Condenado a 40 cadenas perpetuas el autor del atentado en una discoteca de Estambul

Condenado a 40 cadenas perpetuas el autor del atentado en una discoteca de Estambul
La foto difundida por las autoridades turcas del sospechoso principal de ser el autor del atentado de Estambul. Foto: AFP

Ya hay castigo para el responsable de la matanza de Estambul. Un tribunal turco condenó el lunes a 40 cadenas perpetuas al uzbeco reconocido culpable de perpetrar el atentado de Año Nuevo de 2017 en una discoteca de Estambul en el que murieron 39 personas.

Abdulkadir Masharipov, cuyo juicio empezó a finales de 2017 ha sido condenado a 40 condenas de prisión perpetua, una por cada una de las 39 víctimas -de ellas 27 extranjeras – y otra por el conjunto de la matanza reivindicada por el grupo Estado Islámico (EI), según la agencia estatal Anadolu.

El atentado, en la selecta discoteca Reina, en el Bósforo, también dejó cerca de 80 heridos.

Masharipov, que fue detenido dos semanas después del atentado, confesó ser el autor. Pero durante una audiencia, en febrero de 2019, se retractó, afirmando que no lo había hecho y que no era el «individuo con un kalashnikov en las manos» que fue visto en la discoteca.

El atentado de Reina fue el primero en Turquía que reivindicó directamente el EI, aunque Ankara le ha imputado otros ataques.

La discoteca Reina fue parcialmente demolida en mayo de 2017 por orden de la municipalidad de Estambul por infringir la legislación de urbanismo, y no ha vuelto a reabrir sus puertas.

Entrenado

La masacre en la discoteca Reina marcó de forma sangrienta aquel año en Turquía, un país sacudido en 2016 por una ola de atentados atribuidos al EI y a rebeldes kurdos. El estado de emergencia, instaurado tras el fallido golpe de Estado del 15 de julio de aquel año, fue prolongado el martes durante tres meses más.

Armado con un fusil de asalto, un hombre irrumpió delante de la discoteca Reina, situada a orillas del Bósforo, y mató a dos personas en la entrada antes de penetrar en el local y cometer la masacre.

Las autoridades estiman que el atacante había recibido un entrenamiento avanzado para usar armas, según medios turcos. Los investigadores creen que utilizó cargadores dobles para optimizar el tiempo de recarga y granadas cegadoras para desorientar a sus víctimas, mientras se aseguraba que les apuntaba a la parte superior del cuerpo para aumentar el número de muertos.

El diario Haberturk explicó que que tras haber perpetrado la matanza, el sospechoso tomó un taxi que le llevó hasta un restaurante uigur de Zeytinburnu, un barrio del este de Estambul, donde pidió prestado dinero para pagar la carrera.

Varios medios informaron que el supuesto asesino llegó en noviembre a Konya (sur) con su mujer y sus dos hijos «para no llamar la atención».

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