Los republicanos trumpistas impiden por sexta vez que su candidato presida el Congreso de EEUU

Nuevo revés para el congresista Kevin Mccarthy, que ha visto cómo sus compañeros del ala dura le hacían perder también este miércoles las tres votaciones para presidir el Congreso de EEUU. Así pues, la Cámara de Representantes, en la que los republicanos tienen mayoría, sigue sin presidente tras seis votaciones, un hecho sin precedentes en los últimos 100 años. El favorito, el republicano Kevin McCarthy, no obtuvo los votos suficientes a pesar de que el ex presidente Donald Trump pidió al ala dura del partido, precisamente, los trumpistas, que votara por él.

Pero la veintena de congresistas republicanos del ala más conservadora sigue bloqueando la elección de Kevin Mccarthy, el gran favorito para sustituir a la demócrata Nancy Pelosi. Este grupo quiere aprovechar que el partido dispone de una corta mayoría tras las elecciones de mitad de mandato para imponer sus condiciones, en especial las que se refieren a investigar al presidente Joe Biden y a su hijo Hunter por sus turbios negocios en Ucrania. Pero sin el apoyo de esa veintena de trumpistas, McCarthy no puede ser elegido.

Tras la histórica votación fallida para elegir al congresista Kevin Mccarthy para la Presidencia de la Cámara de Representantes, incluso el ex presidente Donald Trump había pedido este miércoles a sus seguidores en el partido que dejaran de bloquear al candidato McCarthy y que parase la división interna que ha impedido llevarle a la Presidencia del Congreso norteamericano. Pero su llamamiento ha sido en vano. Nuevamente, perdió las otras tres votaciones.

McCarthy, de 57 años, ha accedido a muchas de las peticiones de este grupo de trumpistas, pero sigue la negociación sigue sin avanzar. En realidad, hay que tener en cuenta que, hoy por hoy, no hay un rival que le haga sombra; el único nombre que circula como posible alternativa es el del jefe del grupo republicano, Steve Scalise, pero por el momento no tiene apenas opciones.

Como recuerdan todas las crónicas, hace un siglo que no se veía semejante boicot en la Cámara Baja norteamericana, donde un grupo de republicanos, algunos de ellos partidarios de Trump, bloquean la candidatura de McCarthy, poniendo incluso en peligro su carrera política. Él mismo insinuó que no volvería a presentarse tras las tres primeras votaciones fallidas.

Nada hacía sospechar que los republicanos reaccionarían así al inicio la votación, ya que tenían mayoría en esta Cámara tras las elecciones legislativas de noviembre. Una ventaja más corta de lo que se imaginaban antes de los comicios, pero que les da el poder necesario para comenzar las investigaciones contra el presidente demócrata Joe Biden y su hijo Hunter.

Sin embargo, hubo un problema: que los republicanos del ala dura consideran que Kevin McCarthy es demasiado moderado, lo que, por ahora, ha dado al traste con los proyectos del partido de Donald Trump. «Es hora de que todos nuestros grandes miembros republicanos de la Cámara voten por Kevin, cierren el trato y logren la victoria», publicó Trump en las redes sociales el miércoles. «Republicanos, no conviertan un gran triunfo en una gigantesca y vergonzosa derrota», dijo. «Es hora de celebrar, te lo mereces», dijo Trump. «Kevin McCarthy hará un buen trabajo, y tal vez incluso un gran trabajo».

McCarthy necesita 218 votos en la Cámara, algo que supuestamente debería ser fácil de conseguir al disponer de una mayoría de 222 escaños. Pero el candidato republicano no ha superado los 203. Esta situación, sin precedentes en los últimos 100 años, paraliza por completo la institución. Sin presidente de la Cámara, los congresistas no pueden prestar juramento y, por lo tanto, aprobar ningún proyecto de ley. Incluso los republicanos no pueden iniciar la investigación contra Joe Biden.

Parte del ala duda de los republicanos considera que McCarthy no es suficientemente leal a Trump, quien ha iniciado de nuevo la carrera electoral para las elecciones presidenciales tras perder contra Joe Biden en 2020. El problema es que McCarthy tampoco puede hacer concesiones que lo pongan en contra de los más moderados del partido, cuyo voto también necesita.

La última vez que se necesitó más de una ronda de votación para elegir a este presidente, conocido como speaker, fue hace un siglo, en 1923. Antes, en 1855, se necesitaron 133 vueltas durante dos meses.