humanitario. 

P.– Y hasta que no se alcancen no se va a abandonar la presión en las calles.

R.– Es así. Ellos intentarán desarticular esa presión callejera de cualquier manera, como lo del diálogo que ya les funcionó en dos oportunidades, recientemente y en 2014 también.

P.– El lunes nos llegó una foto a la redacción de un herido grave en la marcha de Caracas, pero no la publicamos porque no la pudimos verificar. Sí vimos helicópteros bombardeando con gases lacrimógenos, un bebé intoxicado cuando se atacó la clínica en la que estaba porque en ella atendían a la diputada Delsa Solórzano, herida en el pecho… ¿Esto es normal o es una escalada desesperada del régimen?

R.– Lo que se vio este lunes fue absolutamente horrible. Eso de disparar desde un helicóptero… eso es bombardear a la población civil. Si desde esa altura te cae una bomba lacrimógena en la cabeza te puede matar, ¿y quién te asegura que va a caer en el suelo y simplemente va a explotar para echar su humo? Hay otra fotografía que está dando la vuelta al mundo, que es de un francotirador uniformado un edificio del Ministerio de Asuntos Penitenciarios, con la cara al aire y un rifle apuntando a las manifestaciones. ¿Qué estaban buscando? Vimos al bebe que casi se asfixia… ¡y miles de casos! Si me pongo aquí a hablar de casos, nos vamos a tirar todo el día. Lo que se vio este lunes fue algo realmente dantesco. Una represión sin nombre que duró hasta bien entrada la noche. Mire, esto [muestra la foto] es echarle gasolina al fuego. Porque los manifestantes en Venezuela ya no tienen miedo. Y es algo sociológico, psicológico. Si ya no tengo con qué comer, si ya no tengo con qué curarme si caigo enfermo, si ya no tengo cómo comprar una vivienda, ¿a qué más le voy a tener miedo? ¿Ya qué? Si no me matas tú, me mata la delincuencia en las calles.

P.– ¿Hay riesgo de un estallido social violento? Al ver los helicópteros bombardear a los manifestantes, uno sólo podía recordar cómo empezó la guerra de Siria, espero que salvando muchas distancias…

R.– Sí, claro que se puede ir de las manos. Hay que tener cuidado. Porque ellos están utilizando la misma táctica que utilizaron en 2014, cuando infiltraron las marchas con supuestos manifestantes que causen destrozos y les justifiquen detenciones como la de Leopoldo López, o cosas mucho más radicales incluso. La oposición ha sido firme en no apoyar al violencia en las calles. Ha habido algunos focos, pero el que sale a manifestar no sale encapuchado, el pueblo opositor no sale en chapuceado. Se encapucha cuando lo vana  reprimir, que es otra cosa. Hemos hecho un esfuerzo informativo de enseñarle a la gente cómo reconocer a esos infiltrados: es gente que se mete en las manifestaciones y empieza a llamar a la gente para insultar a los políticos… “Son idiotas, no sigan a los políticos, vénganse con nosotros, vamos a atrancar la calle…” Pero algo ha cambiado en estas manifestaciones y es que las encabezan los diputados, la gente ya no se siente tan carne de cañón como antes, porque ve a sus dirigentes marchando con ellos. Al diputado Juan Requesens [de Primero Justicia, integrada en la MUD] le reventaron la frente, y ése fue el inicio de las manifestaciones. Desde entonces todos han recibido algún golpe, bombazo, han acabado en clínicas… Eso le da ánimo a la gente, ver que sus líderes están ahí con ellos. Le tienen mucho miedo a la unidad opositora y han hecho todo lo posible para desunirla.

P.– De hecho, en el último diálogo entre el Gobierno y la oposición estuvieron a punto de lograrlo…

R.– Estuvieron muy cerca, pero gracias a Dios para la casa democrática no lo lograron. Lo peligroso es que hay personas que les sirvieron de tonto útil al Gobierno para dividir a la oposición. Y el Gobierno es muy hábil para estos temas porque no son ellos, sino esas conexiones con el G2 cubano y la inteligencia rusa, que saben cómo manejar el tema comunicacional. Empezaron a infiltrarse. La información que tenemos en eso es enorme, de cómo han logrado organizar un aparato comunicacional con el que dominan las redes de un modo increíble. Una de las cosas de las que acusaban a los dirigentes opositores era de cobardes. Quiero pensar que tras lo de este lunes ya no se lo llamarán más. Nadie recibe tanto golpe por gusto.

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