Abiertas las conversaciones para salvar el pacto nuclear con Irán
Viena ha acogido el cónclave para salvar el pacto nuclear suscrito con Irán en 2015, el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), establecido para controlar durante estos años el programa atómico iraní, a cambio de contraprestaciones políticas y económicas; un acuerdo del que se dudaba tras el abandono de éste por parte de Estados Unidos hace un año, por decisión de la Administración dirigida por Donald Trump, y en el que todavía permanecen Rusia, China, Alemania, Reino Unido y Francia.
En la capital de Austria se ha buscado retomar el diálogo entre los países firmantes del acuerdo e Irán para salvaguardar este tras la salida norteamericana; una marcha que derivó en posteriores sanciones económicas y políticas impuestas por el Gobierno Trump sobre el país iraní, hecho que ha ido desencadenando una serie de reacciones políticas y agresiones atribuidas a Irán o a agentes proiraníes, sobre todo navales, que han generado una escalada de tensión en la región del golfo Pérsico, ya casi insostenible.
El régimen de los ayatolás, que había anunciado previamente su intención de dejar de cumplir diversos aspectos del pacto nuclear tras las sanciones recibidas, manifestó en Viena su intención de seguir vendiendo su petróleo a pesar de los impedimentos impuestos por EEUU. El Ejecutivo estadounidense, dentro de las sanciones decretadas contra el país persa, quiso golpear duro a su economía eliminando las exenciones a la compra de crudo de la que disfrutaban diversos países; para así asfixiar la principal vía de ingresos iraní, que es la del comercio del ‘oro negro’. Hasan Rohaní, presidente de Irán, ya habló en su día de seguir enriqueciendo uranio ante la falta de apoyo internacional para hacer frente a las medidas impuestas por EEUU contra su nación.
Talante positivo
El encuentro en tierras austríacas duró unas horas y, tras este, el principal enviado iraní, Abbas Araghchi, mostró un talante positivo por el ambiente “constructivo” que hubo alrededor de la cumbre; a pesar de lo cual, sí hubo ciertas “quejas mutuas” sobre diversos puntos del citado pacto nuclear. El propio Araghchi resaltó que su país seguirá enriqueciendo uranio e incumpliendo ciertos puntos del tratado si no se respeta lo que se firmó en 2015 y si no se recibe cierto apoyo internacional ante la presión ejercida, sobre todo por parte de EEUU.
“Seguiremos recortando nuestros compromisos en el acuerdo mientras los países europeos no garanticen los intereses iraníes”, señaló Abbas Araghchi, diputado político del Ministerio de Exteriores de Irán. En la misma línea se ha pronunciado Abbas Musaví, portavoz de Exteriores de Irán: «Los esfuerzos diplomáticos continuarán para salvar el JCPOA. Si estos esfuerzos no logran resultados, Irán dará el siguiente paso para reducir sus compromisos”.
Viena volvió a ser el escenario seleccionado para tratar el asunto nuclear iraní, allí fue donde se firmó el primer acuerdo hace cuatro años y, no por casualidad, se decidió regresar al mismo emplazamiento para retomar las conversaciones con el objetivo de salvar el pacto que estaba en serio riesgo de saltar por los aires tras los últimos acontecimientos vividos. Washington tomó la determinación de salirse del pacto e intentar golpear política y económicamente a Irán para obligar a los dirigentes iraníes a suscribir un pacto más restrictivo, pero esta acción ha acabado desembocando en una ‘rebelión’ por parte de Irán que ha llegado hasta el extremo de amenazar la seguridad marítima en el golfo Pérsico y poner en riesgo la paz en Oriente Medio.
Recientes episodios, como el ataque a petroleros en el golfo de Omán, la interceptación de buques británicos en el estrecho de Ormuz, principal zona de paso del comercio mundial de petróleo, o como la detención de un carguero iraní en aguas de Gibraltar, han generado una preocupación real ante un posible enfrentamiento armado mayor si no se pone el suficiente freno a esta situación. Precisamente, la retención del buque persa Grace 1 en aguas gibraltareñas, bajo la acusación de tratar de llevar petróleo a Siria, incumpliendo el embargo decretado por la Unión Europea contra este país sirio por la guerra que se vive en su territorio, fue catalogada por Araghchi como una violación del pacto nuclear: “Los países firmantes no deben obstaculizar la exportación de crudo iraní”.
También, a raíz de este encontronazo, Reino Unido ha incrementado su presencia naval en aguas del golfo Pérsico. Las autoridades británicas han seguido enviando fragatas de guerra a la región con el principal objetivo de proteger a sus navíos comerciales ante posibles amenazas marítimas en la zona, como la que sufrió la embarcación British Heritage, que fue interceptada por elementos de la Marina iraní.
Inseguridad
Desde el polo político encabezado por EEUU, del que forman parte naciones que son enemigas históricas de Irán como Arabia Saudí o Israel, se ha señalado a Irán como principal culpable de la situación de inseguridad e inestabilidad que se respira en Oriente Medio, responsabilizando a la nación persa y a sus grupos afines, como los rebeldes hutíes que luchan en la guerra de Yemen, de las ofensivas llevadas a cabo en aguas del golfo Pérsico, e incluso contra intereses armamentísticos, petroleros y logísticos en territorio de Arabia Saudí, como los ataques perpetrados contra el aeropuerto saudí de Abha.
Ante esta difícil situación, se espera que se sigan sucediendo las conversaciones para buscar una solución negociada al conflicto actual. Los enviados especiales a la cumbre de Viena por parte de Rusia, China, Reino Unido, Alemania y Francia ya dejaron clara su intención de volver a dialogar con Irán para salvar el JCPOA; por lo que, tras unos esperanzadores contactos en tierras austríacas, parece ser que se han sentado las bases para una próxima reunión, pero ya subiendo en el escalafón, con miras de alcanzar el primer nivel ministerial, de cara a llegar a acuerdos más en profundidad.