Papa Francisco

La debilidad impide al Papa oficiar el Domingo de Ramos en el Vaticano y aparece para pronunciar 7 palabras

La presencia del Papa Francisco en la plaza de San Pedro del Vaticano no estaba prevista, y ha aparecido por sorpresa

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Paula M. Gonzálvez

Aunque han pasado 3 semanas desde que recibió el alta, tras 38 días en el hospital, el Papa Francisco no ha tenido las fuerzas necesarias para oficiar la misa de Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro del Vaticano, que marca el inicio de la Semana Santa. Todos los feligreses presentes han dado por hecho la ausencia del Santo Padre al ver que no era él quien tomaba la palabra este domingo, hasta el momento en el que lo han visto aparecer por sorpresa.

El Sumo Pontífice ha hecho acto de presencia repentinamente, en silla de ruedas y visiblemente frágil, lo que no le ha impedido ser empujado hasta el altar, donde finalmente se le ha cedido el micrófono para dirigirse a los fieles que han abarrotado la plaza. Únicamente ha podido pronunciar 7 palabras en un tono débil: «Buen Domingo de Ramos, buena Semana Santa».

El Papa Francisco no ha podido extenderse más, dado que aún se está recuperando de la neumonía bilateral por la que tuvo a toda la comunidad católica en vilo, ya que el diagnóstico no parecía favorable en un principio. A ello se sumó su edad, 88 años, y su historial médico, que recoge dolencias desde su juventud, incluidas algunas respiratorias. De hecho, le extirparon parte de un pulmón.

Finalmente, Jorge Mario Bergoglio, primer Papa jesuita y primero también del hemisferio sur, recibió el alta el pasado 23 de marzo. No esperó a salir del hospital para agradecer las oraciones por él, y reapareció públicamente en el balcón del Gemelli de Roma para expresarlo sin intermediarios: «Gracias a todos».

Fue la imagen más esperada del Pontífice, la primera desde su ingreso. Únicamente se conocían detalles sobre su estado de salud por los detalles de los últimos partes médicos que el Vaticano fue transmitiendo.

La presencia de Francisco en la plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano no estaba prevista, pero el revuelo que se ha producido de pronto ha dejado claro al resto de fieles que el Santo Padre, por sorpresa, no ha renunciado a presenciar un año más la misa que da inicio simbólicamente a la Semana Santa, aunque haya sido durante unos segundos.

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